Cinismo
Elvira Navarro
Vivo desde hace algunos años fuera de la ciudad de Madrid. Me marché harta de la locura especulativa del mercado inmobiliario, que me condenaba a alquilar, o a comprar, pisos enanos a precios desorbitados en el quinto pino. Pero irse de la capital a pueblos cercanos empieza a no salvar de nada: la especulación avanza en todas direcciones. En mi actual municipio, Alcobendas, el Ayuntamiento gobernado por el PSOE y Ciudadanos va a destruir el último suelo libre del término municipal para levantar un enorme barrio de nombre rimbombante: Valgrande. Se trata de un vasto desarrollo urbanístico de 2.174.160 metros cuadrados de extensión situado al Noroeste de Alcobendas, que limita con los pinares del Monte de Valdelatas, la Universidad Autónoma de Madrid y los campos militares de El Goloso. Este bonito valle de antiguos campos de labor es hoy una dehesa de encinas jóvenes que hace no tanto tiempo estuvo unido al Monte de El Pardo. Cualquiera que se dé un paseo por aquí puede ver la riqueza natural, menospreciada como siempre por el poder político y económico. Estas bellas lomas se destruirán para siempre en aras de la necesidad de vivienda que ese mismo poder ha provocado.
El futuro que nos espera en Alcobendas, al igual que en otras localidades cercanas a la capital, es siempre más ciudad, más densidad, mayor presión sobre las infraestructuras ya obsoletas, más contaminación, más atascos, más destrucción de medio ambiente. Para construir Valgrande, arrancarán las encinas, alterarán la topografía acabarán con la fauna y con el paisaje, y el daño será irreparable.
¿Es impepinable que una ciudad crezca de este modo? Pregunto a un amigo arquitecto y urbanista que me responde que, en realidad, se podría hacer un urbanismo distinto. Muchos barrios, tanto de Madrid como de su cinturón, podrían rehabilitarse y en algunos casos demolerse, puesto que el estado de las viviendas es muy deficiente, para volver a edificar de manera más racional y cuidadosa. Se mejorarían así muchos municipios sin necesidad de acabar con los parajes naturales con los que colindan.
El proyecto de Valgrande fue una iniciativa del PP, que gobernó Alcobendas en legislaturas pasadas. En aquel entonces el PSOE y Ciudadanos se oponían. Hoy ya no, pues sus motivos eran puramente electoralistas. Una vez más, no hay diferencias sustanciales en materia de urbanismo entre PSOE, PP y Ciudadanos. La única modificación que se ha llevado a cabo ha sido aumentar el porcentaje de vivienda protegida del 45% hasta el 55% del total de las 8.600 viviendas del proyecto. Ese 10% es, hoy por hoy, la distancia que separa a la socialdemocracia del neoliberalismo, y fue la excusa oficial esgrimida para justificar el radical cambio de parecer al hacerse con la alcaldía PSOE y Ciudadanos. Un ejemplo más de que apenas hay diferencias entre los principales partidos en lo que respecta a los problemas que nos afectan a todos.