“El feminismo me ayudó a dar voz a experiencias propias que pensaba que eran individuales”

Amarna Miller acaba de estrenar un ‘podcast’ feminista dedicado a la mujer

Amarna Miller.

Tiene 30 años y una trayectoria de lo más variada. Amarna Miller ha pasado de ser actriz porno a escritora, creadora de contenido y activista feminista. En 2017 abandonó la industria de la pornografía porque “ya no me hacía tan feliz como al principio”, explica, y decidió centrarse en otras actividades. Y desde luego que lo ha hecho. Esta madrileña que estudió Bellas Artes entre Madrid y Santa Fé, Nuevo México, ha recorrido Estados Unidos en furgoneta, comparte vídeos en su canal de Youtube, ha participado en una película convencional (‘Contigo no, bicho), conduce un programa de entrevistas para Badoo y prepara su segundo libro para enero del año que viene. Hace unas semanas estrenaba también el podcast con vocación feminista Con voz de mujer,  junto a su amiga la influencer Gakian.

¿Cuándo y cómo empezaste a interesarte por el feminismo?

La gente de mi generación ha vivido una época en la que declararse feminista no era algo positivo. Hace años existían muchos prejuicios y mucho estigma, principalmente por la falta de información. Así que tardé bastante en declararme feminista. Cuando tenía 19 o 20 años tenía una amiga que siempre me hablaba del feminismo y yo no le hacía caso, hasta que un día me presentó una idea que me pareció novedosa. Empecé a investigar al respecto y me di cuenta de que muchas de las cosas que ya pensaba y muchas de las cosas que ya sentía tenían un nombre, y era feminismo. El feminismo, sobre todo, me ayudó a dar voz a experiencias propias que pensaba que eran individuales. Realmente puede ayudarnos a las mujeres a no sentirnos solas en situaciones que nos tocan a muchas en nuestro paso por el mundo. Tal vez a través de la sororidad y compartiendo nuestras experiencias podamos hacer que las generaciones futuras y el resto de mujeres no tengan que pasar por situaciones como el maltrato, por ejemplo.

¿Ha seguido cambiando tu forma de entender el feminismo en estos años?

Desde luego que sí, y menos mal, eso me parece algo positivo. Todos estamos en constante construcción y vamos creciendo dentro de este discurso. A medida que voy leyendo, que voy reflexionando y me voy dando cuenta de cosas que han pasado en mi vida y en mi entorno, consigo que mis ideas y mi perspectiva sobre esta área vaya también evolucionando.

Has hablado del maltrato, que es algo que tú sufriste. ¿Cómo lograste salir de esa situación?

Tenía alrededor de 20 años cuando conocí a la persona que me maltrató. Él tenía dieciséis años más que yo y estuvimos juntos alrededor de tres años. Fue una situación muy dura, entre otras cosas porque nadie me había explicado los signos del maltrato, que, con lo que sé ahora, en mi caso eran obvios. A las mujeres se nos enseña a romantizar desde que somos pequeñas ciertas características de las relaciones tóxicas que son un signo de que algo va mal, que deberían ser una alerta roja. Y sin embargo, tendemos a romantizarlas. Como los hombres misteriosos que no hablan de su pasado o el rol de los cuidados. Todo esto desemboca en que acabemos romantizando situaciones de abuso. Nos meten en la cabeza que nuestra última meta vital tiene que ser la búsqueda del amor. A Jennifer Aniston todavía se la considera la ‘pobrecita novia de América’ por haber perdido a Brad Pitt. Intentan hacernos creer que nuestra carrera o nuestra vida social dan igual, que si no estamos con alguien es que algo ha ido mal en nuestra vida. Y esto nos mete en unos ciclos que al final desembocan en situaciones que pueden ser muy destructivas. En mi caso fue así. El feminismo me ayudó a la hora de ver que no era una situación aislada, sino que se trataba de algo estructural. También a afirmarme no como víctima, que en su momento lo fui, sino como superviviente. Mi relación tenía todos los signos de una relación de maltrato, pero yo no le di ese nombre hasta pasado más o menos un año. Gracias a mi terapeuta conseguir salir y gestionar la situación de forma positiva. Siempre le digo a la gente que a la mínima que vean algo raro en las relaciones de una colega, una amiga o alguien de su entorno, lo hablen con ella. Ojalá alguien hubiese hablado conmigo, porque señales había de sobra.

Dejaste el porno en 2017. ¿Por qué decidiste alejarte de esa industria?

Simplemente decidí cambiar de trabajo, fue una decisión sin mayor trasfondo. Es algo que hice durante muchos años, que me gustó y lo disfruté. Pero llegado cierto punto me di cuenta de que se había convertido en un trabajo que no me hacía ilusión. Simplemente lo hacía porque era mi empleo y ya está, así que decidí cambiar. Una de mis perspectivas vitales es intentar hacer cosas que realmente me apetezcan.

Muchos actores y actrices prefieren cambiarse de nombre cuando dejan el porno para marcar distancias, pero tú has mantenido el tuyo.

