Soy Humanista
Majé López
Y qué pasa si digo... ni ‘hembrista’ ni ‘varonista’, ni feminista ni machista: soy todo en uno. Humanista.
Probablemente solo leyendo el titular muchos se me echarán encima. Plausible. Yo también retuiteo títulos que me gustan porque son un slogan llamativo aunque no haya leído el argumento que llevan detrás (un artículo, una tribuna, un estudio...) porque así somos cuando estamos, cual avatar, en las redes sociales: actuando en una red que comparte compulsivamente aceptando o rechazando lo que a primera vista ve. Muchas veces por mero contagio de aquel que me cae tan bien, admiro, o cuya opinión me importa pese a que no sea al revés.
Y es no solo plausible. Es entendible. Porque así nos hemos acostumbrado a pensar y a actuar. Como el perro de Pavlov salivando ante la oportunidad y el sonido de una campana que es ese gran o no tan gran titular.
Nos hemos acostumbrado, y así hemos crecido, aceptando un sistema ambivalente que es positivo o negativo y tal vez –en el caso de que nos mostremos indiferentes– neutro. Pero hasta lo neutro lo queremos desplazar hacia un polo. El nuestro.
Sin aceptar que todo convive en realidad. Como el pasado que arrastras a tu presente y el futuro que en este mismo instante estás ya creando aunque aún no lo sepas. Todo convive aquí y ahora. Ese es el poder del ahora, que diría Tolle. Que todo se junta y vive en ti y en este mismo instante. Hasta que la IA o la manipulación genética no digan lo contrario, somos la suma de dos polos aparentemente opuestos y que hacen uno: tu identidad. Dos polos que parecen de signo contrario y están en ti. Somos frutos bien combinados (al margen de criterios estéticos) de esos dos polos que parecen opuestos pero que vemos y sentimos como naturalmente unidos. Así los siento y así los concibo. El masculino y el femenino están en mí como lo están en ti.
¿Cómo voy a negar uno de mis lados y aceptar el contrario? ¿Acaso aceptas tu mano derecha solo porque escribes con ella y niegas la izquierda porque no te sirve para tanto en tu quehacer diario? (O viceversa si eres zurdo). ¿Acaso niegas a tu lado izquierdo la grandeza de un pensamiento combinado cuando se entiende con el lado derecho de tu cerebro? ¿No son ambos parte de lo que se esconde bajo el mismo cráneo?
Emocional y racional, mente consciente y mente inconsciente... no son inseparables, aunque los estudiemos por separado para luego acabar aceptando que se afectan de forma natural. Y si no las negamos para la toma de decisiones, en la que cada una ocupa su lugar, ¿por qué hacerlo solo por la apariencia de un género que por combinación genética y casual fue A pero bien pudo ser B?
Feminismo no puede así ser el opuesto del machismo ni el hombre ser opuesto a la mujer. Porque fundidos en ti combinan muy bien. Pero eso lo sabrás cuando hayas alzado la vista bajo la bombilla de una luz humanista que te guiará más allá del titular. Haciéndote ver que vibran en armonía dentro del mismo ser. Para entender que igual que defiendes el derecho de tu mano izquierda a tener cinco dedos activos defiendes también el derecho de tu derecha a tener esos mismos cinco dedos igualmente activos. Como los tiene tu pie. Cada uno de tus dos pies. Quizá por eso fuimos creados con dos piernas que juntas nos ayudan a caminar y con dos manos que juntas nos ayudan a crear. Negarlo es dejar al humano lisiado. Todo se une aquí. Todo se une en ti. Y si has leído hasta aquí ya sabrás el porqué del titular.
No quiero sentirme amputada. No siempre me gusta lo que mi espejo ve, pero reconozco en él una parte que fue de papa´ y otra parte que fue de mamá. Hombre y mujer. En un ser humano que respira, siente y ve, que puede pensar y puede creer. Que puede apreciar la riqueza de ser parte de la misma humanidad esencial. Ser humanista es ser feminista y machista a la vez. Porque es defender el derecho universal que mis dos lados tienen de actuar y expresarse. Ser humanista es reconocer en el que está frente a mí esa misma humanidad. Y reconocer el derecho a ser y vivir en igualdad. Donde unas veces da el primer paso el lado izquierdo y otras veces lo da el derecho. Saber que lo que importa es caminar. El anclaje de la humanidad es mirar este paso por la vida con sentido humanista. Si solo desarrollas un lado el otro te será amputado por escaso riego y falta de inacción. Por eso sí hay que luchar, luchar sin enfrentar. Marcando el buen paso a ritmo de dos. Solo ayudar y pensar en otros en los mismos términos humanistas de igualdad.
Sin lesiones. Sin lisiones.
La lisis celular separa en dos para negar. Y acaba extinguiendo a una parte que un día fue la suma rica de dos porque se llevó en la separación lo que alguien creyó que era la mejor cuota o el mayor porcentaje.
Aún peor: la lisis celular separa creyendo ambiciosa que crece y resulta que lo que surge es un cáncer. La buena noticia aquí es que sí se puede curar. Y aplicar medicina preventiva: evite atacar al otro lado por riesgo a perder movilidad.
Majé López es CEO y gerente de sueños de Bluechip