Mandemos al ‘Hombre sentado en el sofá’ al museo
Se están recogiendo firmas en Change.org para hacerlo

Todos conocemos a algún ejemplar de esa especie masculina que no colabora en las tareas del hogar. La idea ni se le pasa por la cabeza. Es una variedad en vías de extinción, pero ahí sigue. Acabar con ella es el objetivo de una campaña que reproduce a escala natural uno de esos Hombres sentados en el sofá. Esa escultura hiperrealista es la pieza central de una exposición que se ha abierto hoy al público en el Matadero de Madrid. El objetivo de la acción es promover la corresponsabilidad en los hogares y detrás están la Asociación Yo No Renuncio, el Club de Malasmadres y Kaiku Sin Lactosa.
Pero como tampoco se trata de dejar sin hogar al Hombre sentado en el sofá, se está haciendo una recogida de firmas en la plataforma Change.org para que el Museo Arqueológico Nacional lo incluya en su colección.
El mensaje es claro: la especie está en extinción y es reflejo de una sociedad arcaica. Aunque cada mucho camino por delante, datos del estudio Somos Equipo, en el que han participado más de 24.000 españoles, indica que las cosas empiezan a cambiar: el 30% de los hombres dice encargarse de tareas como cocinar, el 28% de hacer la compra y el 24% se ocupa de bañar sus hijos. La encuesta desvela que el 11% de mujeres ya convive con parejas que se responsabilizan totalmente de las tareas domésticas, como la limpieza del hogar o planchar y el 36% hace un reparto igualitario de tareas.
En palabras de Laura Baena, fundadora del Club de Malasmadres y presidenta de la Asociación Yo No Renuncio por la Conciliación, “necesitamos más hombres referentes, que se impliquen y trabajen para hacer equipo con sus parejas en el hogar. Este cambio social tendría consecuencias positivas no sólo para la familia, sino también para el ámbito laboral y social, trabajando en pro de una igualdad real. Es importante que la implicación del hombre se centre en aquellas tareas que son menos reconocibles y que tienen como principales responsables a las mujeres: las tareas invisibles. De esta forma, con el tiempo y la práctica, la satisfacción al realizar estas tareas serán cosa de hombres y mujeres”.
