De cómo Playtex consiguió fabricar los trajes con los que llegamos a la luna

La tecnología de los sujetadores y las fajas ganó así la partida a la industria armamentística

Las costureras de Playtex, en 1967, cosiendo las piezas de los trajes que llevaron los astronautas de las misiones Apolo. Fotos: MIT Press.

Cuando Neil Armstrong y Buzz Aldrin caminaron el 20 de julio de 1969 por la superficie de la Luna, lo hicieron protegidos por un traje fabricado con veintiuna capas de fibras sintéticas (cada una con una función interrelacionada), neopreno y metal, diseñado por ingenieros que normalmente hacían fajas y cosido a medida por un grupo de costureras de Delaware cuyo trabajo habitual era coser sujetadores. La historia de cómo la NASA eligió a una marca de ropa interior femenina para crear la pieza más icónica del equipamiento espacial es digna de Hollywood. Lo tiene todo: una trama que engancha, héroes insospechados, rivales traicioneros, giros inesperados y un final feliz. De hecho, en 2013, Warner Bros se hizo con los derechos para llevar al cine 'Spacesuit: Fashioning Apollo', un libro publicado un par de años antes por el profesor de la Universidad de Berkeley Nicholas de Monchaux. El proyecto sigue de momento en algún cajón del estudio.

El diseño de los trajes espaciales era uno de los mayores retos técnicos que planteaba la misión a la Luna. Para empezar tenían que poder ser inflados y presurizados desde el interior. Pero no solo debían hacer posible sobrevivir en un lugar sin atmósfera; también tenían que ser resistentes, capaces de soportar temperaturas extremas, la radiación ultravioleta e incluso el impacto de micrometeoritos. Pero, sobre todo, tenían que ser flexibles y permitir cierta agilidad y libertad de movimientos. Los astronautas debían ser capaces de agacharse, escalar, girarse y, lo más difícil de todo, mover los brazos y las manos para manipular objetos tanto en la superficie lunar como durante los paseos espaciales.

La compañía International Látex Corporation, más conocida por su nombre comercial, Playtex, fue la que logró resolver todos estos problemas, algo que solo se entiende conociendo algo de su historia. La empresa había sido fundada tres décadas antes, en 1932, por Abraham Spanel para comercializar un nuevo producto sacado de la sabia del árbol de caucho llamado látex que se usaba para fabricar productos elásticos y muy resistentes: gorros de baño, fundas de pañales de bebé, etcétera. Playtex introdujo los tejidos elásticos en el sector textil. En 1937 fabricó la primera faja de látex, en su momento una revolución, porque era la única elástica del mercado, y en 1954, lanzó el icónico Cruzado Mágico, que se dio a conocer gracias a una campaña de publicidad (fue la primera marca de lencería en hacer publicidad en televisión) con el eslogan ‘Eleva y separa’.

Playtex fabricó la primera faja elástica. Foto: Playtex.
Playtex fabricó la primera faja elástica. Foto: Playtex.

Pero unos años antes la compañía había atravesado momentos muy difíciles. La Segunda Guerra Mundial interrumpió bruscamente el suministro de látex, lo que unido a la caída de la demanda por la guerra la dejó al borde de la quiebra. Tras la guerra volvió a su negocio, pero el fundador, aleccionado por la experiencia, decidió crear una división interna de investigación que encontrara aplicaciones a su producto útiles al gobierno y la industria militar.  De ahí el nuevo nombre de la empresa: Playtex, una combinación entre play, jugar, y látex.

De esos experimentos surgió la propuesta para diseñar el traje de las misiones espaciales (también el primer tampón con aplicador, pero esa es otra historia). La de Playtex era, sin duda, una elección improbable para la tarea. La NASA tenía sobre la mesa otras propuestas de proveedores militares con mucha experiencia, como Hamilton Standard, la empresa que fabricó las mochilas espaciales que se utilizaron durante los paseos lunares, o B.F. Goodrich, que hizo los trajes que llevaron los astronautas del programa Mercury. Sin embargo, la propuesta de Playtex era tan superior que la NASA no tuvo más remedio que adjudicarle el contrato. Eso sí, les obligó a trabajar bajo la supervisión de uno de sus contratistas, Hamilton Standard. Pero Hamilton, que quería el encargo para sí, hizo mucho más que supervisar: creó de forma secreta un diseño propio y cuando resultó un fiasco culpó a Playtex, logrando que fuera despedida. 

