El problema de Victoria’s Secret
No es financiero ni de imagen; la clave de la crisis de la empresa puede estar en su propio origen

En mayo, Victoria's Secret anunciaba que este año no retransmitiría por televisión su famoso desfile y ahora ha confirmado oficialmente que el show finalmente no se celebrará, una decisión que la empresa matriz, L Brands, explica como un movimiento para "evolucionar" su mensaje y su estrategia de marketing. Los ángeles de Victoria’s Secret no desplegarán este año sus alas sobre el escenario y no parece que mucha gente se lamente por ello. Es más, el final de un desfile duramente criticado por la imagen irreal e hipersexualizada que ofrecía de la mujer es celebrado como una victoria por los que desean un cambio en la industria de la moda.
Victoria’s Secret lleva tiempo en dificultades financieras y en 2018 perdió casi el 50% de su valor. Pero su problema no parece tanto económico ni tampoco de imagen, como algunos analistas sugieren sino más bien de concepto. Puede que la respuesta sea algo tan sencillo como que Victoria’s Secret es y siempre ha sido una empresa de lencería para mujeres creada por hombres. De hecho, es el origen de la empresa. El fundador de Victoria’s Secret es Roy Raymond, un empleado del departamento de marketing de Vicks, que decidió crear la marca tras una mala experiencia en una tienda de lencería femenina a la había ido a comprar un regalo para su mujer. Salió de allí avergonzado y sin regalo, pero con una idea de negocio: una tienda de lencería en la que la que los hombres no se sintieran como ‘pervertidos’ cuando fueran a comprar ropa interior a sus parejas. La primera tienda de Victoria’s Secret se abrió en un centro comercial de San Francisco en 1977. Su principal innovación era que las prendas se mostraban colgadas de la pared en cuadros para que los hombres pudieran elegirlas sin tener que rebuscar entre los percheros. Después llegaron más tiendas y la idea de lanzar un catálogo para que los caballeros pudieran comprar desde la comodidad de su hogar. Cinco años después, Raymond vendió la empresa a The Limited Inc (hoy L Brands) por 4 millones de dólares. En poco tiempo, Victoria’s Secret se convirtió en un éxito internacional con más de 600 tiendas en todo el mundo y unos ingresos de más de 1.000 millones de dólares al año. Destrozado por haber dejado escapar el negocio de su vida, Roy Raymond intentó poner en marcha otras aventuras empresariales, pero todas fracasaron y él acabó suicidándose en 1993 arrojándose desde el Golden Gate a los 46 años.
Mucho ha llovido desde entonces, pero los que denuncian la incapacidad de Victoria’s Secret para cambiar con los tiempos parecen tener razón. Y si a alguien le quedaban dudas, el director de marketing, Ed Razek, se encargó de dejarlo claro el año pasado cuando, en una polémica entrevista con Vogue, aseguró que en sus desfiles no tenían cabida las tallas grandes ni las modelos transgénero con el argumento de que “el show es una fantasía”. Razek dimitió hace unos meses, solo unos días después de que la marca anunciara el fichaje de la modelo transgénero Valentina Sampaio. Nadie parece haberse creído los tímidos intentos de la marca por parecer ‘inclusiva’. En 2016, la modelo Jasmine Tooks llevó su sujetador joya y en las imágenes se veían sus estrías sin retocar. En 2018 desfiló Winnie Harlow, una modelo con vitíligo y este año han contratado a Tate Cutler, su primera modelo de tallas grandes (o lo que se considera 'grande' en el mundo de la moda) y a otra transgénero. Para disgusto de su exdirector de marketing, cabe suponer.
Y así, mientras marcas más realistas, naturales e incluso abiertamente sexuales, como Aerie o Savage x Fenty, se hacían con el mercado, Victoria’s Secret perdía relevancia a marchas forzadas. El año pasado, su desfile consiguió atraer a una audiencia de solo 3,2 millones de espectadores, la cifra más baja desde que comenzó a emitirse en 1995 (llegó a reunir a 12,4 millones en 2001). Quizá sea que ya no queremos ver a más mujeres que parecen llegadas de otro planeta o quizá que a estas alturas de internet, nadie espera un año para ver a modelos ligeras de ropa en television. Sea como fuere, nadie llora por el desfile de Victoria's Secret.
Ver esta publicación en InstagramIt’s time to say goodbye to television’s most glamorous fashion show. After 24 years of putting together one of the world’s most exciting fashion shows featuring famous models, pop stars and million-dollar bras, @victoriassecret is changing its strategy. The company won’t be holding its annual show extravaganza this year. Instead, it will be introducing new and exciting events in response to the criticism it received about featuring women of only a certain body type. Una publicación compartida de Today's Outlook World (@todaysoutlookworld) el