Ceija Stojka, la superviviente gitana que pintó el Holocausto nazi
El Museo Reina Sofía le dedica su primera gran exposición en nuestro país

‘Esto ha pasado’ es el contundente título de la exposición que el Museo Reina Sofía le dedica a la artista austríaca de origen romaní Ceija Stojka. La muestra recoge uno de los episodios más negros de la Historia: el porrajmos, la persecución y genocidio que sufrió la comunidad romaní en la Alemania nazi. Se calcula que el 90% de la de la población romaní y sinti de Austria fue exterminada durante esos años. El número de víctimas de la comunidad gitana a nivel europeo es más difícil de determinar, pero se estima que hubo entre 220.000 y 500.000. En el campo de Auschwitz había incluso una zona especial llamada ‘el campo de los gitanos’, donde vivían en condiciones infrahumanas unas 20.000 personas (la mayoría fueron asesinadas).
La propia artista fue testigo directo de ese horror. Nacida en Austria en 1933, Ceija Stojka tenía solo 10 años cuando fue deportada junto a su familia a un campo de concentración nazi. Al final pasó por tres: Auschwitz-Birkenau, Ravensbrück y Bergen-Belsen. Y logró sobrevivir para contarlo, o, en su caso, para pintarlo. En 1945 ella y su madre fueron liberadas por las fuerzas alidadas. Después tuvieron que cruzar Alemania a pie (tardaron tres meses) para llegar a Viena. Allí la artista rehízo su vida y durante un tiempo prefirió olvidar el infierno por el que pasó. No fue hasta finales de los ochenta, a los 54 años, cuando sintió la necesidad de plasmar el horror que vivió de niña. Desde 1988 y hasta el 2012 –el año anterior a su fallecimiento—, realizó más de mil obras sobre su paso por los campos de exterminio nazis, pero también sobre la vida de su familia antes y después de la experiencia.
El Reina Sofía expone ahora alrededor de 140 de esas obras, además de fotos, vídeos y publicaciones sobre Stojka en la que es la primera muestra monográfica que se le dedica a la artista en nuestro país. Comienza con algunos de sus trabajos más alegres y coloridos, en los que retrata su niñez antes de ser deportada, cuando su familia, dedicada a la cría de caballos romaníes, vivía asentada en Austria. Los cuadros sobre la reclusión están marcadas por la simbología nazi, las alambradas y la oscuridad. La exposición visitarse hasta el 23 de marzo.





