Cuidando el talento corporativo
Beatriz Lopez
Es de esperar que, si aceptamos que el mundo ha cambiado tras la pandemia, también lo hayan hecho los valores, los retos y las motivaciones de nuestros empleados. A lo largo de dos años y medio, las prioridades de las empresas han ido variando casi al mismo ritmo que lo hacían las nuevas noticias. El reflejo de esta metamorfosis se puede quizá resumir en movimientos globales como el quiet quitting o la fuga de talento en las empresas, una tendencia al alza en España, según datos de un estudio elaborado por Cobee sobre el estado de la salud laboral en las empresas, que apela directamente a redefinir también la relación entre las compañías y sus empleados.
Frente a estas nuevas realidades, son los responsables de recursos humanos quienes deben dar el primer paso para escuchar a los trabajadores y dar respuestas a las demandas que surjan en aras de retener el talento interno de una manera positiva también para el empleado. Esta nueva relación corporativa, en la que los profesionales también quieren mejorar en su día a día y sumar nuevas prácticas para su desempeño, puede basarse en la formación continua.
Activar la motivación y el interés del talento por una formación atractiva, eficaz y útil para su propio desarrollo no solo repercute en el profesional, sino también en la empresa: mejorará la productividad de los empleados y abrirá las puertas a una internacionalización también auspiciada por el cambio de paradigma empresarial que trajo la pandemia. La propuesta de valor de las compañías que buscan derribar barreras y dar el salto a otros países o al entorno europeo debe centrarse en mejorar el nivel de idiomas de los empleados para ganar en competitividad.
La formación en inglés es, entonces, un planteamiento estratégico que toda compañía debería contemplar para su éxito, invirtiendo en su propio futuro. En este sentido, es esencial confiar en las capacidades de los profesionales de la empresa, más aún si se trata de una empresa emergente: el ámbito de las startups avanza a un paso vertiginoso y, del mismo modo que se acortan los tiempos para adaptarse a un entorno cambiante, deben ser flexibles para fidelizar a sus profesionales en menos tiempo. Construir un apego con ellos es fundamental para el éxito de los equipos.
Para favorecer tanto el crecimiento profesional como la relación con los equipos, las empresas pueden apostar por sistemas de edtech, tecnologías aplicadas a la educación, que son flexibles, sencillas y amenas para sus empleados. Equilibran la capacidad de organización de cada persona, sin interferir en su día a día más allá del trabajo, con la sencillez de tener el conocimiento siempre a mano, a un clic de comenzar a mejorar.
Esto es especialmente importante para las mujeres profesionales, que cuentan con un nivel ligeramente más bajo de inglés en España que los hombres, según señalan recientes estudios. Según el informe Emprendedoras: Realidad del emprendimiento femenino, publicado por EAE Business School en 2021, solo un 4,7% de las mujeres son emprendedoras, una proporción menor que la de los hombres. A pesar de que el territorio de emprendimiento ha sido tradicionalmente propiedad masculina, este año, por primera vez la tasa de emprendimiento femenino (5,6%) ha superado al masculino (5,4%), según el informe del Observatorio de Emprendimiento con datos de GEM (Global Entrepreneurship Monitor) en 2021-2022.
El talento femenino, tan usualmente asociado a modelos de trabajo con una mayor orientación hacia las personas y la cercanía, debe también ser de especial atención para las compañías que buscan cuidar a sus profesionales, haciendo hincapié en los factores que provocan que el suyo sea un progreso profesional más lento: la conciliación familiar o la falta de tiempo para formarse perpetúan la falta de referentes femeninos en el entorno emprendedor que puedan ejercer de modelo a seguir para otras profesionales. De hecho, según los datos de Oxfam Intermón, siete de cada diez personas que reciben los salarios más bajos son mujeres, y por desgracia confirman que siguen existiendo empresas sin mujeres al mando, de hecho, dos de cada diez empresas no cuentan con ninguna mujer en puestos directivos. Para poner fin a esta situación es esencial que todas las compañías sean conscientes de que es necesario que la cultura corporativa esté basada en la igualdad de género.
Sin esta base, cualquier acción que se tome no tendría sentido ni resultados positivos. Los valores de la empresa deben favorecer la igualdad, reconociendo el trabajo de la mujer, y no solo a nivel salarial, sino también en base a los logros que consiga, favoreciendo la promoción del liderazgo femenino para alcanzar las mismas oportunidades que los hombres a la hora de liderar proyectos dentro de las empresas.
De poco sirve un buen proyecto si no cuenta con un cuidado constante de la formación de sus equipos de una manera paritaria, haciendo frente a los retos tan dispares con los que mujeres y hombres se encuentran a la hora de progresar en el ámbito laboral.
Beatriz López es head of people en Twenix España