La mujer que enseña a los niños a enseñar a los perros
Sumara Marletta nos da consejos para educar (a niños y perros) y evitar así el abandono animal
Llegan las vacaciones y con ellas muchas cosas buenas, pero también alguna mala. Una de las peores es el abandono de animales, especialmente perros. Como dice la educadora canina Sumara Marletta, “irse de vacaciones y abandonar a un perro es ruin y deleznable”. Pero sigue pasando. Y eso que existen opciones. Cada vez hay más hoteles y casas rurales que aceptan mascotas, o residencias caninas para dejarlas en caso de no poder viajar con ellas. Pese a todo, más de 100.000 perros fueron recogidos por sociedades protectoras el año pasado en nuestro país. Y menos de la mitad, en torno al 45%, fueron adoptados.
España se ha incorporado, aunque con décadas de retraso, al convenio europeo de protección animal, pero aún vamos por detrás de muchos países en este ámbito. A juicio de Marletta, se debe principalmente a que “se están concentrando todos los esfuerzos en atender las consecuencias del abandono y los malos tratos, que sin duda es necesario, pero se descuida la raíz del problema, que está en la educación en la infancia. Mientras no enseñemos a los niños de hoy valores y empatía, no lograremos ese cambio que tanta falta nos hace. Hay que empezar desde la base”.
Marletta (dos niñas de corta edad, tres perros y una gata en casa) se dedica precisamente a eso, a educar a los más pequeños en el amor y el cuidado a los animales. Existe mucha bibliografía sobre la educación de mascotas, pero no demasiada destinada específicamente al público infantil. Por eso ha escrito La niña que sabía de perros y Miriam educa a su cachorro, dos cuentos que ayudan a los niños a tratar y adiestrar a sus animales. “Trabajo con psicología canina, y el primer problema es de comunicación: utilizamos lenguajes diferentes. Si todos fuéramos capaces de comprender su lenguaje habría infinitamente menos problemas de comportamiento e indirectamente menos casos de abandono”, asegura. Así surgió La niña que sabía de perros, un cuento que da claves para comunicarse mejor con los animales. El segundo, continúa, nació “de la necesidad de implicar a los niños en el cuidado de su cachorro (algo que siempre piden) y también para enseñar otra forma de educación canina, mucho más eficaz, basada en el respeto y no en la intimidación”.
Para acabar, Marletta deja algún consejo a las familias que quieran sumar un miembro canino al grupo. “A los padres les diría que se informen mucho, que pidan ayuda profesional si hace falta y que toda la familia visite una protectora. Les diría que un perro adulto no necesita tantos cuidados, que no hace pis en la alfombra y que es igual de adorable. Si adoptan un cachorro, que procuren que esté con su madre al menos dos meses y que no le dejen llorar a solas. Necesitan estar acompañados, y no se mal acostumbran por ello. Y les recodaría que todos los perros viven más de diez años y son una gran responsabilidad”.