‘Pussypedia’: el libro para descubrir todo lo que siempre habías querido saber sobre tu propio ‘pussy’
Y de paso unas cuantas cosas que ni siquiera te habías planteado
Todo empezó en una noche de 2016 a raíz de una discusión entre la escritora y consultora de internet Zoe Mendelson y un antiguo novio. El tema de debate era si todas las mujeres tenían la capacidad de eyacular. “Él decía que si me relajaba lo suficiente, seguro pasaría”, explica Mendelson, que, ante la duda, hizo lo que haría cualquiera en esa situación: buscar en Google. “Lo que encontré fue mucha mala información contradictoria y de pésima calidad”, asegura. Frustrada, acudió entonces a revistas médicas, donde se encontró con información más seria y reveladora, pero difícil de comprender. “Pensé que la falta de información de buena calidad acerca de nuestros cuerpos es un problema enorme que necesitaba ser solucionado”. Esa bofetada de realidad fue el origen de Pussypedia, un proyecto online que ahora, gracias a Larousse, se ha lanzado en papel.
Para crear la Pussypedia, Mendelson ha trabajado con María Conejo, una artista visual cuyo trabajo durante los últimos ocho años ha girado en torno al cuerpo. “Ha sido un intento por traducir la complejidad de la relación con mi propio cuerpo en imágenes que he buscado colocar ahí afuera, en distintos medios, para ver si otras personas conectaban con las mismas emociones”, explica la ilustradora. “Fue muy revelador para mí el día en el que Zoe me habló acerca de la falta de información sobre los cuerpos, porque me di cuenta de que gran parte de la relación que mantenemos con nuestros propios cuerpos depende de cuánto sabemos sobre ellos, y me sorprendí al descubrir que había mucho que yo no sabía”.
Esa falta de información afecta especialmente a los cuerpos femeninos. Para comprobarlo, basta con comparar la cantidad de información disponible sobre el pene y la que hay sobre, por ejemplo, el clítoris. “Básicamente, el clítoris no se toma en serio como tema científico porque fue durante siglos considerado algo profano, vulgar. Aún lo es”, asegura Mendelson. En el libro, las autoras hablan siempre del pussy, un término que consideran más inclusivo que vulva o vagina en lo que respecta al género y al cuerpo. “La palabra vagina viene del latín, de la palabra vaina (‘funda para guardar la espada’). No estamos de acuerdo con la idea de que las vaginas existan como objetos que tengan que estar al servicio de los penes”, aclaran en la introducción. Además, el término vagina se refiere únicamente al canal vaginal. “Si a todo lo llamamos vagina, estamos ignorando muchas otras partes también importantes, entre ellas las externas y el clítoris”, indican. “Por otra parte, si solo lo llamamos vulva, ignoramos la vagina y todo lo que hay dentro”.
El objetivo era ser tan rigurosas como fuera posible, por lo que proceso de documentación y preparación del libro no resultó precisamente sencillo. “Trabajé con varias personas que me ayudaron, y eso es importante mencionarlo”, destaca Mendelson. “Es un trabajo conjunto con Melina Gaze, Hannah Silver, Charlie Blanc y Tarah Knaresboro. Todes elles me ayudaron a investigar y decidir qué debería contener cada capítulo”. Para cada tema revisaron, en primer lugar, el cuerpo de literatura disponible con el objetivo de identificar los puntos de debate. A continuación, revisaron los conflictos de interés en las investigaciones y hablaron con expertos. “Después escribí incluyendo todo lo que encontré, también las contradicciones e incertidumbres”, explica la autora. El siguiente paso fue una verificación de hechos considerando todas las fuentes originales para comprobar que no había explicaciones incompletas ni exageraciones.
En el caso de las ilustraciones, María Conejo fue siguiendo la investigación de Mendelson y su equipo, visitando cada link, cada imagen de las fuentes para comprobar cómo se habían ilustrado esos temas a lo largo de la historia. “Observé, comparé y analicé todas las imágenes que me encontré. Me di cuenta de que muchas de estas imágenes comunicaban ideales rígidos y heteronormados que no resonaban conmigo ni con la realidad actual. Decidí aportar un enfoque más contemporáneo, con una perspectiva orientada al placer, incluir cuerpos diversos, hacer los diagramas más actualizados, claros, con los nombres anatómicos de las partes del pussy”.
Durante el proceso, las autoras reconocen haber aprendido “mil cosas” sorprendentes sobre sus propios cuerpos. También haber desterrado unas cuantas ideas falsas. Zoe Mendelson habla, por ejemplo, de la creencia de que las infecciones de las vías urinarias son causadas por bacterias existentes en las heces. “Muchas fuentes repiten eso y no es cierto. La uretra tiene mecanismos efectivos por deshacerse de bacterias que migran desde el ano. Esas infecciones son causadas por bacterias especialmente evolucionadas para vivir en la uretra. Uno de los muchos ejemplos de cómo la narrativa de que los pussies son sucios acaba culpando a las personas con pussies de sus problemas de salud”, asegura.
A María Conejo le impactó especialmente el capítulo del clítoris. “Jamás había visto la anatomía completa del clítoris hasta que empezamos este proyecto hace seis años, cuando yo llevaba ya 28 años teniendo uno. También me sorprendió descubrir que durante las primeras seis semanas de desarrollo del feto, los genitales de todos son iguales y que es alrededor de las siete y ocho semanas cuando empiezan a diferenciarse. El glande de cualquier cuerpo siempre va a ser el glande, solo que crece con un tamaño diferente y se acomoda de manera distinta en el paquete genital de cada persona. Todas las partes de la anatomía genital funcionan de la misma manera; o sea que el pene, el clítoris y el espectro intersex están conformados de las mismas partes, solo que acomodadas de forma diferente”.
