¿Cómo recuerdas tu primer día de trabajo? Muy divertido y muy retador, entre otras cosas porque quien me contrató no cumplió con la remuneración pactada. Fue, allá por el 1978, en un stand de la Feria del Libro en Madrid. El contacto con la gente me entusiasmó y estoy segura de que lo vivido en esos poquitos días me influyó para, años después, ya cursando la carrera, apasionarme por la realización de encuestas.

¿Quién es la persona que más ha influido en tu carrera? En el sentido estricto de formación, sin lugar a dudas, Jesús Ibáñez, catedrático de Sociología de la UCM.  En el sentido empresarial, mi padre. Como buen emprendedor, siempre me motivó a crear y a crecer con mi propio negocio.

Descríbete con tres adjetivos. Alegre, curiosa y tolerante.

¿Qué talento te habría gustado tener? Don de lenguas para aprender y hablar múltiples idiomas.

¿Cuál es el mejor cumplido que te han hecho? Gracias por escucharme como tú escuchas.

Elige una mujer cuya carrera te haya inspirado. Las mujeres que más me han inspirado han sido las socias con las que inicié y desarrollé mi camino profesional: Mercedes Blázquez y Beatriz Navarro, las compañeras de carrera con las que me aventuré en la creación de mi primer despacho profesional. Con el tiempo sus carreras siguieron otros caminos, pero con ellas probé el elixir del emprendimiento, que aún saboreo. Todavía llevo conmigo la fuerza y el empuje que derrochaban aquellas tres recién licenciadas. Más adelante compartí oficio y negocio con otras dos socias maravillosas y grandes amigas, Amparo Pastor y Victoria Barzelatto. Con ellas crecí en el oficio de la sociología, en una maravillosa danza entre el pensar y el hacer, compartiendo saberes y modos de hacer. Sigo transmitiendo a las nuevas generaciones de investigadores sociales muchos de los consejos compartidos con ellas. Además de a estas cuatro mujeres con las que forjé mi carrera, tengo que citar a Ana González, mi madre, que me brindó ecuánimes consejos en los momentos más difíciles de la relación con mis socias.

¿Cuál ha sido tu mayor reto profesional hasta la fecha? El proyecto que lidero junto a mis actuales socios, Isabel Sáez, Alejandro Díez-Madroñero y Luis Miguel Barral. Todo está siendo nuevo para mí.

Si pudieras elegir a cualquier persona, ¿con quién te gustaría trabajar? Ya la he elegido, Luis Miguel Barral, mi socio y hermano.

¿Y con quién te irías de cañas? Con mis amigas, intentando aprovechar al máximo ese tiempo de complicidad entre mujeres al que jamás deseo renunciar.

¿Qué te hace reír? Me río muchísimo con las risas de mis seres queridos, es increíble la complicidad que se porta en el código familiar. Me río, y mucho, con el teatro, la literatura y las comedias. Me río con los chistes y con los humoristas que hacen de su relato un arte. Y me río cuando me hacen cosquillas.

¿Y lo que más te enfada? Cuando se insiste en prejuzgar la vida, el comportamiento o las actitudes de las personas, sin reflexionar sobre el valor que habita en las diferencias.

Si volvieras atrás, ¿harías algo de forma diferente? Quizá me habría permitido el placer de bailar con más asiduidad. También me gustaría haber aprendido para hacerlo con más destreza.

¿Cuál es tu bien más preciado? Vivir con la libertad de renunciar a aquello y aquellos que me coartan.

¿En qué ciudad te gustaría vivir? En Toledo, en su casco histórico, por la sensación de trascendencia histórica que transmite.

Si eligieses una profesión diferente, ¿cuál sería? No diré que astronauta... Creo que elegiría la psicología y me especializaría en terapias grupales con jóvenes que están decidiendo su futuro profesional.

¿Qué experiencia que todavía no hayas vivido te gustaría vivir? Me he resistido durante años a implicarme en la formación a las nuevas generaciones. Formar a equipos de jóvenes investigadores sociales es una de las experiencias que deseo iniciar con un compromiso de continuidad.

¿Qué haces para desconectar del trabajo?  Conversar con los amigos que no comparten mi profesión. También escuchar a eruditos que abren mi universo a otras dimensiones. Un ejemplo es Jaime Buhigas. Escuchándole me reconecto con el tiempo de lo sagrado.  

Recomiéndanos un libro, un disco, una serie y una película. Libro, El amante (Marguerite Duras). Elegir un disco es difícil, así que voy con dos sugerencias: Una mujer cantando blues (estos días escucho mucho al ‘volcán’ Beth Hart, muy recomendable) y cualquiera de las obras de Bach que mecen mi alma. La serie, Sense8, de las hermanas Wachowski. Y como película, la trilogía de El Padrino.

¿Dónde te ves dentro de diez años? En cualquier lugar templado de España, en una casa con inmensos ventanales desde los que cada atardecer pueda contemplar el mar junto a mi gente, saboreando un buen vino y manteniendo una apasionada conversación sobre nuevas oportunidades.