Talento y diversidad para transformar el futuro
Rita Estévez
Estamos inmersos en una profunda transformación de nuestra sociedad hacia una economía más digital y una sociedad más sostenible. La pandemia no ha hecho más que acelerar este proceso.
En este contexto, surge la necesidad de desarrollar el talento digital, que se refiere, principalmente, a perfiles relacionados con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (carreras STEM en inglés).
Actualmente existe una brecha entre el número de profesionales con habilidades y competencias digitales que proporciona el sistema educativo y el que se demanda por parte de las empresas y nuestro tejido productivo. Y esta situación se agravará, ya que se espera que a medio plazo se generen más de 1.500.000 de nuevos puestos de trabajo relacionados con la tecnología.
Es una gran oportunidad que no podemos dejar pasar. Como sociedad tendremos éxito si el desarrollo del talento digital se convierte en un tema prioritario y se toman las medidas público-privadas necesarias para ello, con especial atención a la incorporación del talento femenino a estas carreras, en el pasado de carácter más masculino.
Se necesita el talento de todos. El talento ha de ser diverso para que sea fuente de creatividad y crecimiento, y que la sociedad que se está conformando refleje la mirada de todos.
Sin embargo, es un hecho que la brecha de género en algunos sectores es palpable. El desequilibrio en los grados STEM ha sido siempre evidente, pero ahora más que nunca hemos de dedicarle especial atención. Pese a que la representación femenina en estudios universitarios se ha incrementado en los últimos años –siendo su participación incluso mayoritaria: del 59%– en las carreras técnicas y de ciencias el porcentaje de representación desciende a menos del 35%. La situación es aún más complicada si diferenciamos entre materias científicas o biotecnologías y las carreras más técnicas o ingenierías informáticas, donde apenas llega al 20%.
Como sociedad nos enfrentamos, por tanto, al reto de animar a las niñas y adolescentes a este tipo de estudios para evitar prescindir del talento femenino en estas materias que vertebrarán nuestro día a día en la nueva sociedad.
Tenemos que trabajar en dos frentes principalmente. El primero, para acercar la ciencia y la tecnología cuanto antes a las niñas en la escuela y eliminar la falta de interés o ciertos miedos que pueden tener acerca de las carreras técnicas e informáticas. Explicar su fin social más allá de su aspecto más técnico. Y el segundo es dar visibilidad a mujeres referentes en ciencia y tecnología y que las nuevas generaciones tengan un espejo en el que mirarse.
Como líderes, a nivel empresa, debemos también sumarnos a este esfuerzo y convertirlo en una prioridad. Hemos de trabajar en impartir habilidades digitales a todos los niveles de la compañía para que la incorporación de nuestros equipos al mundo digital sea progresivo y no se deje a nadie atrás. Con especial atención a la incorporación también del talento femenino para que los equipos sigan siendo diversos y, por tanto, un fiel reflejo de la sociedad, de forma que podamos dar una mejor respuesta a sus necesidades.
No tenemos tiempo que perder. Este tema es una prioridad. La sociedad y la digitalización en particular no pueden permitirse el lujo de prescindir de ningún tipo talento. Es un momento de crucial importancia para las empresas y nuestro país, acrecentado por la pandemia del coronavirus. Por ello, aunar fuerzas y remar juntos de forma equitativa e inclusiva será la clave para superar con éxito los retos a los que nos enfrentamos.
Rita Estévez Luaña es CEO y market president de Experian España y Portugal.