La NASA organizó entonces un concurso para elegir un nuevo proveedor. En un primer momento no invitaron a Playtex, pero los responsables de la empresa volaron hasta Houston y suplicaron a los responsables de la agencia espacial que les permitieran presentar un traje a la competición corriendo ellos mismos con los gastos.

Playtex tuvo solo seis semanas para crear su traje. La empresa optó por un diseño a base de capas, pensando que esto ofrecería a los astronautas la flexibilidad que necesitaban. Tras un frenético proceso de desarrollo y fabricación, el traje fue puesto a prueba en una batería de tests junto a los de sus rivales, que resultaron un desastre. En una de las pruebas, el casco de uno de los trajes salió disparado mientras el sujeto de pruebas lo llevaba. Otro tenía unos hombros tan achos que, una vez inflado para las pruebas en el exterior, impedía al astronauta entrar por la escotilla del módulo lunar. Otros ofrecían una movilidad tan reducida que los astronautas que hicieron los test no podían completar las tareas más rutinarias. El de Playtex era, de lejos, el mejor y la empresa volvió a conseguir el encargo. Aunque como la NASA no debía considerar muy apropiado que sus astronautas viajaran por el espacio vestidos por una marca de corsetería, exigió un cambio de nombre. Así nació ILC Industries.

Una vez finalizado el diseño, quedaba el reto de producir los trajes a tiempo. Playtex empleó en ello a las costureras más diestras de sus fábricas. En la actualidad, los trajes de la Estación Espacial Internacional no se fabrican a medida, pero en los días de la misión Apolo sí se hacían a mano para cada astronauta.

Las costureras tuvieron que trabajar sin alfileres para no correr el riesgo de agujerear el látex. El margen para las costuras era de 0,37 milímetros, el ancho exacto de la punta de una aguja. Cada milímetro de cada costura de cada capa era cuidadosamente revisado para garantizar la calidad y la seguridad de los trajes y una vez terminada cada pieza se pasaba por una máquina de rayos X para asegurarse de que no quedaba ninguna aguja perdida que pudiera romperlos.

Los trajes no dieron ningún problema durante la misión. Neil Armstrong, el primer astronauta que caminó por la luna con ellos, escribió en 1994, coincidiendo con el 25 aniversario del hito, una carta de agradecimiento a las personas que los fabricaron y la misma división de Playtex, que ahora funciona como empresa independiente bajo el nombre de ILC Dover, todavía hace los trajes espaciales de la NASA.

Foto: NASA.
Foto: NASA.

 

Tu privacidad es importante para nosotros

Utilizamos cookies propias y de terceros para analizar nuestros servicios con fines analíticos, para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación y para incorporar funcionalidades de redes sociales. Podrás cambiar de opinión y modificar tus opciones de consentimiento en cualquier momento al volver a esta web y accediendo a la página Política de Cookies.

Panel de gestión de cookies

✓ Permitir todas las cookies
✗ Denegar todas las cookies
Estas cookies son necesarias para que el sitio web funcione y no se pueden desactivar en nuestros sistemas. Usualmente están configuradas para responder a acciones hechas por usted para recibir servicios, tales como ajustar sus preferencias de privacidad, iniciar sesión en el sitio, o llenar formularios. Usted puede configurar su navegador para bloquear o alertar la presencia de estas cookies, pero algunas partes del sitio web no funcionarán. Estas cookies no guardan ninguna información personal identificable.

Cookies técnicas

✓ Permitir
✗ Denegar
Las cookies estadísticas nos permiten contar las visitas y fuentes de circulación para poder medir y mejorar el desempeño de nuestro sitio. Nos ayudan a saber qué páginas son las más o menos populares, y ver cuántas personas visitan el sitio.

Google Analytics

Ver sitio oficial
✓ Permitir
✗ Denegar
✓ Permitir
✗ Denegar
Estas cookies pueden ser añadidas a nuestro sitio por nuestros socios de publicidad/medios sociales. No almacenan directamente información personal, sino que se basan en la identificación única de tu navegador y dispositivo de Internet para ofrecerle compartir contenido en los medios sociales o para mostrarte contenido o anuncios relevantes en nuestro sitio web u otras plataformas.
✓ Permitir
✗ Denegar
✓ Permitir
✗ Denegar
Subir al principio de la página