“Sigo sin verme como un referente”
La nadadora Teresa Perales se enfrenta a sus quintos Juegos

Nota del editor: este artículo fue originariamente publicado el 7 de julio de 2016.
Teresa Perales (Zaragoza, 1975) es ya historia de nuestro deporte. Es la deportista española más laureada y comparte con Michael Phelps el honor de ser el nadador con más medallas olímpicas: 22 cada uno. A sus 41 años, está inmersa en la preparación de sus quintos Juegos Paralímpicos. Aunque también le queda tiempo para participar en aventuras como Sonificación, un curioso experimento que combina música, deporte y tecnología, y del que ha resultado una sinfonía creada a partir del análisis de los movimientos de Teresa en el agua.
No es el único reto al que la Fundación Telefónica, de la que es embajadora, ha sometido últimamente a la nadadora. De su mano también ha participado en el programa Masterchef, debutado como actriz —y además protagonista— en un corto de Javier Fesser e inspirado su propio tebeo: Teresa Perales Cómics,en el que 22 de los principales dibujantes españoles han colaborado para contar en imágenes su historia, además de un montón de curiosidades y detalles personales. "Me están pasando cosas muy divertidas y muy diferentes a lo que estoy acostumbrada. Me estoy metiendo en retos de los que nunca habría pensado poder formar parte y la verdad es que estoy saliendo muy contenta de todos”, cuenta.
No parece que los desafíos asusten a una campeona olímpica que hasta los 19 años no sabía nadar. “Yo era karateka, en deporte había hecho un poco de todo, pero no natación. Flotaba y nadaba estilo rana, pero poco más”. A esa edad, una neuropatía dejó a Teresa Perales en silla de ruedas. Eso fue lo que la llevó a la natación. “Creo que cada uno escribe el guion de su vida, pero hay cosas que van surgiendo. Y cuando te atreves a reconocerlas y te lanzas a la piscina, en mi caso literalmente, te puedes llevar grandes sorpresas. Cuando me quedé en silla de ruedas estaba claro que no podía seguir haciendo kárate, y yo quería seguir practicando algún deporte. Estaba dándole vueltas y coincidió que era verano, el primer verano que estaba en silla de ruedas, y nos fuimos de vacaciones”. Fue en Salou donde volvió a entrar en el agua. “Me metí en la piscina con un chaleco salvavidas, porque me daba miedo", reconoce. "Flotar me hizo sentir muy libre. Aunque no movía las pierna, y la coordinación e incluso la estabilidad eran muy precarias, me gustó mucho la sensación de ser independiente. Entonces volví a Zaragoza, me apunté a un club y el primer entrenador que tuve me puso un crono delante. Y piqué”.

Con la competición llegaron las medallas y reconocimientos. Hasta la fecha ha conseguido 17 medallas en mundiales, 29 en campeonatos de Europa y 22 más en Juegos Paralímpicos. Fue este último récord el que la hizo saltar a los titulares de todos los medios. Igualar en Londres 2012 el número de metales que había conseguido poco antes el legendario Michael Phelps era algo que ni se le había pasado por la cabeza: “Desde el comité paraolímpico hicieron cuentas, vieron las pruebas que había, las posibilidades que tenía de ganar y que si superaba las 16, podía convertirme en la deportista española con más medallas. Ser la paralímpica con más medallas ya me parecía estupendo. Pero de repente un periodista se dio cuenta de que podía igualar las 22 que había conseguido Michael, algo en lo que ni yo había caído”.

Ambos participarán en Río 2016. “Ahora se puede repetir ese titular de ‘La sirenita del Ebro vuelve a igualar al Tiburón de Baltimore’ o uno un poco más chulo que es que le ganó”, bromea. “Pero tampoco es el objetivo más importante. Quiero ganar porque siempre quiero ganar y, la verdad, el orgullo me puede, pero sobre todo porque quiero regalarle las medallas a mi hijo. Esta va a ser la primera vez que esté en una competición tan importante enterándose de verdad. En Londres solo tenía dos años. Ahora, con seis, es más consciente de todo. Eso es mucho más bonito que cualquier record”.
Tras Río, los próximos Juegos se celebrarán en Tokyo, y pese a que para entonces tendrá 45 años, Teresa Perales no los descarta. “No me gusta cerrar puertas. Creo que el cuerpo todavía me aguanta. No siento la necesidad imperiosa de dejarlo, aunque tampoco pasaría nada si lo hiciera. No sufriré el día que deje de nadar. En realidad, nado, sobre todo, porque me gusta competir. Me gusta la sensación que tengo en el agua, pero cuando entrenas tanto, todo es muy mecánico. Rara vez disfruto de la libertad de ir a la piscina a chapotear, y cuando me retire disfrutaré de esos momentos. Paso página muy rápido, no soy una persona que se aferre demasiado ni al pasado ni a las cosas”. Su rutina de entrenamiento consiste en unas cuatro horas de piscina al día, que completa con unos 20 ó 30 kilómetros de handbike, una bicicleta que se acciona con las manos. “Salgo a rodar por Zaragoza disfrutando de algo de lo que los nadadores no disfrutamos demasiado, que es respirar, poder coger aire cuando quieres y no de una manera cronometrada”, explica. “También hago un poco de gimnasio, algo de hipoxia, y sobre todo trato de cuidar mucho la alimentación y el descanso, aunque a veces sacrifico el descanso para pasar tiempo con mi familia”.

Parece imposible que además le haya dado tiempo de diplomarse y trabajar como fisioterapeuta, ser elegida diputada de las Cortes de Aragón y ocupar cargos públicos como la dirección general de Atención a la Dependencia del gobierno aragonés. También ha escrito dos libros, ha hecho viajes en misiones humanitarias al Sáhara y a la India y da charlas de motivación.
Pese a todo, Teresa Perales sigue sin sentirse cómoda cuando hablan de ella como ejemplo de superación o referente del deporte paralímpico. “Sigo sin verme como un referente. Sé que tengo una historia que en algunas cosas puede ser distinta o que en algunos aspectos puede ser interesante. Como, por ejemplo, que no sabía nadar y ahora tengo 22 medallas paralímpicas y aspiro a más. Reconozco que eso puede llamar la atención, pero cuando se habla de mí como ejemplo de superación…No sé, hay millones de personas con historias más increíbles que la mía, pero no se conocen. Yo he tenido la suerte de ganar medallas y por eso mi historia suena más, pero no creo que por eso sea nada especial”.
