"Cruzar una línea de meta y conseguir una medalla es una experiencia que ni con todo el dinero del mundo se puede comprar"
Raquel González, atleta

Empezó a practicar atletismo en el colegio y desde entonces no ha parado. Raquel González, ganadora en la categoría de deporte de los Premios MAS, está llegando ahora al culmen de su carrera, pero su compromiso con el deporte va más allá de las pistas, y desde hace años trabaja también para fomentar entre los jóvenes la práctica deportiva y la cultura del esfuerzo.
Este verano ha conseguido la plata en los 35 kilómetros marcha en el Campeonato Europeo de Atletismo celebrado en Munich (su mejor resultado en una categoría individual hasta la fecha) y ha sido quinta en el Campeonato del Mundo de Estados Unidos. Y eso que empezó el 2022 lesionada, después sufrió una mononucleosis y, por último, dio positivo en Covid19. “No he tenido un año fácil”, admite Raquel González, “han sido numerosos los obstáculos durante la temporada, pero he seguido con la vista firme en el objetivo, he creído y la recompensa ha llegado. Este resultado me ha demostrado a mí y a todos lo importante que es ser tan fiel al compromiso, porque cuando las cosas van bien es fácil seguir, pero cuando van mal lo fácil es cambiarlas o abandonar”.
Raquel González dio a los 11 años sus primeros pasos en el atletismo y a los 15 años entró en un Centro de Alto Rendimiento deportivo. Con el tiempo se decidió por la marcha, un deporte duro que implica grandes dosis de sufrimiento y pone a prueba la capacidad de quien lo practica. “Para ser marchadora, más allá de habilidades técnicas y físicas, lo que a mí me ayuda es el compromiso, la ambición y la humildad. El compromiso que me recuerda en todo momento qué es lo que quiero, porque hablemos claro, no todos los días tengo ánimo para entrenar y a veces el cuerpo me dice ‘para’. La ambición para no conformarme y poder alcanzar cada día una mejor versión de mí misma. Y la humildad es mi vehículo del día a día, lo que me permite aceptar mis puntos débiles y aprender de los que me rodean”.
Por supuesto, su rutina diaria es, como en el caso de todos los deportistas de élite, muy estricta. “Suelo despertarme sobre las 8, desayuno y me pongo con el ordenador, ya sea para estudiar o hacer otras cosas. A las 10 voy al módulo de atletismo a realizar el trabajo físico de prevención y a las 11 me pongo ‘en marcha’ con el grupo y realizamos el entrenamiento: rodajes, series o lo que toque. La sesión matinal acaba un poquito antes de las 14 horas. Ducha y a comer. Luego cumplo con la tradición de la siesta para recuperar y afrontar el entrenamiento de la tarde. Al acabar la segunda sesión de entrenamiento, acudo a hacer recuperación, ya sea fisioterapia o hidroterapia. Y, por último, a cenar prontito y a dormir, porque al día siguiente me espera otro día muy marchoso”.
Nuestra ganadora de Deporte ya fue olímpica en Rio y Tokio y ahora sueña con los Juegos de París. Pero también es consciente de que, antes o después, a todos los deportistas profesionales les llega la hora de retirada. Ella siempre ha tenido otras inquietudes y se a formado a conciencia para cuando llegue ese momento: se graduó en Comunicación Audiovisual en la Universidad Pompeu Fabra, tiene un par de masters y ahora está haciendo un MBA. Saca, además, tiempo para dar conferencias sobre estrategia y motivación, y desde hace años trabaja para animar a los jóvenes a acercarse al deporte, algo que a ella le ha hecho vivir emociones y experiencias únicas. “Para mí hay dos mensajes claves que me han marcado y que siempre intento hacer llegar a los más jóvenes: que esforzarse cada día tiene recompensa y que el deporte nos hace ricos en emociones. Una camiseta o un móvil se pueden comprar, pero cruzar la línea de meta y conseguir una medalla o marcar un gol y hacer vibrar a todo un estadio son experiencias que ni con todo el dinero del mundo se pueden comprar”.
Este año, Raquel González ha participado también en el programa Saber que se puede, de la Fundación ANAED, para dar a conocer que de la depresión se puede salir. “Cuando me enteré de que la mayor causa de muerte entre los jóvenes era el suicidio me quede en ‘shock’”, admite. Ella defiende que el deporte es uno de los mejores aliados de la salud mental. “Tiene grandes beneficios terapéuticos. Contribuye a reducir síntomas depresivos, ya que cuando practicamos deporte incrementamos las conexiones funcionales de nuestro cuerpo, oxigenamos las neuronas, estimulamos la circulación sanguínea, regulamos los niveles de serotonina y los neurotransmisores y liberamos endorfinas”.