¿Ha visto usted mis tetas?

Virginia Mosquera
Este verano en pleno centro de Madrid, una lona se desplegaba húmeda y viscosa, como la lengua de un camaleón por un edificio de Callao con la frase más violenta del año: “Otro verano más cambiando el panorama de las playas". ¿Qué es esto? ¿una broma misógina?, ¿una campaña de HBO para El cuento de la criada? No, era un anuncio enorme, rosa y violento como un escupitajo al aire que, (alerta spoiler), les acabaría cayendo en la cara.
Aquella mañana, niñas, señoras y jovenzuelas se miraron en el espejo gigante y desproporcionado de esa lona que nos recordaba que nuestros cuerpos son espacios públicos, paisajes que existen para ser mirados, juzgados y, por supuesto, mejorados. "Guapa, ¿quieres decorar este verano la playa de Benalmádena con tu cintura reducida, tus pechos firmes y tu carne 'mejorada'?" Pues prepara 2000 pavos, que te vamos a ‘arreglar’.

Ese desafortunado escupitajo contra la mujer en pleno Callao no era solo un anuncio. Era el eco de todas esas voces que, verano tras verano, nos repiten que no somos suficiente, que siempre falta algo, que hay una corrección pendiente. Porque ser mujer en este sistema es vivir en eterna construcción, en constante remodelación, para adornar un ‘panorama’ que, ojo, ni siquiera nos pertenece.
Pero, como dije, esta vez no fue un verano más. Teta & Teta apretó el botón rojo y todas nos alzamos como un coro de vestales unidas por siglos de silencio. No con la sutileza de quien pide permiso, sino con la urgencia de quien lleva años, siglos, milenios mordiéndose la lengua, callando por no empeorar las cosas, tragándose la bilis como el personaje que interpreta y dirige Paolla Cortellesi en C'è ancora domani, que calla para no recibir más.

La violencia que ejerce Ivano no es muy diferente que la de la lona, ambas son hijas de la misma narrativa y las consecuencias pueden llegar a ser igualmente peligrosas.
Según un estudio reciente, 7 de cada 10 mujeres se sienten insatisfechas con su cuerpo, y el 54,5% de las niñas de 12 años ya manifiestan que no les gusta lo que ven en el espejo, esa insatisfacción corporal y la baja autoestima pueden acabar, como sabemos en comportamientos autolesivos. Esa mirada violenta que nos infligimos va directa contra nuestros muslos, nuestras caderas, nuestros pechos, como Demi Moore en La sustancia. Nos dicen que nos educan para ser inteligentes, queridas y felices, pero lonas como estas nos recuerdan constantemente que solo importamos si somos deseables, y que hagamos lo que sea (de hecho, paguemos 2000 pavos) para conseguirlo.
“¿Cómo puede ser legal?” proclamaron las Teta & Teta. Un clamor que contenía toda la rabia de generaciones tragando mensajes, anuncios y frases que nos animan a adelgazar, encoger, rejuvenecer, no opinar y, ya que estamos, desaparecer.
La respuesta de Teta & Teta fue la cabeza de conga de un grito de guerra al que se unieron las Masmus, las Mujeres a Seguir, las Malasmadres, las que pasaron por allí, las que clamaron en redes y pidieron sangre, sí, de la que no es azul. Y eso fue lo bonito, el EFI del año: vernos unidas gritando al unísono " BASTA YA DE VIOLENCIA SOBRE NUESTROS CUERPOS" (y, claro, ver cómo la retiraban). Y pedían perdón. A lo Errejón, eso sí, sin hacerse mucho cargo, pero bueno… ganamos esa batalla.
Teta & Teta encabezó, para mí, la campaña más impactante del año, la más urgente, la más sororitaria. Porque aquel día, en Callao, la voz de todas nosotras retumbó más alto que el rosa chillón de la lona de Dorsia. Fue un grito colectivo, una marea digital que avanzó unida como un ejército, reclamando lo que Hildegart Rodríguez expresó con valentía: “La libertad no se mendiga, se conquista”.

Y, aunque solo fuera por un instante, ese grito unido cambió el panorama de verdad. El augurio de un más y mejor 2025.
Así que: feliz año a todas y a todos.
Virginia Mosquera es directora creativa, escritora, cineasta, feminista, amiga de sus amigas y madres. A veces en la ventana toca el ukelele.