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“No quiero que seáis optimistas, quiero que sintáis pánico. Quiero que sintáis el miedo que yo siento cada día y luego actuéis”, les encomendó en el último Foro Económico de Davos.

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La protesta  de Greta Thunberg comenzó  tras el verano, el más caluroso en Suecia desde que se tienen registros, lo que además favoreció una oleada de incendios forestales. ¿Por qué esforzarse en la escuela si los políticos no afrontan la realidad?, se preguntó. Así que un día decidió dejar la mochila en casa y sentarse frente al Parlamento en Estocolmo con un cartel que decía: “Huelga escolar por el clima”. Lo hace cada viernes desde entonces.  

Thunberg nunca ha sido la típica niña. Nacida el 3 de enero de 2003 (acaba de cumplir los 16), su madre es Malena Ernman, una conocida cantante de ópera, su padre es actor y tiene una hermana pequeña. Ha convencido a la familia para que se hagan veganos y viajen solo en tren, como hace ella para contaminar menos.  Tiene asperger. Lo ha confirmado en un texto publicado en su perfil de Facebook para desmentir los muchos bulos que, dice, circulan sobre ella. “Algunas personas se burlan de mí por mi diagnóstico. Pero el asperger no es una enfermedad, es un regalo. La gente también dice que dado que tengo asperger podría no haberme puesto en esta posición. Pero es exactamente por lo que lo hice. Porque si hubiera sido ‘normal’ y social me hubiera metido en una organización”.

A los 11 años pasó por una depresión que duró varios meses. En las entrevistas dice que ahora que tiene un propósito, una misión, es más feliz. Aunque asumir la notoriedad que ha adquirido tampoco le está resultando fácil. “Toda mi vida había sido invisible, la niña invisible del fondo que no dice nada. De un día para otro, la gente me escucha. Es un contraste extraño. Es difícil", aseguraba hace unos días en declaraciones a The New York Times.

Now I’m on my way to Brussels. #climatestrike#fridaysforfuture#schoolstrike4climatepic.twitter.com/9FQIFZM30t— Greta Thunberg (@GretaThunberg) 19 de febrero de 2019

Su acto de rebeldía la ha convertido en un símbolo global. Los jóvenes de Bélgica, Francia, Holanda, Alemania, Reino Unido o Irlanda se han sumado a su la huelga. El movimiento se ha extendido a través de las redes con los hashtags#climatestrike#fridaysforfuture y #schoolstrike4climate, sacando a la calle a miles de estudiantes de instituto en media Europa. “Los jóvenes están muy asustados. Por eso, cuando conocí el movimiento de Greta Thunberg, me inspiró y me dije que tenía que hacer lo mismo en Bélgica. Pensé que podía ser una revolución por la que nuestra generación luchara en cada país”, explicaba recientemente a El País la flamenca Anuna de Wever, de 17 años, una de las líderes del movimiento en Bélgica, que esta mañana arropaban a Thunberg en su intervención en Bruselas. Las protestas, que allí han llegado a concentrar a 70.000 personas (una cifra considerable teniendo en cuenta que el país tiene 11 millones de habitantes), ya le han costado el puesto a la ministra de Medio Ambiente de la región de Flandes, Joke Schauvliege, que dimitió tras reconocer que había mentido al decir que las agencias de seguridad le habían informado de que tras las marchas había intereses ocultos.

El viernes pasado tuvo lugar una de las mayores movilizaciones hasta la fecha en Reino Unido. Miles de estudiantes tomaron las calles en más de sesenta concentraciones para pedir al gobierno que declarara una emergencia medioambiental. En Francia se manifiestan cada viernes frente al Ministerio de la Transición Ecológica con brazaletes verdes. Según un recuento del diario The Guardian, unos 70.000 estudiantes han participado en estas huelgas estudiantiles, que también han llegado a Canadá, Estados Unidos, India o Australia.

En España, las primeras concentraciones del movimiento Youth Strike 4 Climate se han producido ante la sede de la Generalitat en Girona. Mañana a las 16.30 horas hay convocada una sentada delante de la Plaza del Ayuntamiento. En Madrid la primera cita será el 1 de marzo, a las 12:30 horas ante el Congreso de los Diputados.

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