Las feministas en China lo tienen más difícil
El bloqueo a Voces Feministas en Weibo es el último caso de persecución a este colectivo

Protestar en China siempre ha sido complicado, e internet no es una excepción. El gobierno del país empezó a controlar la actividad online de sus ciudadanos casi desde que internet llegó al país, a mediados de los noventa. El Gran Cortafuegos (oficialmente Proyecto Escudo Dorado), la red de censura más eficaz del mundo, filtra desde hace años todo el contenido que se publica en la red. En junio de 2009, el gobierno anunció que estaba reclutando a “decenas de miles de voluntarios” (se habla de 30.000 miembros) para participar en las ‘brigadas de internet’, que colaboran con las autoridades en la supervisión de esos contenidos.
Un mes después tuvieron lugar los disturbios de Urumchi, que se saldaron con al menos 184 muertos y más de un millar de heridos. Con la excusa de sofocar la revuelta, el gobierno cortó la conexión a internet, cerró webs locales y bloqueó Facebook, Twitter, Google y YouTube. Weibo nació unas semanas después con el objetivo de ofrecer una alternativa a las redes bloqueadas. Sus características y funcionamiento son muy similares a los de Facebook y, sobre todo, Twitter. La usan cerca del 30% de los internautas chinos y durante años fue considerada un espacio de relativa libertad. Al menos para el estándar de un país que está a la cola del mundo en libertad de expresión, según Reporteros sin Fronteras. Se sitúa en concreto en el puesto 176 de la tabla de 180 países de la organización, solo por delante de Siria, Turkmenistán, Corea del Norte y Eritrea.
El último caso de censura en Weibo que ha saltado a los medios es el de la organización Voces Feministas, bloqueada durante un mes del conocido como Twitter chino. Según la versión oficial, el veto se debe al incumplimiento de las leyes chinas. Según ellas, tiene que ver con sus críticas a Donald Trump y su apoyo a la huelga internacional de mujeres del próximo 8 de marzo. El bloqueo ha sido denunciado por otras activistas como Li Tingting, conocida en internet como Li Maizi o Woman in China, que invita a sus compatriotas a sumarse a los actos organizados para el Día de la Mujer.
No es la primera vez que las autoridades chinas emprenden acciones contra activistas feministas. En 2015 detuvieron a cinco (una de ellas era Li Maizi) por poner en marcha una campaña de concienciación contra el acoso sexual en el transporte público. Su peligroso plan era repartir pegatinas con mensajes como Acabemos con el acoso sexual, ofrézcannos seguridad o Policía, detenga al acosador. Al final las detenidas fueron ellas. Las tuvieron arrestadas durante 37 días. Desde 2013 la legislación permite imponer penas de prisión a cualquiera que difunda por internet “rumores” o “información perjudicial” para el estado. Solo en 2015 fueron detenidos doscientas personas por ello.
Parece, además, que las cosas van a ir a peor. El pasado mes de noviembre fue aprobada una polémica Ley de Ciberseguridad que permitirá al estado un control aún más férreo sobre internet. Entre otras cosas, obligará a las redes sociales y servicios online a solicitar el nombre real de sus usuarios para evitar los seudónimos y obligará a las empresas a almacenar todos sus datos y archivos de forma local, lo que facilitará el control estatal. Entrará en vigor el próximo mes de junio.