Volando cada vez más alto
Estefanía Matesanz, Ingeniera en Airbus, decana del COIAE y Mujer a Seguir 2017

Estefanía Matesanz es ingeniera aeronáutica y desde 2010 trabaja en Airbus. Ha sido también la ganadora en la categoría de Ciencia y Tecnología en la última edición de los Premios Mujeres a Seguir y mañana será una de las protagonistas de nuestro II Encuentro #SomosMAS, para el que puedes ya reservar tu plaza.
Su cargo actual en el fabricante europeo es el de directora de calidad de operaciones de FAL&MRO de la división Defense & Space, lo que, así dicho, no aclarará mucho a los legos en la materia. Ese galimatías de siglas resume, en realidad, algo fácil de entender. Su departamento se encarga de que los productos que salen de las líneas de montaje (FAL) y los centros de mantenimiento, reparación y revisiones (MRO) se entreguen en tiempo y costes, y cumpliendo los requisitos de calidad y las demandas del cliente. Es decir, supervisan que todo funcione como es debido. Tiene bajo su responsabilidad aviones como los A330 MRTT (tanqueros) de Getafe, los Eurofighter de Getafe y Manching (Alemania) o los C295 de Sevilla.
Desde hace tres años, Matesanz es también decana del Colegio de Ingenieros Aeronáuticos de España (COIAE). Que ocupe este puesto es un hecho insólito por dos motivos: no solo es la primera mujer al frente de la organización en su más de medio siglo de historia, también es la persona más joven que la ha dirigido. Al frente de una institución de este tipo uno hace normalmente a un venerable profesional de larga trayectoria, no a una treintañera inquieta que quizá tenga menos experiencia, pero también más ganas. “Desde que empecé a estudiar Ingeniería Aeronáutica me metí de lleno en el mundillo”, cuenta. “En su momento empecé a colaborar con el Colegio porque me parecía fundamental defender nuestra profesión y promover un sector que contribuye en gran medida al desarrollo de nuestro país creando mucho empleo—y empleo de calidad— y potenciando una industria muy tecnológica. La cuestión es que trabajaba muchísimo en esto, así que pensé que, para poner en marcha la visión que tenía sobre el sector y el Colegio, sería más práctico y útil si el grupo de compañeros que compartíamos estas inquietudes y yo nos presentábamos a las elecciones. Pusimos desde el principio mucha ilusión. Y desde 2014 hasta ahora hemos trabajado sin parar para que el Colegio tenga un papel cada vez más relevante”.
Una de las iniciativas que han promovido desde el COIAE es la plataforma Ellas vuelan alto. Este proyecto busca dar visibilidad a las mujeres del sector y ayudar a que haya más presencia femenina en las empresas aeronáuticas. Todo surgió a raíz de unas jornadas que hace unos meses organizaron sobre el tema. “Casi todas las que participamos estábamos de acuerdo en que la situación es, por decirlo suavemente, mejorable: hay muy pocas mujeres en los consejos de administración y ejecutivos de las empresas aeronáuticas de España. Por no hablar de que no hay prácticamente ninguna CEO. Lo que es seguro es que no haciendo nada, nada cambiará. Por eso hemos querido poner en marcha este proyecto de asociación”.
Matesanz es consciente de que para cambiar esta situación es fundamental trabajar también desde la base, es decir, lograr que las niñas pierdan el miedo a las ingenierías y carreras científicas. Algo que, en su opinión, será complicado si no empezamos por “cambiar los roles típicos” de género que se aprenden en la infancia. Eso pasa, entre otras cosas, por transformar la imagen de la mujer que proyectan los medios y la publicidad. “Nos inundan desde pequeñas con mensajes que nos encaminan a ser compañeras, madres y cuidadoras, y a los hombres, triunfadores. Parece que las cosas van cambiando, y hay países donde se mueve algo más rápido, pero es un proceso muy lento”. En el caso concreto de la ingeniería, el problema tampoco es solo femenino. Si hay algo que demande España ahora mismo son ingenieros. Son los profesionales más cotizados (tienen tasas de ocupación superiores al 90%) y, sin embargo, hay cada vez menos. La demanda de ingenieros ha aumentado un 20% en los últimos años, mientras que las matriculaciones en las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) se han reducido prácticamente en la misma proporción. “Es un problema generalizado en Europa”, asegura la responsable del COIAE.
Despertar vocaciones será, por tanto, crucial si no queremos acabar teniendo que importar ingenieros. En ese sentido, Matesanz considera importante mostrar casos de éxito, referentes tanto masculinos como femeninos. “En el Colegio todos los años premiamos al Ingeniero del Año, con el fin de resaltar su papel en la sociedad. Hemos premiado a gente tan importante como Carmen Librero, Ángel Luis Arias o Luis Gallego”. También es fundamental la labor de la familia. En su caso, desde luego lo fue. “Mi familia es de origen humilde. Sin embargo, a pesar de que ni mis padres ni ninguno de mis tíos pudieron estudiar más allá del colegio o el instituto, siempre nos inculcaron la importancia de formarse, trabajar duro y ganarse la vida por uno mismo. Afortunadamente, cuando yo nací, en 1980, la universidad era más accesible, y mi padre trabajó sin descanso para que yo pudiera estudiar inglés desde pequeña e ir a la universidad sin problemas. Él fue quien me inspiró para querer ser ingeniera”. No se arrepiente de la decisión: “Desde mi empresa, y desde el sector aeroespacial en general, contribuimos a unir a las personas, al avance de la ciencia y la tecnología, y a la seguridad y defensa de los ciudadanos de Europa. Es un sector francamente bonito y muy especial”.
Este artículo se publicó primero en el tercer número de nuestra edición en papel.