¿Cuál es la lección más importante que te ha dejado como empresaria?

La honestidad, sin ninguna duda. Todas sus decisiones siempre estuvieron motivadas por la honestidad y el rigor, y es algo que puedo afirmar haber heredado de ella. Es un concepto clave en las relaciones humanas en general y en el sector de la medicina estética en particular.

¿Qué se busca en el mundo de la estética ahora mismo, cuáles son las prioridades?

La naturalidad, ante todo. Hoy he tenido muchas primeras citas y nueve de cada diez pacientes me han dicho que quieren mejorar su aspecto con resultados muy naturales. Las clientas que nos contactan por primera vez ya saben antes de venir que esa es nuestra filosofía, porque normalmente acuden a nosotras de parte de algún conocido. Belleza natural sin artificios ha sido siempre nuestro lema. La tendencia es lucir una piel bonita y cuidada, prevenir el envejecimiento y recurrir a pequeños retoques muy sutiles cuando no haya una alternativa menos invasiva.

Los últimos datos de la Sociedad Española de Medicina Estética indican que la edad de acceso a los tratamientos de medicina estética ha disminuido drásticamente, especialmente desde la pandemia. ¿A qué crees que se debe?

El uso de redes sociales y de filtros durante el confinamiento ha creado necesidades en chicas muy jóvenes que antes no tenían, como más volumen en los labios o los pómulos. Por eso es muy importante esa honestidad de la que hablaba antes, para, en la medida de nuestras posibilidades, evitar o desaconsejar ciertas decisiones en un público tan joven e influenciable.

¿Cuál es la responsabilidad del profesional al que le piden un procedimiento que claramente no es necesario?

Muchos de los procedimientos que piden a esas edades no son necesarios, y el profesional debe asesorarlas con honestidad, porque es el máximo responsable. Personalmente no comparto ni entiendo ni apoyo ciertos resultados en chicas muy jóvenes, que lejos de embellecer su rostro consiguen el efecto contrario.

Supongo que cuando las clientas llegan ahora al centro lo hacen con mucha más información sobre tratamientos que antes. ¿Esto es bueno o malo?

Es muy bueno. En muchos casos están muy informadas, vienen con dudas muy concretas, con el tratamiento muy estudiado e incluso con el testimonio de alguna amiga que se lo ha hecho. Pero, a pesar de esto, siempre quieren mi opinión, saber si el tratamiento que han elegido es el que yo le recomendaría o si tengo una alternativa mejor. Ofrecemos tantos tratamientos que siempre les doy varias alternativas en función de la prioridad a tratar o del presupuesto. Es muy importante gestionar adecuadamente la expectativa de cada clienta, para hacer entender en cada caso lo que podemos conseguir y lo que no.

“Hoy he tenido muchas primeras citas y nueve de cada diez pacientes me han dicho que quieren mejorar su aspecto con resultados muy naturales”

Estamos hablando de clientas, pero ¿qué pasa con los hombres? ¿Acuden ahora más al centro?

Sí, aunque el porcentaje es aún bastante más bajo que el de mujeres. Poco a poco se va integrando que los hombres también pueden cuidarse regularmente en un centro médico-estético, igual que se cuida en casa.

Tú eres licenciada en Farmacia, Bioquímica y Nutrición. Ahora se habla mucho de bienestar y autocuidado, pero ¿crees que lo practicamos de verdad? 

Creo que todavía hay una importante labor que hacer en este aspecto, tenemos que transmitir la importancia de la alimentación, el ejercicio, la fotoprotección, la suplementación y la prevención en el sentido más amplio. Todo va unido, de nada sirve que vengas a un centro como el nuestro a combatir, por ejemplo, la grasa localizada, si luego no sigues unas pautas mínimas de alimentación y ejercicio. O que desees una piel uniforme y sin manchas, pero luego te expongas al sol de manera constante y sin ninguna protección. Profesionales como nosotras tenemos que tratar, pero también educar.

"El uso de redes sociales y de filtros durante el confinamiento ha creado necesidades en chicas muy jóvenes que antes no tenían, como más volumen en los labios o los pómulos"

Cuéntanos, ¿cuál es tu rutina de cuidado diaria?

Soy de las que disfruta cuidando de su piel, pero no le dedico todo el tiempo que me gustaría. Si a algo le doy prioridad es a la limpieza, que realizo dos veces al día. Hago una doble limpieza, más minuciosa, por la noche (primero con un producto oleoso para retirar bien el maquillaje y después con productos en textura gel o espuma, o con aguas micelares, para limpiar en profundidad el poro). Por la mañana hago una limpieza un poco más rápida, normalmente, con un único producto. Tengo la piel sensible, con problemas de rosácea desde hace años y siempre con algún brote puntual de granitos hormonales, por lo que no utilizo ácidos ni otro tipo de exfoliantes, ya que suelen irritarme la piel. Como, sobre todo entre semana, lo que escasea es el tiempo, soy bastante práctica. Utilizo un producto antiedad multifunción: la crema de Augustinus Bader, incidiendo en el contorno de ojos porque empiezo a notar microlíneas en la zona de las ojeras. Puede utilizarse de día y de noche y hace las funciones de crema, serum y contorno de ojos. Si tengo que mencionar un producto fetiche sería este que llevo años usando, aunque lo alterno puntualmente con productos de otras marcas. Noto mucha luminosidad de forma inmediata en la piel cuando la utilizo. Por supuesto, no salgo de casa sin protector solar spf 50+ todos los días (soy muy concienzuda y obsesiva con los cuidados solares, y es uno de los mensajes que siempre intento transmitir a mis clientas) y un maquillaje suave.