Este año se cumplen 135 años del nacimiento de The Coca-Cola Company. En este tiempo han cambiado muchas cosas, pero no la misión de la empresa, que Natalia González-Valdés, directora de asuntos públicos, comunicación y sostenibilidad de Coca-Cola en la zona Mediterráneo, resume en una frase: “refrescar al mundo y marcar la diferencia en la vida de las personas y del planeta”. Este último objetivo cobra cada vez más importancia. “Cada día nos esforzamos por hacer crecer nuestro negocio de la forma correcta, no de la fácil”, asegura González-Valdés. “Si ya lo veníamos haciendo desde hace muchos años, tras este periodo de pandemia hemos decidido exigirnos aún más para crecer de una manera sostenible”.

Más allá de las declaraciones de intenciones, Coca-Cola ha asumido una serie de compromisos públicos a través de Avanzamos, una estrategia de sostenibilidad global, adaptada a Europa, que gira en torno a seis ejes de acción: bebidas, envases, sociedad, agua, emisiones y cadena de suministro. “Como compañía tenemos claro que el modelo lineal está agotado y que nuestro objetivo principal es liderar el cambio hacia la economía circular. Por ejemplo, que las botellas del futuro estén hechas de botellas antiguas. Para ello, nos hemos comprometido a recoger el equivalente a cada envase que ponemos en el mercado europeo para el año 2025. También a que para 2022 el 50% del plástico que utilizamos en nuestros envases sea de origen reciclado. En materia de emisiones, tenemos en marcha un ambicioso programa de descarbonización para reducirlas en toda la cadena de valor y convertirnos en una empresa cero emisiones en 2040. En lo que respecta al agua, Coca-Cola tiene como objetivo devolver a la naturaleza el 100% del que utiliza en la producción de sus bebidas a través de programas de gestión de agua y protegiendo entornos de gran valor ecológico”. En materia de igualdad, la compañía ha celebrado también recientemente los resultados del programa 5by20, con el que se había marcado la misión de ayudar económicamente en todo el mundo a 5 millones de mujeres, que finalmente han sido casi 6 millones.

Natalia González Valdés se incorporó el pasado septiembre a Coca-Cola, procedente de L’Oréal, como directora de asuntos públicos, comunicación y sostenibilidad en España, una responsabilidad que recientemente ha ampliado a toda la zona mediterránea, lo que incluye también los mercados de Italia, Francia y Grecia. Lleva mucho tiempo trabajando en el ámbito de la RSC y la sostenibilidad, y fue la responsable de la creación de este departamento en L’Oréal durante su etapa en la multinacional francesa. “He trabajado especialmente los últimos ocho años para probar que la sostenibilidad merece estar entre las prioridades de las compañías al ser una palanca de negocio con entidad propia, y no un asunto secundario”, explica. “Las empresas que no tengan en cuenta la sostenibilidad dejarán de ser competitivas. Por un lado, la economía circular es una oportunidad para ser más eficientes, más creativos, más innovadores. En definitiva, para diferenciarnos. Por otro lado, el consumidor demanda que las marcas que consume estén comprometidas con el crecimiento sostenible, demanda marcas con propósito. Un estudio reciente de DIRSE sobre el impacto de la COVID-19 y el consumo consciente indica que el 83% de los ciudadanos está dispuesto a cambiar de tienda si la nueva tiene unos valores más alineados con los suyos. Lo que hace que un producto sea mejor que otro ya no es solo el precio o la cantidad”.