Mujeres directivas con estudios STEM: el liderazgo en tecnología

Carolina Moreno

Carolina Moreno

La diversidad es siempre enriquecedora y atrae el talento, pero la falta de una cultura corporativa inclusiva e integradora genera un importante desequilibrio entre hombres y mujeres que hay que resolver. Si nos centramos en el mundo de la tecnología, según el ‘Women In Business 2021’ elaborado por Grant Thornton, el porcentaje de mujeres directivas en el sector TIC es del 34%, muy por debajo de la paridad. El origen de esta desigualdad se observa en que tan solo un 20 % de los profesionales del sector TIC son mujeres, según el informe Empleo tecnológico. Navegando los indicadores en España y en la Unión Europea 2021, realizado por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI). Estos datos chocan de manera frontal con una sociedad en la que la ciencia y la innovación están más presentes que nunca. Las disciplinas TIC ya han revolucionado nuestras vidas y todos sabemos que tienen un potencial de futuro extraordinario. Derribar los muros necesarios para dar mayor peso, voz y liderazgo a las mujeres en el ámbito tecnológico se ha convertido en una urgencia.

El debate sobre la igualdad real entre hombres y mujeres a nivel laboral lleva mucho tiempo sobre la mesa. Aunque la concienciación, así como las iniciativas y acciones concretas para promover la diversidad de género se han multiplicado por parte de compañías y entidades públicas (modalidades de trabajo flexible, igualdad de oportunidades, cultura inclusiva, acciones de mentoring o coaching, etcétera), la realidad es que las cifras siguen siendo demoledoras. Según Grant Thornton, a nivel global, solo de tres cada diez puestos directivos estaba ocupados por mujeres en 2021. Esto es solo 1 punto más que el dato del año anterior, ratificando una realidad evidente: la mujer avanza en el plano directivo, pero lo hace de forma muy lenta e irregular. No es suficiente.

Esta desigualdad se ve alimentada, también, por el escaso número de mujeres que inician carreras tecnológicas. Yo he sido testigo de esta realidad en primera persona. En mi época de estudiante de Ingeniería, el número de mujeres era prácticamente testimonial. Sin duda, los ratios ahora son diferentes. En el curso 2019-20 hubo 67,4% de hombres y un 32,6% de mujeres en carreras tecnológicas, según el ‘Estudio STEM en España y participación de la mujer’ publicado por la Universidad de Comillas el pasado diciembre. En el cómputo global de estudiantes universitarios, las mujeres (55,3%) son mayoría frente a los hombres. En el caso de las carreras STEM, las mujeres representan solo un 7,9% del total de estudiantes universitarios. Sin duda fallamos desde la base, las jóvenes estudiantes siguen sin seleccionar carreras tecnológicas, los esfuerzos realizados hasta la fecha no han dado los resultados esperados. 

Por lo tanto, nos enfrentamos a dos retos diferentes en distintos puntos del ciclo de vida de las mujeres. En la fase inicial, en la que los estereotipos sociales y culturales vinculados al género son más que palpables, las ramas relacionadas con los estudios STEM siguen teniendo una aplastante mayoría de hombres. La falta de vocaciones femeninas en este ámbito es un problema, además de por cuestiones de inclusión educativa o de necesidad de capital humano, también porque la presencia de mujeres en este tipo de profesiones permitirá mayor diversidad de ideas en aquellos aspectos relacionados con la innovación, la creatividad y la competitividad.

Y, por otro lado, la evolución profesional de las mujeres. Si bien no hay una única razón por la que sea menos probable que las mujeres ocupen puestos directivos en compañías tecnológicas, es posible que los roles emergentes estén obstaculizados por las culturas de entidades en las que aún existen prejuicios heredados del pasado que todavía no se han erradicado. Esto no ayuda al acceso de las mujeres a promociones en igualdad de condiciones e impide que esas organizaciones aprovechen al máximo el talento de liderazgo que tienen. No facilitar la promoción de las mujeres desde posiciones iniciales a posiciones de liderazgo por temas tan recurrentes como la maternidad y/o la conciliación son solo algunos ejemplos de la realidad que nos rodea.

El escenario actual indica que la creación de empleo en el sector tecnológico en España y en todo el mundo sigue siendo extraordinaria. Según la Agenda España Digital 2025, uno de los objetivos pasa por aumentar a corto plazo el número de especialistas TI –en IA, ciberseguridad o datos– en aproximadamente 20.000 nuevos puestos.

No debemos dejar pasar la oportunidad de aprovechar esta tracción del sector, su dinamismo y proyección para inspirar a las niñas y jóvenes actuales a que no tengan miedo a lanzarse al estudio de carreras tecnológicas. Para lograrlo, tendremos que centrar nuestros esfuerzos en las dos fases que mencionaba anteriormente. La inicial, mediante una educación igualitaria en la que la innovación y la ciencia tengan un papel importante, eliminando estereotipos construidos alrededor de la tecnología y motivando a los jóvenes para que elijan libremente el futuro profesional que deseen. Y en la fase de madurez empresarial, aportando al mundo laboral mejoras y asentando buenas prácticas en el plano de la conciliación y la flexibilidad. Estas medidas deben estar acompañadas de una igualdad de oportunidades para hombres y mujeres que se materialice en esos planes de igualdad que son tan necesarios en todas las empresas. Por otro lado, dar más visibilidad a referentes inspiradores femeninos y mujeres en puestos de responsabilidad en el campo de la transformación digital, tecnología o ciencias ayudaría también a equilibrar la balanza.

Las niñas y jóvenes del presente son las profesionales TI y directivas del futuro. Ayudémoslas a creer en sí mismas, a enfocarse hacia aquello en lo que están mejor capacitadas y, sobre todo, dejemos atrás los estereotipos y divulguemos la realidad actual de un sector emocionante, dinámico y lleno de nuevas oportunidades.

Carolina Moreno es vicepresidenta de ventas para EMEA y directora general para el sur de Europa de Liferay.

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