La financiación sigue siendo una de las principales asignaturas pendientes para el emprendimiento digital femenino
El 60% de las mujeres que han conseguido poner en marcha su negocio lo ha hecho con apoyo económico familiar
La primera fotografía del emprendimiento digital femenino en España deja una imagen con muchos claroscuros en la que probablemente dominen más las sombras. Ayer se presentó el informe El emprendimiento digital femenino: situación y prospección, el primero sobre este ámbito concreto que se ha llevado a cabo en nuestro país. Ha sido realizado por el Instituto de la Mujer, bajo la dirección de Teresa Alarcos, presidenta de W Startup Community, y con la colaboración de la Real Academia de Ingeniería, Ontsi, Red.es y el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. El estudio se basa en los resultados de una encuesta enviada a 326 emprendedoras digitales a comienzos de 2020, a las que se les preguntó por las motivaciones, retos, barreras y necesidades con las que se habían encontrado a la hora de poner en marcha sus negocios. “Por ser mujeres, en cualquier ámbito y en cualquier sector, también en el digital, lo tenemos más difícil”, aseguró durante la presentación Noelia Vera, secretaria de Estado para la Igualdad. En su opinión, eso no solamente limita nuestras posibilidades de desarrollo como mujeres, sino que también “está lastrando nuestra productividad como país y está ralentizando nuestro proceso económico”. Las cifras avalan esa opinión. Como recordó Teresa Alarcos, hablamos de “una industria de 2,8 trillones de dólares, según el informe de 2019 del Foro Económico Mundial, donde las mujeres tenemos una presencia anecdótica, y eso es algo que tenemos que cambiar".
Efectivamente, son todavía pocas las que finalmente dan el paso: solo el 14% de los fundadores y cofundadores de este tipo de empresas son mujeres, una cifra similar a la de otros mercados en Europa y Estados Unidos. Las startups digitales lideradas por mujeres en España operan en una amplia variedad de sectores, desde consultoría, educación, movilidad, sostenibilidad o fintech, hasta la industria 4.0. Hacen uso de las tecnologías disruptivas, especialmente inteligencia artificial (21%), big data (19%) y aplicaciones web (10%), seguidas por blockchain, robotización y desarrollo de software, con un 6% cada una.
Sus perfiles sociodemográficos son muy distintos, aunque la mayoría se concentra en Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia. Un porcentaje importante (70%) asegura que su rol en la familia no ha sido un obstáculo a la hora de emprender, aunque las responsables del estudio puntualizan que en este caso abundan las mujeres sin descendencia y con progenitores relativamente jóvenes o que no necesitan cuidados. Las que han formado una familia, además, ven el emprendimiento digital como una forma de poder organizarse su tiempo y ser sus propias jefas.
El emprendimiento se ve como oportunidad en el 60% de los casos. Para el resto fue una elección tomada por la frustración y las dificultades de promoción en sus trabajos anteriores. Casi el 60% recomendaría emprender a otras mujeres. El 46,3% cree que el género no es un factor que influya en el éxito como emprendedora, aunque el 42,3% percibe que su sector es mucho más exigente para las mujeres que para los hombres.
La financiación sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes para el emprendimiento digital femenino. El 60% de las encuestadas reconoce que ha tenido que apoyarse en la familia para poner en marcha su negocio porque no ha logrado acceder a fuentes de financiación temprana. En este punto sí es significativa la diferencia frente a los hombres, que no tienen tantos problemas para lograrla. Esa falta de financiación en sus inicios explica que las empresas fundadas por mujeres sean habitualmente más pequeñas que las creadas por hombres, pero también menos endeudadas y apalancadas. En consecuencia, es habitual también que tengan más problemas para escalar.
Para reducir la brecha de género en este ámbito es necesario, según el informe, impulsar iniciativas de tipo financiero que faciliten el acceso al crédito inicial, potenciar el rol de los business angels y preseries A (la ronda de la serie A es la segunda etapa de la financiación de una startup y la primera etapa de la financiación del capital riesgo) y crear fondos públicos de capital semilla y herramientas de crowdfunding, además de incentivos y deducciones fiscales para los inversores y mecenas.
Otras de las recomendaciones son la creación de programas específicos de formación de emprendimiento dirigidos a las mujeres y dar a conocer iniciativas y eventos específicos y normalizar la figura de la mujer emprendedora. Urge, además, incorporar la perspectiva de género en todos los estudios, políticas, planes y actuaciones que se pongan en marcha para promover y apoyar el emprendimiento en el entorno digital.
