La fundadora de As Besadas estudió Trabajo Social y Relaciones Laborales y trabajaba como autónoma en la gestión de recursos humanos. Por sus manos habían pasado distintos proyectos de gente que quería emprender. “Vas viendo lo que funciona y lo que no. Sabía los pasos que había que dar. Al menos, en teoría”. Pero, aclara también, vivir los problemas del emprendimiento en primera persona es otra cosa. De cara al futuro confía en seguir creciendo, aunque reconoce que su producción está condicionada. En primer lugar, por la extensión del cultivo, en su caso nada que ver con las extensiones kilométricas de cultivos que se pueden encontrar en Jaén o en otras provincias. “Nuestras plantaciones son pequeñas. Son como pequeños huertos, podemos tener 500, 1.000 o 2.000 árboles, dependiendo de la superficie de la tierra y del tipo de cultivo”. Además, como en el caso de toda la industria agroalimentaria, la producción está a expensas del clima y la naturaleza. “Cualquier producto que se elabore en condiciones controladas es más fácil. Aquí las variaciones de temperatura del día a la noche son muy grandes y pueden venirte varias semanas de lluvia como nos pasó en la última recogida”.

Beli Casillas es la fundadora de Micotime, una empresa nacida en Cortes de la Frontera (Málaga), que organiza una sorprendente cantidad de actividades en torno a un producto que, por las temperaturas suaves y abundantes precipitaciones de la serranía de Ronda, abunda en la zona: las setas. Casillas, licenciada en Biología, trabajaba como funcionaria hasta que, hace ahora ocho años, se fue a la calle por los recortes en la administración. Tres años después decidió aprovechar su afición y sus conocimientos sobre hongos (era miembro de una sociedad micológica) para poner en marcha esta empresa que ofrece consultoría técnica a empresas de cultivo, organiza rutas micológicas, talleres de cultivo de setas, etcétera. Su propuesta, mezcla de ecoturismo y educación medioambiental, está funcionando bastante bien. “Tenemos una oficina en el centro del pueblo, una nave en la que empezamos a trabajar y ahora estamos preparando otra nave para hacer más cosas relacionadas con la innovación”, explica su fundadora. Sin embargo, el proceso tampoco ha sido un paseo por el campo. “Emprender como mujer científica en el mundo rural es bastante difícil. Conseguir hacerlo siendo bióloga, ingeniera o arquitecta técnica, profesiones tradicionalmente de hombres, cuesta. Con mis compañeros de trabajo nunca tuve problemas, pero a la hora de emprender sí me los he encontrado. Es un mundo donde hay mayoría de hombres y tú siempre eres la ‘niña’. Es duro, pero ahí estamos creando empleo y fijando población, que es lo más importante”.

Micotime también ha sido uno de los tres proyectos de Extraordinarias elegidos por Facebook para apoyar su expansión. De todas las participantes en los talleres, diez fueron seleccionadas para venir a Madrid, a Zona from Facebook, el espacio dedicado a la formación de la compañía en la capital, para defender, en formato elevator pitch (presentaciones de 3 minutos), sus ideas de negocio ante un jurado. Antes tuvieron un par de sesiones con una coach que les ayudó a preparar las exposiciones. Junto a Micotime se eligió a dos ganadores más. Yoguihotel, el primer portal de reservas online especializado en hoteles donde poder “disfrutar de la filosofía del yoga”, fue otro de los seleccionados. En este caso, la idea llega desde Ontinyent (Valencia). Su fundadora, Alexandra Ferri, empezó a practicar yoga cuando estaba embarazada. Un día quiso buscar un hotel que tuviera clases de yoga para hacer una escapada de fin de semana con su marido y se dio cuenta de que ningún buscador permitía filtrar establecimientos que ofrecieran yoga, como sí se hace, por ejemplo, con los que ofrecen golf o spa. Vio entonces una oportunidad en el floreciente nicho de las vacaciones saludables: establecimientos con clases de yoga, meditación, relax, masajes, alimentación consciente, etcétera.

Ferri es diplomada en Turismo, así que ya conocía el sector, pero tenía una laguna importante. “El marketing digital es mi asignatura pendiente”, reconoce. “Tienes que saber de muchas cosas, por eso me decidí a participar en el programa. De hecho, lo hice dos veces con dos profesores distintos y los contenidos fueron distintos en ambos casos, pero los dos me sirvieron”. Ha involucrado también a su marido en la empresa y ahora intentan conseguir que esta se convierta en su principal fuente de ingresos.

En ello está también Beatriz Sánchez, fundadora del tercero de los proyectos seleccionados, Tocados por un ángel, una marca de complementos personalizados y hechos a mano para eventos y ocasiones especiales. La empresa empezó a funcionar en mayo y de momento ha trabajado básicamente con clientes en las cercanías de su localidad, Cortiguera  (León), aunque su fundadora, una ingeniera de minas aficionada a las manualidades y la artesanía, es consciente de que internet es la mejor baza para que sus tocados salgan de El Bierzo. Por eso ha empezado ya a vender a través de redes sociales y trabaja en el desarrollo de un probador online que permitirá a las clientas ver cómo les quedan los tocados con sus conjuntos. “Puedo acercarme a Ponferrada casa de la clienta o a donde se esté probando el vestido, pero lógicamente no me puedo ir a Ibiza o a Madrid”, explica. Sánchez planea seguir creciendo, pero asegura también que quiere hacerlo con cabeza. “Llevo poco y he ido invirtiendo según he podido. Tenía claro que no quería meterme en una tienda para no tener que afrontar un alquiler y unos gastos fijos, por eso he decidido empezar con algo online. En menos de un año no puedes saber si un negocio te va a ir bien”.

Todas luchan todavía por salir adelante y todas se lamentan también de la escasez de oportunidades para las emprendedoras fuera de las grandes ciudades. “Aquí en Madrid hay mucho ‘coworking’ y espacios de emprendimiento. A veces echas de menos la figura de un mentor. Llegas a un punto del proyecto en el que ya no sabes cómo avanzar y necesitas a alguien que te asesore”, se lamenta Ferri. “Nosotros lo tenemos más difícil todavía porque estamos más metidos en la zona rural”, apunta la fundadora de Micotime. “Acudir a un AJE [las asociaciones de jóvenes empresarios de cada región] implica desplazarte a Málaga, Cádiz o Sevilla, a una hora y media o dos horas en coche. Lo que sí tenemos son los CADE, los Centros Andaluces de Emprendimiento. Allí hay técnicos que en determinadas cosas te pueden echar una mano y de vez en cuando hacen algo de formación”, explica Beli Casillas. Fue precisamente a través de esos centros cómo se enteró de la convocatoria de Extraordinarias. “Son iniciativas imprescindibles para el emprendimiento en las zonas rurales, pero, sobre todo, para el emprendimiento femenino”.