Historias del útero
‘#Wombstories’, la impresionante nueva campaña de Bodyform, es ya uno de los anuncios del año

Pocas categorías han visto evolucionar tanto su discurso últimamente como esa llamada, eufemísticamente, productos de higiene femenina. Frente a los tradicionales anuncios repletos de nubes, colores pastel y chicas vestidas con shorts blancos que saltan y bailan sonrientes, un puñado de marcas han optado en los últimos años por un camino diferente que pasa por visibilizar y normalizar la menstruación y la realidad del cuerpo femenino.
Bodyform (o Libresse, en algunos mercados) ha sido pionera en este sentido. No solo fue la primera en mostrar sangre menstrual en televisión, sino también a mujeres padeciendo los dolores de la regla. Su última campaña va un paso más allá: se trata de un viaje al interior del cuerpo de las mujeres y a los sentimientos, todo el sufrimiento y el placer, que este les causa. El anuncio cuenta las historias de seis mujeres que viven desde el desgarro de un aborto a la excitación de la relación sexual, pasando por los dolores de la endometriosis o la sorpresa de la primera regla. También hay espacio para los pequeños detalles, como el gesto de arrancarse un pelo del pezón o la expresión de la mujer que nota que un estornudo ha provocado el flujo menstrual.
El video combina imágenes reales con seis estilos diferentes de animación, uno para cada historia de las que se cuenta en el anuncio. La creatividad es de la agencia AMV BBDO y la dirección, de Nisha Ganatra, premiada por su trabajo como directora y productora de la serie Transparent y responsable también de la película Personal Assistant, estrenada hace unos días en nuestro país.
“Los periodos no son un fenómenos aislados. Están conectados con este ecosistema completo que gira alrededor de nuestros úteros, que funcionan cas como una segunda instancia de poder que nos domina de modos muy profundos”, Nadja Lossgott, directora creativa ejecutiva de AMV BBDO y directora de arte de la campaña. “Tenemos una relación profundamente compleja con él. Y aun así, este agridulce viaje con nuestros cuerpos todavía es considerado algo sobre lo que no se debe hablar. Visualizando y antropomorfizando nuestros úteros, podemos empezar a abrir un camino emocional y humano para expresar los sentimientos contradictorios y complicados de amor y odio, dolor y placer y superficialidad y profundidad con los que tenemos que lidiar constantemente”.