¡Serenooooooo!

Elvira Navarro

Elvira Navarro

En 1986 desaparecieron de nuestro país los serenos, esos seres de la noche sobre los que, al menos en mi imaginario, confluyen las historias de fantasmas con las del delator. A las evocadoras representaciones pictóricas de estos vigilantes de la oscuridad, envueltos en frío y madrugadas y secretos cual almas de la Santa Compaña, se suman las anécdotas y leyendas fraguadas en la dictadura, donde no sólo vigilaban que no hubiera robos y peleas, sino que también velaban por la moral, tan propicia a tornarse licenciosa cuando el sol se va y la gente de bien se recoge en sus casas.  Los serenos fueron usados por el régimen de Franco para dar cuenta de qué ciudadanos no llevaban una vida ejemplar. La ejemplaridad era necesaria para obtener un certificado de buena conducta, a su vez requisito indispensable para conseguir el pasaporte o ganar becas. Se cuenta que eso era un acicate para la picaresca, y también que se trataba de un trabajo no pocas veces heroico, y sobre todo peligroso. En la áspera y helada soledad nocturna, el sereno, con su levita, su gorra de plato y su farol, era un blanco fácil, como demuestran los archivos de los periódicos. Serenos apaleados, apuñalados, asesinados.  Su propio nombre ya relata la intemperie. Se funde con la humedad, con el frío: el término “sereno”, que procede del latín “serenum”, refiere a la tarde y a la noche, y significa también humedad nocturna.

He dicho que los serenos desaparecieron, pero eso no es del todo cierto. Desde hace un tiempo, han vuelto a patrullar las calles de algunas localidades que hoy son infinitamente más seguras que antaño. Hay serenos en ciudades como Gijón, y se dedican, sobre todo, a vigilar que no se robe en los comercios, a cerrar ventanas por las que se puede colar algún ladrón (¡o por las que se te puede escapar el gato!), a dar el aviso a los propietarios cuando salta alguna insidiosa alarma, a acompañar a vecinos asustadizos a sus portales («nunca sabemos lo que nos podemos encontrar subiendo por las escaleras de nuestro portal», reza una declaración de un vecino en una noticia sobre el particular publicada en el diario El Comercio). Rescatar la figura del sereno puede resultar chocante, pues hace pensar que la policía no patrulla como es debido, o que necesita refuerzos en labores menores por haber aumentado la delincuencia. Esto último es cierto según los datos arrojados por el Balance de Criminalidad presentado por el Ministerio del Interior en mayo de 2017. Ahora bien, la subida es muy discreta, de un 1,7%. Por ello, no cierra el debate de la obsesión por la seguridad en sociedades como la nuestra, en las que un miedo con visos paranoicos ha tenido como consecuencia la proliferación de cámaras de videovigilancia y el pensar que lo más probable es que te pase algo a según qué horas y en según qué sitios. Buenas noticias: lo más probable sigue siendo que no te pase nada.

Con todo, no es mi intención abrir ese melón, sino otro más amable que ha traído la restitución de los serenos, a saber: en Gijón, muchos de los serenos son mujeres. El hecho es un corte de mangas al estereotipo de la mujer débil que no sabe hacer frente a los peligros nocturnos, y que debe guardarse de caminar de noche a solas por la ciudad. Ahora las serenos son nuestras valientes protectoras, valga decir, ejercen un rol que antes estaba reservado sólo a los hombres.

En una conferencia que puede verse en Youtube, la célebre intelectual, escritora y profesora Camille Paglia, que milita en un feminismo que aboga por la no victimización de las mujeres y por el fin de la guerra de sexos, cuenta cómo en su época universitaria las estudiantes lucharon para tener la misma libertad de entrada y salida de las residencias universitarias. Se les replicaba que era una locura que las mujeres anduvieran por ahí de noche, ¡podían ser atacadas y violadas! Pero estas feministas no se dejaban debilitar. Sabían que sólo demostrando que eran capaces, al igual que sus pares masculinos, de hacer frente a los peligros, podrían lograr la igualdad.

Tu privacidad es importante para nosotros

Utilizamos cookies propias y de terceros para analizar nuestros servicios con fines analíticos, para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación y para incorporar funcionalidades de redes sociales. Podrás cambiar de opinión y modificar tus opciones de consentimiento en cualquier momento al volver a esta web y accediendo a la página Política de Cookies.

Panel de gestión de cookies

✓ Permitir todas las cookies
✗ Denegar todas las cookies
Estas cookies son necesarias para que el sitio web funcione y no se pueden desactivar en nuestros sistemas. Usualmente están configuradas para responder a acciones hechas por usted para recibir servicios, tales como ajustar sus preferencias de privacidad, iniciar sesión en el sitio, o llenar formularios. Usted puede configurar su navegador para bloquear o alertar la presencia de estas cookies, pero algunas partes del sitio web no funcionarán. Estas cookies no guardan ninguna información personal identificable.

Cookies técnicas

✓ Permitir
✗ Denegar
Las cookies estadísticas nos permiten contar las visitas y fuentes de circulación para poder medir y mejorar el desempeño de nuestro sitio. Nos ayudan a saber qué páginas son las más o menos populares, y ver cuántas personas visitan el sitio.

Google Analytics

Ver sitio oficial
✓ Permitir
✗ Denegar
✓ Permitir
✗ Denegar
Estas cookies pueden ser añadidas a nuestro sitio por nuestros socios de publicidad/medios sociales. No almacenan directamente información personal, sino que se basan en la identificación única de tu navegador y dispositivo de Internet para ofrecerle compartir contenido en los medios sociales o para mostrarte contenido o anuncios relevantes en nuestro sitio web u otras plataformas.
✓ Permitir
✗ Denegar
✓ Permitir
✗ Denegar
Subir al principio de la página