Diez razones para evitar los bulos sobre las vacunas
Varias organizaciones sanitarias se han unido para combatir la desinformación en este campo
La desinformación es una de las principales amenazas para la vacunación. Con el fin de actuar de forma coordinada contra la cada vez mayor cantidad de bulos generados por grupos de negacionistas y reticentes que circulan en internet, ha nacido la Alianza contra los Bulos en Vacunas, a la que diversas organizaciones sanitarias se han unido para contribuir a difundir una información veraz sobre las vacunas.
Según un reciente estudio del Imperial College y la London School of Hygiene and Tropical Medicine publicado en Nature Human Behaviour, los bulos están teniendo un efecto directo sobre el proceso de vacunación contra la COVID-19. Los investigadores observaron que la población expuesta a ese tipo de contenido ve disminuir su deseo de vacunarse para protegerse en 6,2 puntos porcentuales en el Reino Unido y en 6,4 en Estados Unidos. Además, tras exponer a los encuestados a bulos de vacunas sobre la COVID-19, una cuarta parte aseguró que estaba de acuerdo con parte de los contenidos falsos o los consideró confiables. Este estudio también demuestra que los bulos más peligrosos sobre las vacunas son los que usan imágenes o enlaces que den sensación de que el contenido viene avalado por expertos en la materia.
Las organizaciones que forman inicialmente la alianza son la Asociación Española de Vacunología, la Asociación de Enfermería Comunitaria, la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos, la Escuela de Pacientes de Andalucía, el Instituto Balmis de Vacunas, el Instituto #SaludsinBulos y la Sociedad Española de Pediatría de Atención Primaria. Se espera que se sumen otras entidades en fechas próximas. La asociación ha dado a conocer también sus principios, los motivos por los que combatir los bulos contra las vacunas es importante, ahora más que nunca:
- Los bulos sobre vacunas ponen en peligro la salud de la población y, en especial, la de los más vulnerables.
- Cuando una persona deja de vacunarse porque cree que las vacunas son nocivas no solo se expone a un microorganismo que puede ser mortal, sino que pone en riesgo al resto de la comunidad.
- La eficacia y seguridad de las vacunas no están basadas en creencias sino en ciencia. Todas las vacunas disponibles han pasado las evaluaciones de las autoridades sanitarias y han tenido que demostrar que son seguras y funcionan.
- La difusión de bulos sobre las vacunas es un acto repudiable e irresponsable. Basta que una sola persona se crea el bulo y no se vacune o no vacune a sus hijos para causar un daño irreparable.
- Las redes sociales y las cadenas de mensajería instantánea pueden multiplicar el alcance de un bulo y su daño, por lo que cualquier distorsión de la realidad puede equivaler a un efecto dominó cuyas consecuencias finales son impredecibles.
- El humor es un arma de doble filo sobre las vacunas frente a la COVID-19. Si bien puede ayudar a desmontar los argumentos de las personas reticentes a las vacunas, también puede contribuir a crear un estado de opinión contra ellas. Por eso, la responsabilidad a la hora de difundir bulos se extiende a los memes.
- Se necesitan campañas de concienciación sobre los bulos en vacunas que apelen a la responsabilidad individual y que lleguen a todos los colectivos implicados.
- Los profesionales sanitarios tienen una labor fundamental a la hora de difundir información veraz sobre vacunas y contribuir a la confianza de la población en ellas, tanto en su contacto directo con el paciente como en redes sociales.
- La educación sobre los beneficios de las vacunas debe iniciarse desde edades tempranas. Un ciudadano formado en salud contribuye a una sociedad más sana.
- La tecnología debe contribuir a combatir los bulos en vacunas y la creciente amenaza que suponen los bots creados por grupos antivacunas y gobiernos autoritarios cuyo fin es desestabilizar democracias.