Esto es una violación

Silvia Ocaña
“Al encontrarse en esta situación, en el lugar recóndito y angosto descrito, con una sola salida, rodeada por cinco varones, de edades muy superiores y fuerte complexión (…) “la denunciante” se sintió impresionada y sin capacidad de reacción. En ese momento notó cómo le desabrochaban la riñonera que llevaba cruzada, como le quitaban el sujetador sin tirantes abriendo un clip y le desabrochaban el jersey que tenía atado a la cintura; desde lo que experimentó la sensación de angustia, incrementada cuando uno de los procesados acercó la mandíbula de la denunciante para que le hiciera una felación y en esa situación, notó como otro de los procesados le cogía de la cadera y le bajaba los leggins y el tanga.
“La denunciante”, sintió un intenso agobio y desasosiego, que le produjo estupor y le hizo adoptar una actitud de sometimiento y pasividad, determinándole a hacer lo que los procesados le decían que hiciera, manteniendo la mayor parte del tiempo los ojos cerrados.
“Los procesados conocieron y aprovecharon la situación de la denunciante en el cubículo al que la habían conducido para realizar con ella diversos actos de naturaleza sexual, con ánimo libidinoso, actuando de común acuerdo.
“En concreto y al menos “la denunciante” fue penetrada bucalmente por todos los procesados; vaginalmente por Alfonso Jesús Cabezuelo y José Ángel Prenda, éste último en dos ocasiones, al igual que por Jesús Escudero Domínguez quien la penetró una tercera vez por vía anal, llegando a eyacular los dos últimos y sin que ninguno utilizara preservativo”.
Este es el relato de la brutal agresión sufrida por una chica que por entonces tenía 18 años a manos de los cinco animales de la Manada que se incluye en la declaración de hechos probados de la sentencia.
Dicen los jueces de la Audiencia de Navarra que eso no es una violación. Argumentan que no hubo violencia ni intimidación. Aunque reconocen que “la denunciante estaba atemorizada y sometida de esta forma a la voluntad de los procesados”. También que la forzaron a mantener relaciones contra su voluntad utilizándola como “un mero objeto, con desprecio de su dignidad personal”. Pero, al parecer, no se resistió lo suficiente.
Después de la agresión, del juicio y los lamentables intentos de la defensa de culpar a la víctima, llega esta sentencia. Tres jueces nos han dicho que si cinco hombres te arrastran al interior de un portal, te penetran de todas las formas posibles, lo graban, te roban el móvil para que no puedas pedir ayuda, te abandonan desnuda y se van a seguir con la fiesta, la cosa no es tan grave. Sale muy barato: solo nueve años que veremos en cuántos se quedan. Lo de ayer fue una agresión a todas. Hermana, no estás sola.