María Pérez, fisioterapeuta: “No hay una actividad que en sí misma provoque daño al suelo pélvico. No es lo que hacemos, el problema es cómo lo hacemos”

Más allá de las pérdidas de orina, los problemas de suelo pélvico tienen consecuencias que pueden afectar mucho a la calidad de vida

María Pérez.

Todas y todos (sí, también ellos) tenemos suelo pélvico, y lo tenemos desde siempre, aunque el concepto suene relativamente nuevo. De unos años a esta parte hemos empezado a cobrar conciencia de la importancia de esta musculatura que, de no mantenerse fuerte, puede dar lugar a multitud de problemas. Entre ellos, incontinencia urinaria, fecal o de gases, prolapsos o hernias vaginales, hemorroides, estreñimiento, dolor pélvico, dolor con la penetración, dificultad o imposibilidad de llegar al orgasmo, etcétera. Son problemas, por desgracia, muy habituales y que durante mucho tiempo hemos normalizado como “cosas de la edad”. La buena noticia es que no tiene por qué ser así. Según explica María Pérez, fisioterapeuta experta en suelo pélvico y colaboradora de la marca de productos de salud femenina Intimina, con un diagnóstico adecuado y un correcto tratamiento, todas y todos podemos tener un suelo pélvico sano.

¿Cómo de frecuentes son los problemas de suelo pélvico?

El suelo pélvico tapiza la base de nuestra pelvis. Para que te hagas una idea, cuando estás sentada es todavía más grande que la zona que contacta la silla. Esto provoca que esté involucrado en muchísimos procesos. Además, en el caso de las mujeres, por nuestra propia anatomía, fisiología y procesos vitales, está más expuesto a estas disfunciones. Por lo tanto, la frecuencia con la que se presentan estos problemas a lo largo de la vida de las mujeres es muy alta. Por ejemplo, cuatro de cada diez mujeres a partir de los 30 años tienen pérdidas de orina y este número aumenta con la edad llegando a seis de cada diez en mayores de 50 años.

Además de las pérdidas de orina, ¿qué otras consecuencias pueden tener?

La calidad de vida puede verse muy mermada por los problemas relacionados con el suelo pélvico. Tanto la incontinencia de orina como la de gases y la de heces nos impiden tener una vida laboral y social tranquila y disfrutona. Las mujeres con estos problemas suelen tener vergüenza y miedo de salir a la calle y reunirse con sus familias y amigos. Otras consecuencias se revelan en el plano sexual: el disfrute es menor ya sea por dolor, disminución de la sensibilidad o por imposibilidad de llegar al orgasmo. También puede suceder que defecar se convierta en un infierno, por las propias hemorroides o el estreñimiento. Muchas veces consideramos el estreñimiento como algo normal en nuestra familia porque nuestras madres y abuelas también lo padecían y eso hace que no pidamos ayuda o que si lo hacemos, ni siquiera sepamos que la fisioterapia de suelo pélvico nos puede ayudar.

Sabemos que el embarazo, el parto y la menopausia son momentos delicados, pero ¿qué otras situaciones o actividades ponen en riesgo nuestro suelo pélvico?

El simple hecho de desconocer nuestro cuerpo y nuestro suelo pélvico ya nos predispone a un riesgo innecesario. Por diversos motivos es una de las zonas de nuestro cuerpo que menos reconocemos. De hecho, según el estudio de Intimina sobre cuidado y conocimiento del suelo pélvico, el 59% de las encuestadas nunca han sido informadas sobre la importancia y el papel del suelo pélvico por su ginecólogo o personal sanitario. No sabemos si es normal o no tener una sensación determinada en nuestro suelo pélvico y esto, por ejemplo, promueve que hagamos demasiados empujes hacia él y aumentemos la presión que tiene que soportar en el día a día sin necesidad. Por lo tanto, no hay una actividad que en sí misma provoque daño al suelo pélvico. No es lo que hacemos, el problema es cómo lo hacemos. Podemos salir a correr, saltar y hacer abdominales sin problema, siempre que seamos conscientes de cómo están afectando estas actividades a nuestra musculatura. Una vez reconozcamos esto podemos tomar las medidas necesarias para que el suelo pélvico no solo no sufra, sino que se refuerce en nuestras actividades del día a día.

“Podemos aprender a incluir el suelo pélvico en nuestro día a día, lo que no implica que tengamos que ir contrayendo por el mundo”

Más allá de la famosa incontinencia, ¿qué señales nos pueden indicar que algo no va bien?

Las pérdidas de heces o de gases, el estreñimiento, las hemorroides. Una sensación de pesadez en la vagina, la vulva o el ano, como de tampón mal puesto, de cogestión o de tener una bola en la vagina. También dolor en la pelvis, en la vulva o en la vagina. Lumbalgias persistentes. Molestias durante o después de las relaciones sexuales con penetración. Dolor menstrual o dolor durante el orgasmo. Las ganas bruscas y repentinas de orinar, que pueden ir unidas a pérdidas de orina. También si esas ganas no se corresponden con la cantidad de orina; es decir, que tenemos muchas ganas y luego hacemos muy poco pis. Asimismo, si vamos a orinar más de diez veces al día o cada poco tiempo, aunque esto también depende de la cantidad de líquido que bebamos. En una ingesta diaria de 1,5-2 litros de líquido, lo normal es ir al baño cada tres horas aproximadamente a lo largo del día y un máximo de una vez por la noche. También si entra aire en la vagina y/o tenemos pedos vaginales. O si aparecen síntomas como la incontinencia o la pesadez pélvica o vaginal durante o después de un esfuerzo o de un entrenamiento.

