Sin bajar el ritmo

Esther Valdivia
Si nos paramos un momento a pensar en todos los avances sociales de los que hoy disfrutamos, quizá tengamos la sensación de que tampoco son para tanto, que todo entra dentro de la normalidad de estos tiempos en los que vivimos. Pero solo con preguntar a nuestros mayores, comprenderemos que como sociedad hemos dado pasos de gigantes en muy poco tiempo. Hoy todos podemos defender libremente nuestra ideología, expresar nuestras ideas de forma explícita, vivir sin tapujos nuestra sexualidad, tomar la dificilísima decisión de morir dignamente y, por supuesto, elegir quiénes definirán las líneas generales de la convivencia y el respeto común en nuestro país.
Si nos centramos en el ámbito de los derechos de las mujeres, tan importantes como controvertidos, el saldo también ha sido muy positivo. Recientemente se han presentado iniciativas legislativas destinadas a arroparnos y protegernos como el anteproyecto de ‘Ley de paridad’, que busca que las mujeres ocupen el 40% de los altos cargos de la administración y de los consejos de las grandes empresas (el mismo porcentaje estipulado con anterioridad por una directiva de la UE y las recomendaciones de CNMV).
Hoy en España las mujeres pilotan más de la mitad de los ministerios. Parece algo normal, pero todavía tengo en la memoria aquellas primeras páginas de periódicos en blanco y negro repletas de señores serios, siempre como enfadados, que hace no tanto eran los únicos que manejaban los hilos de nuestra nación. Nos hemos acostumbrado a las portadas impresas en color –hace ya unos años de eso, claro– que reflejan la presencia femenina en gobiernos, partidos políticos y en empresas, donde el modelo de liderazgo femenino se hace también patente en sus resultados económicos.
La ‘Ley de paridad’ es solo un anteproyecto, al igual que la ‘Ley de familia’, que ampliará la protección a las familias y el apoyo a la crianza, el derecho a la conciliación, el reconocimiento pleno de distintos tipos de familias y los derechos de niños y adolescentes. Para convertirse en leyes de facto deberán superar primero todos los trámites necesarios.
Todos estos cambios legislativos deberán incrementar el bienestar social y propiciar la incorporación de la mujer a la gobernanza de las empresas de nuestro país, que ya es imparable. Así lo indican las últimas cifras. Por ejemplo, el informe Women in Business 2023 de Grant Thornton, que sitúa a España como segundo país de Europa con más mujeres directivas, con un 38%. O el informe anual de la Asociación WomenCEO, que al cierre de 2022 registraba solo un 20,1% de mujeres en alta dirección y un 37,6% de mujeres en consejos de administración de las empresas del IBEX.
Efectivamente, nos queda todavía un largo camino por recorrer hasta que esa mitad de la sociedad que constituimos las mujeres se vea representada en la misma medida en los poderes económicos y en el ámbito político. En pocos años hemos avanzado mucho, sí, pero no podemos bajar el ritmo, ahora menos que nunca. Como le gusta decir a mi madre, “el movimiento –yo añado el progreso—, se demuestra andando”.
Esther Valdivia es CEO de Publicaciones Profesionales.