#KimOhNo: Kim Kardashian lo ha vuelto a hacer
La de su marca de fajas reductoras no es la primera polémica por apropiación cultural en la que se ve envuelta

A Kim Kardashian no han parado de lloverle palos desde que se supiera que había tenido la ocurrencia de bautizar su firma de lencería reductora con el nombre de Kimono. Sea un genio del marketing, una persona justita de empatía o las dos cosas a la vez, lo cierto es que los sujetadores, bragas y monos moldeadores de Kim Kardashian llevan días en boca de todos, y eso que de momento los diseños no pueden siquiera verse en la web de la marca.
Siguiendo la exitosa estrategia de su hermana Kylie con el maquillaje, Kim ha elegido un producto con el que el público puede relacionarla fácilmente. Es de sobra conocida su afición por las prendas ajustadas y reconoce abiertamente que utiliza todo tipo de corsés, cinturones y fajas moldeadoras para acentuar su famosa silueta de reloj de arena. “Por fin puedo compartir con vosotros este proyecto en el que llevo un año trabajando. Esto me ha apasionado los últimos 15 años”, decía junto a las primeras imágenes de las prendas.
Finally I can share with you guys this project that I have been developing for the last year. — Kim Kardashian West (@KimKardashian) 25 de junio de 2019
I’ve been passionate about this for 15 years.
Kimono is my take on shapewear and solutions for women that actually work.
Photos by Vanessa Beecroft pic.twitter.com/YAACrRltX3
Comenzaron entonces las críticas, no tanto por el producto en sí como por el hecho de haberse apropiado del nombre de una prenda que forma parte de la cultura y la identidad japonesas, disociando la palabra de cualquier cosa remotamente relacionad con sus raíces y registrándolo como marca comercial.
Muchos usuarios se han sumado al hashtag #KimOhNo para expresar su disconformidad con el nombre de la firma. Incluso el alcalde de Kyoto, Daisaku Kadokawa, le ha escrito una carta abierta pidiéndole que reconsidere su decisión de utilizar la palabra Kimono como marca comercial explicando que el kimono es un producto de artesanía que “simboliza el sentido de belleza, la espiritualidad y los valores japoneses”.
El origen de esta prenda se remonta al siglo XV y no solo es que no tenga nada que ver con la marca de Kim, sino que su principio es el opuesto: mientras la ropa interior de la celebrity promete “celebrar y realzar las curvas femeninas”, el patrón del kimono japonés hace más bien lo contrario.
Aunque allí algunas personas todavía los usan a diario, lo habitual ahora es que el atuendo tradicional se reserve para las ocasiones especiales: bodas, ceremonias y celebraciones. Por eso ha molestado especialmente que Kardashian utilice el concepto para vender ropa interior.
Muchas japonesas están publicando fotos de ellas mismas, de sus madres o abuelas luciendo kimonos para reivindicar la prenda. Por ejemplo, la actriz y cantante japonesa Tamlyn Tomita ha publicado dos fotos con el mensaje: “Uno es un kimono, lo otra es Kim vendiendo descaradamente una línea de fajas. Que nadie necesita”.
?.?@KimKardashian? - One is KIMONO. One is Kim shamelessly selling a line of shapewear. Which y’all don’t need. #kimonopic.twitter.com/mgfOeKkLAk — Tamlyn Tomita (@thetamlyntomita) 25 de junio de 2019
this is my beautiful mama in an actual KIMONO... not underwear!! Please respect the Japanese culture & don’t use the language just because it’s “trendy” ( no hate towards Kim!! just wish she would fully understand what it is before using the word ) pic.twitter.com/wmD5yvFHaE — 🦋ELENA (@elenatsushima) 28 de junio de 2019
Esta no es ni mucho menos la primera vez que Kim Kardashian es acusada de apropiación cultural. En la última edición de Coachella, sin ir más lejos, despertó la furia de la comunidad indígena al lucir un maang tikka, un tocado indio.
También ha sido criticada por llevar trenzas Fulanir, un peinado vinculado a la cultura afro, lo que quizá no hubiera resultado tan polémico si no hubiera descrito su nuevo estilismo como “trenzas de Bo Derek”, obviando su origen africano y su sentido cultural y político. Una de las críticas más repetidas contra Kim y el resto de las hermanas Kardashian-Jenner es el haber construido su marca y su imperio aprovechándose de la cultura afroamericana: desde su físico, modelado a imagen y semejanza al de las mujeres negras (labios gruesos, muchas curvas y cinturas pequeñas, características, se quejan las mujeres negras, que son más valoradas en mujeres de piel clara), hasta sus estilismos o su estilo de vida.