Yo de mayor quiero ser ingeniera
Una adolescente escribe sobre su experiencia en la Copa Robótica de Francia
Soy una de las seis afortunadas adolescentes que tuvieron hace unos meses la gran oportunidad de participar en la Copa de Robótica de Francia (Eurobot). En esta competición se enfrentan ingenieros profesionales y estudiantes de ingeniería de universidades y grand écoles (escuelas de educación superior de reconocido prestigio) de todo el país. El nuestro fue el único equipo femenino que participó.
Llegamos hasta allí gracias a un proyecto de robótica desarrollado por nuestro colegio, L´Union Chretienne du Saint Chaumond de Madrid, y patrocinado por la agencia de marketing digital iProspect. Gracias a su apuesta por la innovación y la tecnología más puntera, pude participar en esta prestigiosa competición, que me permitió comprobar que la ciencia que se enseña en la escuela después se aplica a nivel profesional.
No creo que pueda expresar con palabras la importancia que esta experiencia ha tenido para mí, como estudiante y como persona. Y puedo decir, sin lugar a dudas, que yo quiero ser ingeniera. Trabajaré desde ya para conseguir que la ingeniería forme parte de mi vida.
El reto de la competición este año era crear un robot capaz de realizar una misión en la superficie lunar. Son muchos los conocimientos científicos que he adquirido gracias a la competición. He aprendido a diseñar un dispositivo con los materiales, el peso y el diámetro propuestos y, además, a programarlo para que realice una serie de actividades específicas. El proyecto me ha permitido entrar en contacto directo con el trabajo de un ingeniero aeronáutico, cuyo campo me apasiona.
Vimos la evolución de los diferentes robots y cómo iban mejorando. Los imprevistos parecían inevitables, incluso en las primeras fases del trabajo. Sin embargo, en cuestión de segundos los equipos se ponían a buscar una solución para solventar cada nueva dificultad siguiendo el método de acierto y error: dos o tres pruebas, y el problema estaba resuelto. Los ingenieros me parecieron figuras imbatibles.
También entramos en contacto con el marketing, la gestión empresarial y los medios de comunicación, aunque nada me ha resultado tan apasionante como comprobar que a partir de una simple ecuación se pueden construir puentes o, en nuestro caso, recoger módulos lunares.
Pero lo que más destaco de esta experiencia –además del honor que supone haber sido invitadas a la Copa de Francia de Robótica- es que me he permitido comprobar que en ingeniería no se distingue a la gente por su nacionalidad, género o forma de pensar. Los ingenieros están unidos por una forma de ver el mundo completamente diferente a la del resto. Ellos detectan un problema y tratan de solucionarlo, sin importar su naturaleza. Lo que cuenta es el resultado. Porque su labor es que el mundo avance. Porque innovan, mejoran, diseñan y crean. Porque trabajan para la humanidad, y eso es lo que me motiva para querer ser ingeniera.
María Gragera estudia 4º ESO/ Seconde en el colegio L´Union Chretienne du Saint Chaumond de Madrid
En la foto aparecen, de izquierda a derecha, y de arriba abajo: Leticia Yravedra, María Gragera, Ana Bermejo, Belén Olarra, Carmen Villalobos, Jean Louis Benavente, Reyes Manrique y María Cueto