Luisa García (LLYC): “Las organizaciones que sobreviven son las que no esperan a tener la solución perfecta para actuar”

La socia y CEO global de ‘corporate affairs’ de LLYC ha sido la ganadora de los XII Premios Mujeres a Seguir en la categoría de Publicidad y Marketing

Luisa García.

La ganadora de los XII Premios Mujeres a Seguir en la categoría de Publicidad ha sido una pieza clave del proceso de internacionalización que ha situado a su empresa, LLYC, entre las grandes firmas globales de su sector. Luisa García ha pasado casi toda su carrera en esta compañía, donde actualmente es socia y CEO global de la práctica de corporate affairs, división que representa más de la mitad de la facturación de la compañía y reúne a un equipo de más de 500 profesionales en Europa, Estados Unidos y América Latina. Esa experiencia internacional, asegura, tiene mucho que ver con su compromiso con la diversidad, en general, y la igualdad de género, en particular.

Llevas más de dos décadas dedicada a la consultoría. ¿Qué os piden ahora las empresas a las consultoras que hace años no os pedían?

Creo que el cambio más importante es que antes las empresas nos preguntaban por cómo comunicar una decisión ya tomada y ahora nos incluyen en el proceso de toma de decisión. Son cada vez más conscientes de que los aspectos reputacionales, de licencia social para operar, de generación de confianza entre sus diferentes stakeholders impactan en su legitimidad para tomar decisiones y luego ejecutarlas. Ahora estamos ayudando a los clientes a leer el contexto, a tener la información suficiente y a anticipar los posibles impactos de esas decisiones a nivel económico, legal u operativo.

En un contexto de polarización y desinformación como el actual, ¿qué retos enfrentan las compañías a la hora de construir confianza?

Lo primero que tenemos que hacer todos es escuchar mejor. Es verdad que el contexto es más desafiante, volátil y que avanza mucho más rápido, pero, por otra parte, tenemos más herramientas que nunca para entenderlo. El entorno digital permite saber qué conversaciones se están produciendo, dónde, quiénes las lideran, en torno a qué temas. Por otro lado, en España, las compañías estaban acostumbradas a influir, algunas más que otras, en el ámbito nacional, pero ahora son más conscientes de que el partido se juega en Bruselas. Tienen que aprender cómo funciona la política europea y por dónde van las tendencias regulatorias, porque eso les puede permitir adaptar su estrategia y ganar tiempo respecto a otros competidores. Por otro lado, está el gran boom de la inteligencia artificial, que está teniendo un impacto multisectorial. Si lo consideramos todo en conjunto, puede generar una parálisis. Las empresas no saben qué les puede afectar de todo esto o de qué pueden sacar provecho, pero deben pelear contra esa sensación y empezar a actuar. Quizá sobre cosas sencillas, como asegurarse de que su posicionamiento en los LLMS [la tecnología de IA en la que están basadas herramientas como ChatGPT y Gemini] es correcto o de que su equipo esté preparado para reaccionar ante una situación de fake news. Las organizaciones que sobreviven son las que no esperan a tener la solución perfecta para actuar. El convertir esa gran transformación, con las oportunidades y riesgos que supone, en aspectos muy accionables, con esas dos otras cuestiones de las que he hablado, el escuchar mejor y aprender a influir en otras instancias, serían para mí las tres claves.

“El nuevo machismo se ha hecho más hábil a la hora de utilizar una comunicación digital cada vez más emocional, persuasiva y polarizante, y me temo que va a pasar lo mismo con la inteligencia artificial”

Gestionas un equipo de más de 500 profesionales en tres continentes. ¿Cómo se construye cohesión y cultura de equipo a esa escala

De nuevo, no buscando una única solución. Creo que lo primero es tener una visión compartida y después, escuchar al equipo para conocer sus inquietudes y expectativas. Y no porque haya que cumplirlas todas, porque, aunque intentemos cuadrar los intereses de todos, los recursos son limitados y muchas veces la realidad acaba imponiéndose. Pero intentando estar cerca y escuchar más, puedes adaptar tu propuesta de valor también a nivel interno, encontrar los temas y el tono para conectar con tu equipo. En nuestro caso, tenemos una cultura definida en torno a tres valores: la excelencia, es decir, la apuesta por el trabajo bien hecho, lo que no quiere decir que seamos perfectos. También la ambición o audacia. No hablo de ambición a cualquier precio, ni únicamente centrada en las cifras, sino en ser cada día mejores, seguir participando en proyectos desafiantes y ofrecer soluciones distintas. El tercero es lo que llamamos togetherness que es algo que va más allá del trabajo en equipo. Intentamos crear espacios para compartir, de forma que la gente pueda sentirse parte de algo más grande que su realidad cotidiana. Trabajamos mucho el que la gente pueda verse u conocerse, aunque cada vez somos más y es difícil, para que pueda recurrir, de una manera muy abierta y muy directa, sin instancias intermedias, a un colega de otro país o de otra especialidad.

¿Qué lecciones de liderazgo has aprendido al trabajar con clientes y, sobre todo, con equipos de mercados tan diferentes?

