Olga Khokhlova fue la primera esposa de Pablo Picasso y la figura femenina que más representó durante esos años. En el CaixaForum de Madrid se puede visitar hasta el 22 de septiembre la primera exposición dedicada exclusivamente al ‘período Olga’ de Picasso. Incluye una importante selección de objetos y archivos personales de Olga Khokhlova, además de una serie de obras del pintor que la muestra contextualiza y relaciona con la historia personal de la pareja. También se analiza la transformación de la representación de la figura de Olga en la obra del artista durante y después de su relación.
En 1917, Pablo Picasso conoció en Italia a la bailarina de ballet Olga Khokhlova. Él tenía 37 años y ella 25. Desde ese momento se convirtió en la modelo por excelencia de su etapa más clásica. De vuelta a un estilo más figurativo, Khokhlova es a menudo retratada con pose melancólica, sentada, leyendo o escribiendo, en alusión a la correspondencia que mantenía con su familia, atrapada en una situación comprometida en su país. Khokhlova era hija de un coronel de la armada y por entonces comenzaba la Revolución Rusa.


Después del nacimiento de Paul, el primer hijo de la pareja, el 4 de febrero de 1921, Olga se convierte en la figura inspiradora de numerosas escenas de maternidad.


Sin embargo, más adelante, en 1927, a raíz del encuentro de Picasso con la joven Marie-Thérèse Walter, que se convertiría en su amante, la representación de Olga cambia radicalmente: su imagen ensimismada e idealizada anterior se rompe con expresión violenta, reflejando la profunda crisis de la pareja. Khokhlova aparece como una mujer amenazante, monstruosa, con una nariz puntiaguda, mostrando todos los dientes. Su turbulenta vida conyugal es representada también mediante crucifixiones y corridas de toros.
Los cónyuges se separaron en 1935, aunque estuvieron casados legalmente hasta la muerte de Olga veinte años después. Las últimas representaciones de Olga corresponden a 1936. En ellas aparece mirando su imagen en un espejo negro.


