¿Por qué nos gusta pasar miedo?
El que disfrutemos de las pelis de terror tiene explicación científica
Hoy llega a los cines, cuarenta años después del estreno de la primera película, La noche de Halloween. En Estados Unidos ha sido todo un éxito y seguro que aquí también funciona bien en taquilla. Los films de terror, con sus sustos y sus personajes aterradores, son uno de los géneros favoritos del público. Pero, ¿qué es lo que nos empuja a querer pasar un mal rato?
La ciencia apunta a que la respuesta está en las emociones que ese miedo nos provoca. Nuestro cuerpo reacciona ante las emociones. Al sentirnos asustados, el sistema límbico se activa produciendo adrenalina y dopamina, dos neurotransmisores que nos proporcionan una sensación de euforia tras el mal rato.
Por supuesto, solo es posible disfrutarlo en determinadas circunstancias. La diferencia entre sentir autentico terror y disfrutar pasando miedo reside en el contexto. Nos asustamos de verdad cuando sabemos que la experiencia es real. Solo si somos conscientes de que nos encontramos en un entorno seguro podemos disfrutar de la sensación. En el fondo, sabemos que estamos a salvo.
Las dos explicaciones principales que la ciencia propone a ese deseo de la gente de querer pasar por experiencias negativas (que sabemos que no son reales y la reacción hormonal con efectos positivo al desencadenante negativo) implican en cierta forma la asunción de que no podemos experimentar emociones negativas y positivas a la vez. Pero un experimento que llevaron a cabo dos profesores de las universidades de Berkeley y Florida hace unos años indica que esto no es del todo exacto. Su teoría es que en realidad la gente experimenta ambas cosas de forma simultánea. Por tanto, no se trataría tanto de que la gente sienta alivio cuando ya no existe la amenaza. Es más, aseguran que el momento de más placer es también el de más miedo.
Otra aproximación, esta de tipo más psiquiátrico, propone que el miedo nos ayuda a distraernos de los problemas de la vida, lo que puede resultar positivo. En el momento en el que tenemos miedo estamos en alerta máxima y no nos preocupamos por otras cosas: problemas en el trabajo, líos familiares, de pareja, etcétera.