Lograste el Goya a mejor actriz revelación por Un otoño sin Berlín. ¿Qué supuso ese reconocimiento?

Mucha alegría y un impulso, porque es un premio que dan tus compañeros de profesión, y eso lo hace más bonito. Pero no considero que haber ganado el Goya cambiara mi vida o mi carrera.

Acabas de terminar de rodar Las chicas están bien, a las órdenes de Itsaso Arana y con un equipo predominantemente femenino. ¿Cómo ha sido esta experiencia?

Muy nueva para mí. Nunca había experimentado el trabajar con un equipo técnico, no solamente artístico, en el que todo fueran mujeres. No había trabajado con una directora de fotografía mujer, por ejemplo, ni con una gaffer. Es una película que habla mucho sobre la mujer, y creo que Itsaso entendió que estaba bien que nos rodeáramos de un equipo femenino. También, por darles la oportunidad de poder estar ahí, porque nos tenemos que ayudar entre nosotras. Cuando es una mujer la que está al mando, me parece muy acertado que tome cierto tipo de decisiones. Fue un rodaje idílico y creo que tuvo mucho que ver por la energía que se generó en cuanto al respeto, la calma y la sensibilidad a la hora de entender el trabajo. Estábamos muy cómodas. Nos hemos hecho muy amigas todas, formamos una especie de familia y creo que eso está presente en la energía de la propia película. Al final, las películas están marcadas por la energía que se generen a su alrededor. Por eso son tan imprevisibles. Puedes tener un gran guion, un gran director y unos grandes actores, y que no funcione. Esa es la magia de esto. En este caso, creo que ha jugado a nuestro favor.

Entre tus últimos trabajos está el filme Competencia oficial, con Antonio Banderas y Penélope Cruz. ¿Cómo ha sido actuar junto a ellos?

Esta película está dirigida por dos directores argentinos muy buenos, Gastón Duprat y Mariano Cohn. Me apetecía muchísimo trabajar con ellos. Cuando me llamaron y, además, me dijeron que era un personaje que no hablaba, ni me lo pensé. Generalmente he hablado mucho en mis trabajos y me hacía mucha gracia hacer algo donde solo pudiera contar con el cuerpo, con la mirada y con la presencia. Y, por supuesto, la posibilidad de actuar junto a Antonio, Penélope y Óscar Martínez, que son tres grandísimos actores. La energía de la peli fue muy divertida, hubo muchas risas en el set.

No solo eres actriz, también creaste y produjiste con Barbara Lennie la serie Escenario 0, que fusiona artes escénicas y audiovisual. ¿Cómo surgió ese proyecto?

La idea surgió durante la pandemia. Cuando nos confinaron, íbamos a empezar a ensayar una obra de teatro con Pablo Remón para el teatro Kamikaze, pero todo se quedó parado cuando empezamos a ver que la situación iba para largo. Entonces nos planteamos rodar la obra Hermanas, de Pascal Rambert, que parecía una cosa fácil, porque éramos nosotras dos y podía hacerse con un equipo muy reducido. Empezamos a darle vueltas a esa posibilidad, pero en una conversación bastante larga decidimos ir un paso más allá y hacer una adaptación libre juntando textos teatrales de diferentes creadores que se pudieran llevar a la pantalla, pero no como obras de teatro grabadas, sino como otra cosa. Se lo presentamos a HBO y en un tiempo récord aprobaron el proyecto, porque les gustó mucho y porque, además, era factible dadas las circunstancias en las que estábamos. Empezamos a rodar una semana después de que nos dejaran salir y la verdad es que a mí me dio la vida. Todo mi confinamiento estuvo marcado por ese proyecto y la ilusión por armarlo. Fue muy complicado, pero a la vez muy gratificante. Es una de las cosas de las que estoy más orgullosa.

¿Tenéis pensado producir algo más juntas?

Nos gustaría mucho. En la peli de Itsaso nosotras no éramos productoras, pero de alguna manera sí que hemos estado ahí armando el proyecto con ella. Creo que las dos tenemos esa inquietud de seguir haciendo cosas de este estilo y producir. De hecho, tengo un proyecto de teatro que estoy levantando para el 2024 como productora y también como intérprete, pero esta vez yo sola.

¿Y te planteas ponerte detrás de la cámara y dirigir?

Es algo que no me he planteado nunca. Creo que se me da mejor idear cosas, levantarlas y formar parte de ellas como actriz que dirigirlas. No acabo de tener esa pulsión. Y a la vez siento que me queda mucho recorrido como actriz. Siento que una tiene que ser fiel a sus impulsos y humilde en cuanto a lo que considera que puede o no hacer. En mi caso siento que todavía me queda mucho por aprender.

¿Qué te gustaría hacer que no hayas hecho aún?

Me gustaría rodar algo en lo que pudiera jugar y transformarme, que es algo que sí he hecho más en teatro. Poder hacer un personaje muy loco y divertido.

Acabas de volver a subirte al escenario con la obra Finlandia. ¿Qué es más exigente el cine o el teatro?

Son dos tipos de exigencia diferentes. En teatro tienes que ser una especie de soldado. Además, en una función de Pascal como Finlandia necesitas mucha preparación física y emocional, muchas horas de ensayo, de memorizar… El cine es también muy complicado y duro, pero es otro tipo de dificultad, en la que quizá estás más acompañada y hay más margen de error. También implica otro tipo de técnica. En el teatro estás muy expuesta; el cine es un poco más mentiroso.

¿Qué tiene que tener un proyecto para que llame tu atención?

Depende del momento, pero supongo que sea retador y que active mucho mi imaginación. También influye con quién vaya a embarcarme en el proyecto.

¿Cómo te preparas un papel?

En función de lo que te pida cada proyecto. En el caso de Finlandia o de los trabajos con Pascal, como Hermanas, la preparación no es comparable a la de otros proyectos. Tienes que estar tres meses encerrada en casa como si estuvieras estudiando una oposición, sentada en una mesa y estudiando sin parar. Es un tipo de trabajo muy demandante. Hay otros que no requieren ese tipo de preparación, te lo lees un par de veces porque sientes que intuitivamente lo entiendes y el director o directora te pide que improvises o que juegues en el momento. En esos casos el trabajo se hace más el día de rodaje o en los ensayos. Depende mucho de lo que pidan cada creador y el texto al que te tienes que enfrentar. También tiene que ver mucho con la intuición y con un montón de cosas muy impredecibles, así que yo no suelo tener una metodología muy clara.

¿Cuáles son tus metas a corto plazo?

Poder seguir viviendo de este trabajo, que no es una cosa nada obvia, y poder seguir retándome a mí misma en las cosas que hago. Intento tener objetivos cada vez más humildes. Era una persona bastante ambiciosa, pero he dejado la ambición un poco de lado, porque ya no me funciona. O no me apetece. O quizá es que ahora estoy en otro momento de mi vida.