España necesita 100.000 empleos STEM, y las mujeres no se deben quedar al margen

La jornada ‘Mujer y Tecnología’ reivindicó el papel de las mujeres en el ámbito tecnológico

26 abril 2022

En un momento de precariedad laboral, las carreras profesionales en el ámbito STEM ofrecen la posibilidad de un buen y bien remunerado trabajo que, además, permea a todo tipo de actividad: lúdica, intelectual, de servicios, etcétera. Esta debería ser, por sí misma, una poderosa razón para atraer a las jóvenes generaciones de mujeres a un mercado laboral que crece al ritmo en el que lo hace la presencia de la ciencia y la tecnología en nuestra vida cotidiana. Pero todavía hay una brecha de género, tanto en el ámbito de la formación como de la proyección profesional: el número de chicas que optan por una carrera académica de ciencia y tecnología es menor todavía que el de chicos, y el abandono posterior de la vida laboral es mayor en ellas.

Según la segunda edición del informe Economía Digital en España, elaborado por Adigital y BCG, para 2035 se estima que el 58% de los empleos existentes requerirán capacidades distintas a las demandas en la actualidad. Además, el 30% de los empleos en ese año será de nueva creación debido al impacto de la tecnología. En la actualidad, según el mismo informe, existe cuatro veces más demanda de puestos de trabajo cualificados en el ámbito tecnológico que oferta disponible. Además, los datos dicen que en la industria tecnológica, las mujeres ocupan un 23% del empleo, “una cifra que nos asoma a un abismo”, remarcó Esther Valdivia, editora de Mujeres a Seguir, en la presentación del encuentro ‘Mujer y Tecnología’ organizado por esta cabecera con la colaboración de Globant, “con el objetivo de entender por qué ese gap y qué pautas se deben seguir para corregirlo”.

En opinión de Carmen Vela, en la actualidad directora de proyectos colaborativos en Eurofins Ingenasa, teniendo en cuenta que desde 2007 hay leyes por la igualdad efectiva y tanto las administraciones como las empresas están dando pasos… “hay dos entidades con responsabilidad: las instituciones educativas y las familias, que tienen un peso del 80% para corregir esto”. Una opinión que luego sería refutada por el resto de los intervinientes. “La educación y las familias preparan para un mundo que no existe”, se quejaba Irene Cano, directora general de Meta, “la única materia troncal que hoy forja el pensamiento crítico son las matemáticas. España necesita 100.000 empleos de este ámbito, y por eso hay que invertir en talento español”, indicó.

Son, además, empleos de calidad, que resuelven problemas, tienen un impacto en la vida de las personas y están bien remunerados, añadieron María Rotondo, de Telefónica, y Ana Mosquera, que lidera el área de telecomunicaciones en Capgemini. Razones, todas ellas, que podrían ser un potente impulsor para que los jóvenes, y en especial las jóvenes, se decanten por formarse y trabajar en este ámbito. Pero, en el caso de ellas, señalaron, el alto nivel de autoexigencia parece frenar esas carreras, por lo que “es necesario mentorizar para que lo elijan”, indicó esta última.

Por eso mismo, la visibilidad también es un factor importante, indicó Mercedes Mac Pherson, de Globant: “Es necesario visibilizar el enorme poder transformador de la tecnología y su permeabilidad en todo lo que hacemos a diario. Las empresas tenemos una gran responsabilidad en generar espacios de reflexión y acción. Si las mujeres no llegamos a esos mejores empleos se va a abrir una brecha muy importante”.

Para ello, también es necesario derrumbar mitos, como que mujer y tecnología sean palabras antagónicas, indicó Sara Gómez, de Raing: “Hay un gran desconocimiento sobre lo que hacemos los ingenieros y los tecnólogos; una gran cantidad de estereotipos perniciosos”. A lo que Thais Ruiz de Alda, de Digital Fems, añadió otro aspecto: “El algoritmo de las redes sociales tienen tanta responsabilidad como las familias y la escuela en ese oxímoron mujer y tecnología, promoviendo una cultura basada en estereotipos”.

En este punto, la reflexión giró en torno a las nuevas tendencias en el ámbito tecnológico y cómo estas pueden o no aminorar este gap. Curiosamente, fue en este campo en el que más se apostó por la aportación de la visión humanística a la tecnología. Así, Maite Ramos, de Dynabook, tras señalar que el sustrato que aguantará todas las innovaciones tecnológicas es la inteligencia artificial, destacó la importancia de que los niños se formen en habilidades humanísticas, “porque hay que entender cómo se va a comportar el usuario”. Y, en relación a ello, también se abordó la cuestión de los límites éticos a la digitalización. “La ética digital es cuestión de aplicar sentido común. Hay que poner a las personas por encima de la tecnología”, señaló Fernando Cano, de H Metaverse. “La tecnología tiene que estar al servicio de la sociedad; hay que poner fronteras que no se pueden cruzar y salvaguardar la integridad del ser humano”, apuntó Maite Ramos. Lo que llevó a Miguel Ángel Ruiz, de Samsung, a aludir al humanismo tecnológico, para evitar formar tecnólogos por un lado y humanistas por otro. “El futuro”, dijo, “está en que la formación sea híbrida”.

En el encuentro, además, intervinieron telemáticamente Carme Artigas, Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, y Teresa Riesgo, Secretaria General de Innovación del Ministerio de Ciencia e Innovación.