“Soñar es bonito, pero hay que trabajar para que tu sueño se cumpla”
Sandra Sánchez se prepara para los Juegos de Tokio, en los que el kárate será olímpico por primera vez


LaLiga se ha comprometido con el deporte español a través del proyecto LaLigaSports, que presta soporte a 4.200 deportistas de alto nivel y 64 federaciones deportivas, entre ellas, la de kárate.
Cuando tenía 4 años, los padres de Sandra Sánchez la apuntaron a ballet mientras su hermano iba a clases de kárate. Los dos niños no se perdían por entonces ni un episodio de Bola de Dragón, su serie favorita cuando eran pequeños. “Cuando a él le apuntaron a kárate pensé: ahora va a aprender a pelear como Goku y yo no. Me va a ganar en las peleas”, recuerda. ¿Qué hizo ella? Dar la lata a sus padres hasta conseguir que la dejasen hacer artes marciales. Sandra Sánchez reconoce que todavía lleva las siete bolas de dragón a todas las competiciones. “Es algo que me une a mi hermano, a mi familia y a mi infancia”. Deben darle suerte, porque su palmarés es impresionante. Desde 2015 no ha parado de colgarse medallas de oro y ha sido campeona de España y de Europa cinco veces consecutivas. El año pasado la Federación Mundial de Kárate reconoció a la española como la mejor de la historia en kata, una modalidad, explica, que se asemeja “a un ejercicio de gimnasia deportiva donde se valora la fuerza, la velocidad o el equilibrio”. Su próximo gran reto serán los Juegos de Tokio del año que viene, en los que este deporte será olímpico por primera vez. Allí los karatekas competirán en el Nippon Budokan, el gran escenario de las artes marciales japonesas.
¿Cómo te estás preparando física y mentalmente para la cita olímpica?
Está siendo un año agotador, porque hemos tenido muchos campeonatos y todavía nos quedan otros tantos dentro del ciclo olímpico. Aunque ya tengo la clasificación, quiero mantener el número uno del ranking olímpico, porque eso me situaría como cabeza de serie para Japón, así que hay que seguir compitiendo. Está siendo duro, pero a la vez muy emocionante. Entrenamos una media de seis horas diarias, seis días a la semana. Además, viajamos mucho y el tiempo de descanso cada vez es más reducido. Pero me levanto todos los días sabiendo que lo que estoy viviendo en estos meses de preparación que quedan es único. Solo lo viviré una vez en la vida.
Podría ser, porque en febrero el comité organizador de los Juegos de París 2024 anunció que el kárate se quedará fuera de esa cita. ¿Qué sentido tiene que un deporte sea olímpico un año y deje de serlo al siguiente?
Cada vez tengo más claro que las razones no son deportivas. Todo lo que se nos exigían lo cumplimos: es un deporte que se practica en todo el mundo, se adapta a todas las edades, el número de licencias en todos los países es importante… Pero hay cosas que se deciden en los despachos y que no tienen que ver con los méritos del kárate. Diría que es algo que está por encima o más bien por debajo del deporte.
Has dicho en alguna ocasión que eres una amante de Japón y su cultura. ¿Qué te parece la idea de competir en la cuna de las artes marciales?
Se juntan muchas cosas. Son los primeros Juegos y quizás los últimos para el kárate. Para cualquier deportista, vivir unos Juegos Olímpicos es algo único, pero todavía es más emocionante si se celebran en la cuna de tu deporte, en este caso el Budokan, que es como el panteón de las artes marciales. El verano pasado pude competir en el último campeonato que se celebró allí antes de la reforma que están llevando a cabo para los Juegos, e impresiona. Solo de pensar que estaré allí participando unos Juegos Olímpicos se me ponen mariposas en el estómago.

Cuando viajas para las competiciones, ¿te da tiempo a disfrutar de los países a los que vas?
No, tengo una lista de sitios a los que tengo que volver con más tiempo. Intento visitar lo más significativo de la ciudad en la que esté, pero también soy muy disciplinada y trato de descansar todo lo que puedo para llegar lo mejor posible a la competición. Eso me deja poco tiempo para el turismo, pero el al terminar aprovecho para dar una vuelta.
Después de Tokio, ¿qué planes tienes?
Intento no pensar mucho en el futuro, porque la vida me ha dado muchas sorpresas y cuando he tenido planes ha pasado todo lo contrario. Por ahora voy a seguir compitiendo. Tres meses después de Tokio tenemos Mundial. Esas dos citas son los objetivos que tengo en mente. Sé que siempre seguiré relacionada con el mundo del kárate, pero tengo muchas puertas abiertas.
Hasta los 32 años no formaste parte del equipo nacional y antes de eso había quien decía que eras “demasiado mayor” para llegar. ¿Qué consejo les darías a los jóvenes que se inician en un deporte?
Sobre todo que se marquen ellos mismos sus metas y objetivos y que no escuchen a quienes dudan de sus capacidades. También es importante que luchen y trabajen. Los sueños no se hacen realidad fácilmente. Hay que ser disciplinado, trabajar mucho, sobreponerse a los momentos difíciles y mantenerse. Soñar es bonito, pero hay que trabajar para que tu sueño se cumpla.
El deporte femenino vive un momento estupendo, pero sigue teniendo menos visibilidad y apoyos que el masculino. ¿Qué crees que se puede hacer para avanzar en la igualdad?
Siempre digo que en el mundo del kárate, cuando nos ponemos el karategui, no somos chicas ni chicos, solo karatekas. Me siento afortunada por vivir un deporte en el que no me he sentido discriminada por ser mujer. Evidentemente, he vivido situaciones desagradables. Hace poco me preguntaban en redes sociales si, además de entrenar, cocinaba y cuidaba de la familia y los niños. Ante ese tipo de comentarios, una no sabe si es mejor reír o llorar. En cuestión de patrocinios y apoyos, tampoco sabes al 100% si llegan más con cuentagotas por el hecho de ser mujer. Yo solo puedo entrenar e intentar demostrar lo que puedo hacer por las marcas que deciden apostar por mí. Porque el patrocinio no es solo un viaje de ida, sino también de vuelta. Los deportistas también tenemos que aportar a las empresas. También es importante que los medios de comunicación den visibilidad a todos los deportes y que haya empresas importantes y federaciones haciendo cosas por el deporte femenino. Además, hay que sentar las bases desde la educación. Muchas chicas, especialmente en la adolescencia, abandonan el deporte. Hay que transmitir su valor a todas las edades. He tenido la suerte de entrenar a gente de la tercera edad y he visto cómo cambia la calidad de vida de las mujeres cuando lo incorporan a sus vidas.
¿Y qué le dirías a quien todavía dice eso de que hay deportes ‘de chicas’ y ‘de chicos’?
Es verdad que pasa, pero cada vez menos. No solo tenemos que cambiar la mentalidad de las niñas, que son muy sugestionables a edades tempranas, sino también de las familias y el entorno. El deporte es deporte y los padres tendrían que transmitir a sus hijos lo positivo que es practicar cualquiera que de verdad les apasione.
