11 historias ilustradas de las presas del franquismo
El cómic ‘Cuerda de presas’ recoge relatos de mujeres encarceladas en los primeros años de la dictadura
La historia de este libro empieza con un disco. Su autor, el guionista Jorge García, estaba documentándose para hacer una historieta sobre la Guerra Civil cuando encontró Dones del 36 (Mujeres del 36). El disco, grabado por el grupo Maquis, recrea un concierto clandestino que habían dado las presas de la cárcel de Las Ventas en el año 48. “Me imaginaba aquella música que hablaba de libertad saliendo por los barrotes de los lavabos de la cárcel”, explica. “Ya tenía el cabo del hilo, así que empecé a tirar”. El resultado es el cómic Cuerda de Presas, que García firma con el dibujante Fidel Martínez y que la editorial Astiberri ha reeditado ahora doce años después de su primera aparición.
En el proceso de documentación se sirvieron, además, de libros como Irredentas, de Ricard Vinyes, o Rojas, de Mary Nash. Y de los testimonios de presas políticas que recogió Tomasa Cuevas en los 70 y 80 y que se recogen en una monografía publicada en dos tomos. Aunque el libro que más les inspiró no tiene en realidad que ver con la Guerra Civil española. “Un amigo argentino me recomendó una novela de Carlos Liscano titulada ‘El furgón de los locos’”, cuenta García. Liscano, preso político durante la dictadura uruguaya, escribió tras ser liberado una novela contando su experiencia desde una perspectiva muy analítica. “Me da la impresión de que debió tener una formación matemática. Su manera de hablar me fue muy útil para construir los relatos”.
Las historias beben, por tanto, de la realidad, aunque no son reales. Cada una transcurre en una prisión distinta, de Les Corts en Barcelona a la de Ventas en Madrid, y reflejan las atrocidades que padecieron miles de mujeres en la posguerra. “Utilicé a las presas como una especie de escalpelo que me permitía abrir en canal toda la geografía carcelaria del franquismo”, indica el guionista.
Los relatos tienen enfoques distintos, pero en todos domina la crudeza. Las medidas coercitivas en las cárceles eran, de puro arbitrarias, absurdas. Cuenta Jorge García que en uno de los testimonios que leyó y en los que inspiró una presa relataba que tenían prohibido pisar el espacio entre las baldosas negras y blancas del suelo. “Me pareció una cosa loquísima, surrealista, como sacado de ‘Alicia en el país de las Maravillas’”.
Esa dureza se refleja también en el estilo de las ilustraciones de Fidel Martínez. El uso del blanco y negro las hace más opresivas. El trazo, aparentemente sencillo, crea personajes con mucha expresividad, cuerpos que se alargan y se deforman, “dándole un aura de misterio y oscuridad”, opina García.
El libro se publicó por primera vez en 2005. Su reedición, en un formato más cuadrado y en tapa dura, servirá, según el autor, para acercar estas historias a una nueva generación que no conocía el libro. Jorge García planea hacer otra novela gráfica de historietas sobre la prostitución en los primeros años del franquismo. “Es una atmosfera que Cela representó en La Colmena, pero me gustaría ser todavía más crudo”, dice. Ya tiene pensado el título: Caídas, que es como llamaban a las prostitutas en esa época.
