¿Afectará la polémica sobre la salud de Hillary a sus posibilidades de victoria?
Según los analistas, la falta de transparencia puede ser un problema grave para el electorado estadounidense
Hace unas horas, la campaña de Hillary Clinton ha hecho público un informe médico firmado por su doctora, Lisa Bardack, que concluye que la candidata se está recuperando bien de la neumonía que padece y “sigue teniendo la salud y la forma para servir como presidente de los Estados Unidos”. El equipo de Clinton intenta atajar así la crisis que empezó el domingo con su desmayo a la salida del homenaje a las víctimas del 11S. El incidente ha desatado todo tipo de rumores sobre su salud (se ha especulado con que tiene parkinson, epilepsia o demencia) y ha puesto el foco sobre la avanzada edad de ambos candidatos: Clinton cumplirá 69 años el mes que viene y Trump tiene 70. En opinión de Montse Escudero, directora de asuntos públicos de la consultora Ketchum, esto no debería ser un problema en un país “acostumbrado a los presidentes mayores, aunque en los últimos años hayan sido más jóvenes”.
También ha visto a varios presidentes con serios problemas de salud. El historial médico de muchos de sus dirigentes es extenso. El caso más llamativo es el de Franklin Roosevelt, que pese a haber quedado inválido a causa de la polio, ganó cuatro elecciones seguidas, las últimas, celebradas en plena Segunda Guerra Mundial. Es el presidente que más tiempo ha permanecido en el cargo. De hecho, murió en él: falleció de hemorragia cerebral mientras trabajaba en su escritorio unos meses antes de que la contienda acabara. También Woodrow Wilson, el presidente que dirigió al país durante la primera gran guerra, sufrió varios derrames cerebrales durante su mandato. Quedó parcialmente ciego y con la parte izquierda del cuerpo paralizada, aunque consiguió ocultarlo. Reagan, el presidente más viejo de la historia del país, fue operado de cáncer de colón en 1985. Pero incluso el más joven, John F. Kennedy, padecía una enfermedad renal y dolores de espalda incapacitantes.
El problema, coinciden todos los analistas, no es tanto que Hillary Clinton haya tenido un pequeño problema de salud, como la falta de transparencia de la candidata y su equipo de campaña. El que decidieran ocultar que padecía neumonía durante dos días –según sus médicos, el diagnóstico se produjo el viernes— ha dado pie a todo tipo de rumores y a que el público dudara sobre la honestidad de Clinton. “En Estados Unidos, la vida personal y profesional de los candidatos se considera de dominio público y la falta de esta información genera sospechas de que algo se está ocultando al electorado”, dice Inés Royo, investigadora de The Hispanic Council. “No publicar el historial médico es visto allí como una irresponsabilidad desde el punto de vista político”. Donald Trump, que también llevaba unos meses sin dar noticias de su médico, ha decidido ahora compartir con los electores su último chequeo. Y lo lo ha hecho en un programa de televisión.
Elecciones
A ocho semanas vista de las elecciones, ¿tendrá este incidente algún impacto en las posibilidades de Hillary Clinton de convertirse en presidenta? Montse Escudero no lo cree: “La maquinaria de Trump intentará alargar la polémica durante el mayor tiempo posible, pero si el asunto no va a más, no debería pasar factura a Clinton”. Aunque la analista advierte también de que otro tema, “el asunto de los emails y cómo lo ha gestionado sí puede resultar decisivo para parte del electorado”. “En los próximos días se verá qué estrategia siguen para intentar recuperar la confianza del electorado y demostrar que Hillary está capacitada para dirigir el país”, afirma Royo. “Quedan algo menos de dos meses para las elecciones y esto en la política estadounidense es una eternidad, por tanto, cualquier cosa puede pasar”.