 

¿Cuál es la relación entre suelo pélvico y vida sexual?

Por un lado, la musculatura del suelo pélvico se encarga de sostener a la vagina y darle firmeza. Por lo tanto, si su tono de reposo está alto o bajo puede afectar a la sensibilidad por exceso (dolor) o por defecto (falta de sensaciones). Por otro lado, la musculatura más superficial del periné ayuda en la erección del clítoris y, por lo tanto, en la sensibilidad de este a lo largo del encuentro sexual. Y, por último, uno de los efectos físicos de los orgasmos son las contracciones reflejas de los músculos del suelo pélvico. Por eso estos pueden ser directamente responsables de la dificultad de llegar al orgasmo o de su imposibilidad.

¿Qué podemos hacer para prevenir los trastornos perineales?

Lo más importante es conocer su estado y reconocer sus sensaciones. Para esto, nos podemos hacer a nosotras mismas un autotest del suelo pélvico (yo misma lo enseño en mis consultas online, en algunos webinars o en mi newsletter) o acudiendo a nuestra fisioterapeuta especializada de confianza. Sabiendo de dónde partimos, existen diferentes formas de prevenir los problemas. Una de ellas es el uso de dispositivos inteligentes como el KegelSmart 2 de Intimina que nos ayudan a reconocer los movimientos del suelo pélvico y a fortalecerlo siguiendo un programa sencillo y adaptado a nuestras capacidades. También podemos aprender a incluir el suelo pélvico en nuestro día a día, lo que no implica que tengamos que ir contrayendo por el mundo. Para ello, lo más sencillo es que la misma fisio que nos ha ayudado a valorarlo nos indique los ejercicios más adecuados para nosotras.

Los hombres también tienen suelo pélvico. En su caso, ¿los problemas y la forma de tratarlos son distintos?

En el caso de los hombres, los problemas más evidentes, como las pérdidas de orina, son menos frecuentes, pero mentalmente muchas veces son más devastadores. Esto se debe a que ellos no los tienen tan normalizados como nosotras y acusan mucho más la merma en su calidad de vida. Otros problemas relacionados con cómo gestionamos las presiones hacia el periné son menos evidentes, como una hernia inguinal, pero pueden ser incluso más frecuentes en los hombres. La forma de tratarlos puede ser igual que en las mujeres. Todo depende del abordaje. Para empezar, ellos también necesitan una buena valoración que les ayude a fijar los objetivos y el mejor camino para conseguirlos. A partir de ahí tenemos muchos tratamientos distintos que nos pueden ayudar a llegar al mismo fin. En esto último va a variar la forma de aplicarlos, sobre todo si son tratamientos que requieren el uso de un dispositivo vaginal, como los entrenadores kegel o la electroterapia. En el caso de la electroterapia se puede hacer un tratamiento anal por ejemplo. Lo que es igual de válido para hombres que para mujeres es la revisión de los hábitos a la hora de ir al baño y los ejercicios enfocados a rehabilitar el suelo pélvico. Ambos son fundamentales en la mayoría de problemas relacionados con esta musculatura tanto para ellos como para ellas y son los tratamientos que mejores resultados tienen a corto, medio y largo plazo.

 

Tu privacidad es importante para nosotros

Utilizamos cookies propias y de terceros para analizar nuestros servicios con fines analíticos, para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación y para incorporar funcionalidades de redes sociales. Podrás cambiar de opinión y modificar tus opciones de consentimiento en cualquier momento al volver a esta web y accediendo a la página Política de Cookies.

Panel de gestión de cookies

✓ Permitir todas las cookies
✗ Denegar todas las cookies
Estas cookies son necesarias para que el sitio web funcione y no se pueden desactivar en nuestros sistemas. Usualmente están configuradas para responder a acciones hechas por usted para recibir servicios, tales como ajustar sus preferencias de privacidad, iniciar sesión en el sitio, o llenar formularios. Usted puede configurar su navegador para bloquear o alertar la presencia de estas cookies, pero algunas partes del sitio web no funcionarán. Estas cookies no guardan ninguna información personal identificable.

Cookies técnicas

✓ Permitir
✗ Denegar
Las cookies estadísticas nos permiten contar las visitas y fuentes de circulación para poder medir y mejorar el desempeño de nuestro sitio. Nos ayudan a saber qué páginas son las más o menos populares, y ver cuántas personas visitan el sitio.

Google Analytics

Ver sitio oficial
✓ Permitir
✗ Denegar
✓ Permitir
✗ Denegar
Estas cookies pueden ser añadidas a nuestro sitio por nuestros socios de publicidad/medios sociales. No almacenan directamente información personal, sino que se basan en la identificación única de tu navegador y dispositivo de Internet para ofrecerle compartir contenido en los medios sociales o para mostrarte contenido o anuncios relevantes en nuestro sitio web u otras plataformas.
✓ Permitir
✗ Denegar
✓ Permitir
✗ Denegar
Subir al principio de la página