Mi compromiso con la diversidad tiene mucho que ver con esa experiencia internacional. Cuando yo empecé en LLYC, ocho de cada diez personas del equipo eran periodistas o gente de PR. Ahora tenemos creativos, pero también ingenieros de sistemas, politólogos y una variedad de perfiles que, sumada a la variedad de orígenes geográficos, de género, de raza u orientación sexual, hace que los equipos sean muchísimo más ricos. Eso no quiere decir que las cosas sean fáciles. En un periodo de tiempo muy corto hemos pasado de ser una compañía en la que todo el mundo hablaba español a una donde, de forma interna, se combina el español con el inglés.  La diversidad no es sencilla, al contrario, resulta retadora, porque cuestiona el statu quo y cuestiona las creencias arraigadas. Luego es verdad que con los años aprendes a delegar mejor y a entender cuáles son tus fortalezas, lo que no quiere decir caer en la complacencia. A mí me gusta mucho la teoría del flow [una teoría desarrollada por el psicólogo de origen húngaro Mihaly Csikszentmihalyi], que es el estado que se alcanza cuando te sientes a gusto con lo que haces, has llegado a un alto nivel de competencia, pero al mismo tiempo encuentras un nivel de dificultad que te resulta estimulante. Creo que es el estado ideal para que tú, pero también tu equipo, se sienta inspirado.

¿Y ahora te sientes en un momento ‘flow’?

Sí, porque la transformación del negocio está siendo brutal y nuestra compañía está en un proceso de transformación muy importante. No puedo decir que no me sienta estimulada, al contrario, a veces siento que tengo que bajar el ritmo para interiorizar lo que voy aprendiendo y seguir disfrutando.

Hablabas antes de tu compromiso con la igualdad. Desde LLYC habéis impulsado varios estudios y campañas sobre la representación de la mujer en medios y redes. ¿Qué te preocupa más de lo que han reflejado estos análisis?

Hay muchos estudios de diferentes países que apuntan a una sensación de descontento entre los hombres, sobre todo, entre los jóvenes, respecto a los avances en materia de igualdad, porque se sienten desfavorecidos y a creen que ya está todo hecho. A mí eso me preocupa, primero, porque estoy convencida de que queda mucho por hacer y también de que tenemos que aprender a hacer las cosas mejor para que los hombres se sientan parte de ese avance. Los que ya lo hacen deberían tener más visibilidad, para poner sobre la mesa nuevos modelos de masculinidad. Es importante que los jóvenes tengan ese tipo de referentes porque les está llegando mucha información empujándoles hacia una mirada que es muy peligrosa.

¿Crees que la IA va a jugar a favor o en contra de la construcción de relatos más inclusivos?

Me gustaría decir que a favor, pero el nuevo machismo se ha hecho más hábil a la hora de utilizar una comunicación digital cada vez más emocional, persuasiva y polarizante, y me temo que va a pasar lo mismo con la inteligencia artificial. En el último informe que hemos hecho hemos visto cómo la conversación agitadora machista usa mensajes más cortos, trabaja más en bloque y viraliza mejor los contenidos. Por contra, el discurso feminista, al querer armarse de razones y no entrar en un debate de descalificaciones, es mucho menos agresivo, pero, desgraciadamente, también mucho menos efectivo. Encontrar el término medio es difícil, pero necesitamos aprender a hacerlo mejor.

Tu privacidad es importante para nosotros

Utilizamos cookies propias y de terceros para analizar nuestros servicios con fines analíticos, para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación y para incorporar funcionalidades de redes sociales. Podrás cambiar de opinión y modificar tus opciones de consentimiento en cualquier momento al volver a esta web y accediendo a la página Política de Cookies.

Panel de gestión de cookies

✓ Permitir todas las cookies
✗ Denegar todas las cookies
Estas cookies son necesarias para que el sitio web funcione y no se pueden desactivar en nuestros sistemas. Usualmente están configuradas para responder a acciones hechas por usted para recibir servicios, tales como ajustar sus preferencias de privacidad, iniciar sesión en el sitio, o llenar formularios. Usted puede configurar su navegador para bloquear o alertar la presencia de estas cookies, pero algunas partes del sitio web no funcionarán. Estas cookies no guardan ninguna información personal identificable.

Cookies técnicas

✓ Permitir
✗ Denegar
Las cookies estadísticas nos permiten contar las visitas y fuentes de circulación para poder medir y mejorar el desempeño de nuestro sitio. Nos ayudan a saber qué páginas son las más o menos populares, y ver cuántas personas visitan el sitio.

Google Analytics

Ver sitio oficial
✓ Permitir
✗ Denegar
✓ Permitir
✗ Denegar
Estas cookies pueden ser añadidas a nuestro sitio por nuestros socios de publicidad/medios sociales. No almacenan directamente información personal, sino que se basan en la identificación única de tu navegador y dispositivo de Internet para ofrecerle compartir contenido en los medios sociales o para mostrarte contenido o anuncios relevantes en nuestro sitio web u otras plataformas.
✓ Permitir
✗ Denegar
✓ Permitir
✗ Denegar
Subir al principio de la página