Básicamente porque es mi nombre. Es tan sencillo como eso. Cambiarme el nombre significaría de alguna manera mostrar de forma velada que soy otra persona o que he cambiado o que me arrepiento, y no es así. Solamente he cambiado de trabajo.

¿Y de dónde viene tu nombre?

Es por una región del río Nilo. Me lo puse cuando tenía 19 años porque me parecía que tenía una sonoridad bonita. Además, en aquel momento me había aficionado mucho al arte egipcio y Amarna fue una región donde se desarrolló una parte de la Historia del Arte muy interesante. Ahora que lo veo con perspectiva, y aunque me sigue gustando mucho, es verdad que es un poco enrevesado.

Eres muy activa en las redes sociales. ¿Te enfrentas a muchos ataques y trolls?

Hablar de los ataques creo que legitima los ataques. La verdad es que me siento muy querida en las redes. Tengo una base de seguidores que me aprecian muchísimo. Es una realidad que los ataques existen, pero creo que cualquier persona con Twitter sabe a lo que se enfrenta metiéndose en las redes sociales. De vez en cuando tengo polémicas, pero me quedo con los seguidores que me aprecian y me dan amor todos los días.

No paras. Entre tus últimos proyectos hay un programa de entrevistas y ahora un podcast feminista.

Este año está siendo como una montaña rusa de trabajo. Empecé el año ganando un concurso de fotografía, un talent show que se llama Cam on, y a partir de ahí ha sido una sucesión de proyectos muy interesantes. Ahora mismo estoy con el programa de entrevistas Este es el Mood, que se emite en el canal de YouTube de Badoo España. Es un espacio que representa una oportunidad increíble para hablar de feminismo, de nuevas masculinidades, de temas que tienen que ver con el género, etcétera. Todo desde una perspectiva muy muy personal. Me dan mucha libertad a la hora de escribir mis partes del guion y mostrar mi opinión. Lo último es el podcast sobre feminismo de Podimo que, además, hago con una de mis mejores amigas, Gakian. Es una profesional excelente y sabe muchísimo de interseccionalidad y de inclusividad. Además, a nivel de tono, yo soy un poco intensa, y ella me da un contrapunto perfecto, porque tiene un tono humorístico muy histriónico y fresquito. Somos una combinación perfecta. También nos dan mucha libertad para entrevistar a las personas que queramos y de la manera que queramos. Estamos encantadas porque el feminismo todavía necesita ser visibilizado.

¿Qué cuestiones vais a tratar?

Desde planos laborales donde la mujer está invisibilizada como, por ejemplo, la ciencia o la música, a su papel en el mundo del humor, la construcción del deseo, la infrarrepresentación en los festivales… La idea es traer a invitadas que sean muy relevantes en su área, debatir el tema junto a ellas en plan mesa redonda y de ahí sacar algunas ideas clave. Todo en un tono muy fresquito y en un formato corto, porque al final dura treinta minutos.

Hablas de la invisibilidad de la mujer en el mundo de la cultura. ¿Tú como escritora lo has vivido?

A nivel personal lo que he sentido es mucha misoginia. Me sigue sorprendiendo que a día de hoy me tenga que seguir enfrentando a situaciones de misoginia pura y dura. La negación de mis habilidades o mis valores, simplemente por el hecho ser mujer y, en mi caso, por haber pertenecido a una red laboral en torno a la cual siguen existiendo muchos estigmas, todavía me sorprende. El feminismo ha luchado mucho para romper estereotipos y arquetipos de mujer, pero muy a mi pesar hay uno que sigue ahí, y es que la mujer que ha vivido de su imagen no puede también ser inteligente y tener otras cosas que ofrecer.

¿Sientes que por haberte dedicado a la industria del porno se te han cerrado puertas a nivel laboral?

Sinceramente no tengo ninguna queja a ese respecto. Fue una gran duda cuando dejé el porno, era algo que me daba miedo. Pero es algo que luego no he vivido. Creo que en parte porque soy buena trabajadora. Estoy muy contenta por cómo avanza mi carrera, estoy inmersa en un montón de proyectos.

¿Qué cuestiones relacionadas con la mujer te preocupan más?

La violencia estructural contra las mujeres, tanto el maltrato como la violencia sexual. Que en el año 2020 todavía estemos teniendo debates alrededor de lo que es el consentimiento me parece sintomático de que todavía hay algo que no acaba de entenderse. También es necesario hablar de las nuevas masculinidades, que es algo que la mayoría de hombres no han investigado. Me parece sorprendente que no haya más interesados. Al final está todo relacionado. El otro día en mis redes sociales lancé una pregunta a los hombres que me siguen en torno a cómo gestionan su masculinidad, y me sorprendió que la mayoría de los que contestaron no veían un problema en esos mandatos que la sociedad les dicta por pertenecer a un género, como el gusto por la violencia, el no poder mostrarse débiles, llorar o mostrar sus sentimientos. Todo esto son cuestiones que limitan su identidad y que también les provocan problemas. El futuro está en que los hombres se den cuenta de que el feminismo les viene bien y que es una batalla ganada para todos.

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