¿Qué hacer para que tu piel no sufra este verano? Protégela, cuídala y potencia su regeneración
La doctora Elvira Ródenas nos cuenta cómo preparar nuestra piel para el sol


El 80% del envejecimiento de la piel está causado por la exposición solar. Por eso es crucial adaptar nuestra rutina de cuidado y tratamientos durante los meses más cálidos del año para mantener una piel radiante y protegida. En esta entrevista, exploramos con la doctora Elvira Ródenas los mejores consejos y prácticas para no solo cuidar tu piel en verano y asegurar que se mantenga hidratada, protegida y llena de vida, sino para también potenciar su regeneración.
¿Cómo daña el sol nuestra piel?
Nuestra piel se puede dañar según el tiempo de exposición, el fototipo de piel y la protección solar que usemos. Los rayos ultravioleta, tipo A, tipo B e infrarrojos, la dañan y alteran sus estructuras, sus células y su matriz extracelular. Esto produce también una alteración de las fibras elásticas y de colágeno, en el ADN intracelular, además de deshidratación de la matriz extracelular, etcétera, lo que se traduce en una piel menos luminosa, más flácida, con arrugas finas, manchas solares, lentigos y lesiones dermatológicas que se ven potenciadas por el sol. En último extremo puede provocar tumores benignos y malignos. También debemos mencionar la luz azul, es decir, la que irradian las pantallas, que produce alteraciones celulares en las proteínas, en los lípidos y en el ADN de las células. A largo plazo tendremos que abordar este tema, porque es una cuestión de salud pública muy importante.
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Política de cookiesVer en youtube.com¿Qué es el fotoenvejecimiento? ¿Es inevitable?
Son los cambios que se producen en la piel debido a la exposición solar sin protección. La piel tiene memoria y las sucesivas agresiones que se producen a lo largo de los años por tomar el sol sin la debida protección nos llevarán, más adelante, a todo tipo de lesiones dermatológicas que, ojo, aparecerán aunque se haya dejado de tomar el sol durante años. Por supuesto, podemos prevenir el fotoenvejecimiento si usamos la protección adecuada para cada tipo de piel y situación. Para elegir el fotoprotector adecuado hay que tener en cuenta el fototipo de cada persona. Los fototipos van del 1 al 6. El tipo 1 es el de la pieles más blancas y casi intolerantes al sol, hasta el tipo 6 que es el de las personas de raza negra. Cuanto menos fototipo, más sensible es la piel y mayor protección necesita: factor mayor y mayor frecuencia de aplicación. En esos casos el protector siempre debe ser de SPF 50 o mayor y que tenga filtro físicos y químicos. En algún paciente con zonas más sensibles, lo más eficaz es reforzar esas zonas susceptibles de manchas o arruguitas aplicando sobre la protección un stick o polvos de pantalla mineral que iremos reponiendo cada hora mientras estemos al aire libre. Pero hay que tener muy en cuenta que la protección hay que aplicarla durante todo el año, que es cuando se produce la lesión (mancha), aunque se empiece a oscurecer en verano. Como regla general, siempre que no tengamos un techo sobre nosotros hay que usar fotoprotección.
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Política de cookiesVer en youtube.com¿Y para regenerar la piel tras el verano?
Para regenerar la piel tras el verano podemos usar Profhilo, que es un producto diseñado especialmente para la activación celular de todas las capas de la piel e incluso también del tejido subcutáneo y sus adipocitos. El Profhilo es un complejo híbrido que potencia tanto las células madre como las células de la inmunidad como los fibroblastos para que produzcan fibras de colágeno y elastina. Lo que hace es mejorar el turnover (rotación) de la piel. Haciendo dos sesiones en los meses posteriores tendremos asegurada la regeneración después del verano. Se puede usar tanto en cara como en cuerpo, porque es eficaz en todas partes.
¿El sol tiene beneficios para la piel?
Pequeñas cantidades de sol son recomendables y esenciales para muchas de nuestras funciones vitales y metabólica, como la producción de vitamina D. Solo producimos Vitamina D si mantenemos una exposición al sol adecuada, y es muy importante, ya que esta vitamina es una sustancia oncoprotectora. Varios estudios han demostrado que previene cánceres como el de ovario, vejiga, linfoma, próstata, etcétera. Por eso nuestro nivel de vitamina D debe estar en un nivel óptimo y para conseguirlo hay que tomar el sol ¿Cómo? Podemos hacerlo durante diez minutos, sin protección, en una extensión grande de piel y a unas horas en las que sea menos dañino. Por supuesto, si la exposición se prolonga más de diez minutos hay que aplicar el fotoprotector adecuado. La vitamina D también va a potenciar nuestro sistema inmune porque interviene en cantidad de reacciones enzimáticas y de producción de hormonas. El sol nos beneficia en otras cosas, como el estado de ánimo, porque aumenta la producción de serotonina, hormona fundamenta para prevenir la depresión. También actúa sobre el sistema circulatorio, porque provoca vasodilatación, lo que hará que nuestro corazón se esfuerce menos. El sol incide positivamente, además, en la producción de glóbulos rojos, indispensables para la oxigenación de los tejidos, y de glóbulos blancos, indispensables para protegernos de infecciones.