Los nueve rostros de la violencia online
7 de cada 10 jóvenes españoles han sufrido ‘ciberbullying’, ‘happy slapping’, ‘sexting’, ‘online grooming’ o ‘sextorsión’
Nada menos que el 75% de los jóvenes españoles han sido víctimas de algún tipo de violencia online en su infancia. Así lo indica el informe de Save the Children ‘Violencia viral’, para el que la oenegé ha entrevistado a cuatrocientos jóvenes de toda España. Ese acoso online no tiene una única forma. De hecho, es habitual que se combinen varias y puede desembocar, además, en violencia física. Otra mala noticia es que la posibilidad de reproducir y reenviar los contenidos digitales facilita que esa violencia se prolongue en el tiempo, frente al acoso tradicional, por lo general más acotado en el tiempo. Estas son las formas más graves de violencia online:
‘Ciberbullying’
El ciberacoso es la más común. Es una extensión del acoso tradicional entre menores de edad que consiste en comportamientos repetitivos de hostigamiento, intimidación y exclusión social hacia una víctima a través de mensajes, imágenes o vídeos que pretenden dañar, insultar, humillar o difamar.
Casi el 40 % de los jóvenes de la muestra dijeron haber sufrieron ciberbullying en su infancia. Se estima que, a nivel general, son más de 529.000 los jóvenes que lo han experimentado. Es un tipo de violencia que afecta especialmente a las niñas: casi la mitad de las chicas preguntadas (46,7%) la han sufrido, frente al 33,1% de los chicos.
Save the Children advierte de que este tipo de violencia se da por primera vez entre los 8 y los 9 años y de que en el 45,8% de los casos, la persona que acosa pertenece al centro escolar o al círculo de amigos. Su alcance es mayor que el del acoso tradicional debido a la viralización que pueden tener las imágenes del acoso.
“Muchos niños y niñas sufren en silencio abusos, acoso, insultos y humillaciones a través de las nuevas tecnologías. Es una violencia igual de real que la física, pero de la que no se puede huir y de la que apenas tenemos datos. Además, es una violencia que persigue a la víctima a través del teléfono móvil veinticuatro horas al día, todos los días del año. Estas situaciones causan a los niños y niñas un enorme dolor, condicionan su desarrollo y, en ocasiones, ponen en peligro su vida”, explica Ana Sastre, directora de Políticas de Infancia de la organización.
‘Happy slapping’
Consiste en la grabación de una agresión física, verbal o sexual y su difusión a través de la tecnología, en ocasiones con el objetivo de colgar contenido ‘entretenido’ o ‘divertido’ para ganar popularidad en la red.
Se estima que 76.643 jóvenes han sufrido happy slapping durante su infancia (fueron el 5,74 % de los encuestados). El 61 % de los agresores son amigos o compañeros
‘Online grooming’
Ocurre cuando una persona adulta, con la intención de involucrar a un niño o niña en una actividad de naturaleza sexual, contacta con el menor a través de internet generando un clima de confianza. Suele implicar sobornos o engaños. Se estima que afectó a 267.049 jóvenes antes de alcanzar la mayoría de edad (más del 20 % de la muestra sufrió online grooming en su infancia). Lo habitual es que suceda por primera vez a los 15 años. Casi en la mitad de los casos la persona que abusa es desconocida.
‘Sexting’ sin consentimiento
El sexting es una conducta de alto riesgo que practican los adolescentes al intercambiar mensajes o imágenes propias con contenido sexual. Cuando este material se difunde sin el consentimiento del menor de edad hablamos de sexting sin consentimiento. Se estima que casi 50.000 jóvenes lo experimentaron durante su infancia (el 3,74 % de los encuestados). Suele ocurrir por primera vez a los 14 años y en uno de cada cinco casos la persona responsable es la pareja o expareja.
‘Sextorsión’
Ocurre cuando una persona chantajea a un niño, niña o adolescente con la amenaza de publicar contenido audiovisual o información personal de carácter sexual que le involucra. Aproximadamente 43.262 jóvenes fueron víctimas de sextorsión durante su infancia (el 3,24 % de los encuestados), algo que ocurre por primera vez sobre los 14 y los 15 años. En un 25 % de los casos la persona responsable es la pareja o expareja.
Exposición involuntaria a material sexual o violento
Sucede cuando un niño o niña al realizar búsquedas en internet o descargar archivos se encuentra con material no apropiado para la infancia, como por ejemplo, anuncios de tipo sexual, videos, etcétera. Uno de cada dos menores recibe este contenido involuntariamente.
Incitación a conductas dañinas
Existen plataformas que promocionan comportamientos como la autolesión o los trastornos alimenticios. Por ejemplo, los blogs que fomentan la anorexia dando consejos y explicando a los niños y las niñas cómo dejar de comer sin que sus familiares se den cuenta.
‘Sharenting’
No es, en sentido estricto, un tipo de violencia contra la infancia, pero es cada vez más habitual que los padres y las madres expongan pública y constantemente la vida de sus hijos e hijas en internet. Esta conducta de riesgo se denomina sharenting y ocurre cuando se cuelgan fotos o vídeos de los niños o niñas en las redes. El sharenting puede desembocar en distintas formas de violencia contra la infancia.
Violencia online en la pareja o expareja
Comportamientos que se repiten durante una relación o una vez finalizada esta mediante los que uno de los miembros de la pareja pretende controlar, menoscabar o causar daño al otro. La oenegé pone el foco en ellos porque se trata de una violencia transversal que puede nutrirse de los demás tipos de violencia y que suele tener su origen en la desigualdad de género. El mundo virtual y físico están en este caso muy conectados, trasladándose los comportamientos de uno a otro.
Las cifras de posibles afectados que se infieren de los resultados del estudio son inquietantes, pero no hay una estadística oficial que permita conocer la auténtica magnitud de este fenómeno. Una de las pocas fuentes oficiales disponibles es el ‘Estudio sobre la cibercriminalidad en España’, realizado por el Ministerio del Interior en 2017, según el cual el número de denuncias por ciberdelitos contra niños y niñas ascendió a 2.286. En el 65,4% de los casos la víctima fue una niña. Respecto al perfil del agresor, los datos estatales reflejan que el 77% de las detenciones e investigaciones se centraron en hombres de entre 26 y 40 años.
Desde Save the Children insisten en que la prohibición del uso de la tecnología no es la mejor respuesta para luchar contra este tipo de delitos. “El uso de internet tiene grandes beneficios para los niños y niñas y no se debe criminalizar. Enseñar a los y las jóvenes pautas y reglas para el uso seguro de internet es la mejor forma de prevenir cualquier tipo de violencia online”, indica Ana Sastre. La educación es, por tanto, la clave para prevenir, detectar y frenar esta nueva forma de violencia contra la infancia. Para ayudar a las familias, la organización ha desarrollado materiales como la Guía de Padres y Madres, en la que se explican las claves para educar en positivo.