Snapchat se hace mayor
La popular 'app' gana adeptos entre el público adulto
La red social de los mensajes efímeros ya no es territorio adolescente. Al menos, no tanto. Y nada lo demuestra mejor que el que Michelle Obama se haya abierto una cuenta. La Primera Dama de Estados Unidos ha aprovechado su viaje por Liberia, Marruecos y España para estrenar su perfil en Snapchat. Según la Casa Blanca, se trata de ofrecer “a los jóvenes de todo el mundo una manera divertida" de seguir su actividad.
Al igual que sucedió con otras redes como Facebook, que empezaron ganándose al público joven –sus primeros usuarios eran universitarios—para después conquistar a sus padres, también Snapchat está viendo cambiar su perfil demográfico. Un reciente estudio de la consultora eMarketer confirma que tiene cada vez más adeptos en el grupo de entre 25 y 34 años e incluso en el de entre 34 y 55 años. Lo que parecen buenas noticias para Snapchat, aunque también implica un riesgo, y es que la presencia de los adultos acabe echando a los jóvenes y a los anunciantes que hasta allí les han seguido (como Doritos, Burberry, Victoria’s Secret o P&G).
Sean adolescentes o adultos, se supone que Snapchat tiene ya más de 150 millones de usuarios diarios, una cifra superior a la de Twitter. Al menos es lo que publica Bloomberg, aunque la compañía no ha confirmado oficialmente el dato. Lo que sí ha anunciado es el ambicioso objetivo de ingresos que se ha marcado para este 2016: más de 300 millones de dólares, frente a los 50 millones del año pasado.
Manual de uso para no ‘millennials’
La app del fantasma nació en 2011. Lo que desde el principio la diferenció de otras aplicaciones de mensajería es que las fotos y vídeos (o snaps) que a través de ella se envían se destruyen instantes después de que el receptor los haya visto –la empresa asegura que los archivos se eliminan también de sus servidores—. El usuario tiene otra opción, y es convertir su foto o vídeo en una Snapchat Story, en cuyo caso será visible para todos sus seguidores durante 24 horas. Según los defensores de la red, esto le da al usuario más control sobre quién recibe sus publicaciones y favorece la privacidad. Es cierto que en otras redes los contenidos son por defecto públicos y convertirlos en privados es solo una opción (y en algunos casos difícil de configurar). Aunque también lo es que Snapchat ha tenido fallos de seguridad y que en internet, el único contenido que con seguridad es privado es el que no se comparte.