Ahora la foto es otra. Y si algo ha traído la crisis sanitaria del último año es la evidencia de que no nos sirven los modelos de trabajo tradicionales. Aunque ya hace mucho tiempo que superamos la sociedad industrial, seguimos anclados en modelos que ponen el foco en un control excesivo de los procesos de trabajo. Y se sigue dejando en manos de las administraciones y de los acuerdos entre organizaciones patronales y sindicales el garantizar el bienestar laboral de las personas.

¿De verdad alguien piensa que este planteamiento puede seguir funcionando? Aunque hay negacionistas para todo, es evidente estamos viviendo un momento de profundo cambio a todos los niveles. También en el ámbito empresarial. Este es el momento de poner el foco en las personas. Sin excusas. Foco en las personas desde el punto de vista profesional, pero también familiar y personal. Y esto es conciliación. Por más que se intente reducir a una necesidad exclusiva de las madres que quieren desarrollarse profesionalmente. Todas las personas tienen derecho a este equilibrio. Pero voy más allá: todas tienen la responsabilidad de ejercer este derecho, y desde todos los ámbitos (social, empresarial, político, doméstico) debe garantizarse.

Las personas que se sientan bien a nivel global serán, desde luego, las que más tengan que aportar. Ante una realidad en la que la tecnología avanza a velocidad de cohete y la presencia física ha dejado paso al talento, es necesario que las organizaciones se adapten.

Las administraciones públicas no pueden ofrecer la solución a un paisaje empresarial tan heterogéneo. No es posible responder a necesidades individuales a golpe de normativa. Por tanto, deberían abandonar ese papel regulador para adoptar un nuevo rol garantista y proactivo. Dejar de vigilar, para empezar a promover con beneficios a aquellas empresas conscientes, valientes e inteligentes, que apuesten por las personas y su desarrollo integral. Estas organizaciones se convertirán, además, en las más rentables, las más productivas y las más atractivas a ojos de los trabajadores. Serán las que atraigan el mejor talento. ¿Cómo te suena?

Por un lado, es fundamental seguir reivindicando que las administraciones públicas incentiven modelos de empresas que fomenten la conciliación y la corresponsabilidad en sus equipos. Por el otro, para que no surjan desigualdades o conflictos internos, es importante que cada empresa adopte medidas de conciliación que favorezcan a la totalidad de la plantilla, y no solo a las personas con responsabilidades familiares. No podemos olvidar que todos tenemos una vida fuera del trabajo que queremos disfrutar.

Sin duda, esta es la nueva realidad. Las personas al frente de organizaciones que sepan verla y apostar por modelos que favorezcan la conciliación en sus equipos a través del fomento del desarrollo personal y profesional de las personas, de la creación de puestos de trabajo de calidad, la reducción de desigualdades y el apoyo a las familias, desde el ejercicio de un liderazgo consciente, van a ser las que se posicionen con fuerza en esta nueva era empresarial.

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Tania Camon es periodista de formación, experta en dirección de equipos y autora de ‘No es magia, es conciliación. Claves para unirte a la revolución de las empresas felices’