Adolescente, feliz y, además, transexual
Hablamos con Ekhiñe Etxeberria, directora de ‘Mikele’, el relato en primera persona de una joven ‘trans’
Mikele va a cumplir 18 años y vive con su familia en Huarte, una pequeña localidad navarra cercana a Pamplona. Está, como todos a su edad, en proceso de convertirse en adulta y encontrar su lugar en el mundo. Aunque en su caso se da una circunstancia que puede complicar esta ya de por sí tumultuosa etapa, y es que Mikele es transexual. Ekhiñe Etxeberria grabó durante varios meses su día a día con familia y amigas. El resultado es un documental que se proyecta esta semana en DocumentaMadrid.
Ekhiñe y Mikele son del mismo pueblo. Sus familias son amigas y ellas se conocen de toda la vida, desde que la segunda se llamaba Mikel. “Recuerdo el día en el que mi madre me dijo que había que empezar a llamarla Mikele”, cuenta Etxebarria. “Me sorprendió un poco, pero seguí con mis cosas. Más adelante su prima me contó que había empezado con bloqueadores. Me chocó un montón, porque ahora no sé, pero antes en los institutos nos hablaban poco o nada de transexualidad. Y si lo hacían era de la transexualidad en la edad adulta. Me sorprendió que ella empezara tan pequeña”.
Años después, y tras pasar por la escuela de cine, decidió contar su historia, que aunque no se puede decir que haya sido un camino de rosas, lo cierto es que no tiene el dramatismo de otros casos de niños o adolescentes transexuales. “Cuando me propuse hacer el documental quedé con Mikele y su familia para explicarles lo que quería hacer y que ellos me contasen de primera mano cómo había sido el proceso. Salí de allí diciéndome: no tengo historia. Por una parte me alegré de que Mikele estuviese tan bien, pero me quedé bloqueada. Estuve dos días dándole muchas vueltas y de repente me di cuenta que tenía una historia increíble. Sin restarle importancia a los conflictos que puede generar una situación así, creo que contar historias positivas ayuda a la gente a seguir luchando. Ser transexual no es un problema, el problema es la sociedad que no lo sabe entender”.
De momento Mikele ha vivido una existencia protegida en Huarte. Su familia la apoya, en el instituto es una más y tiene su pandilla de amigas. Pero es consciente de que no todo el mundo en su situación tiene esa suerte. Y sabe que el futuro puede ser más duro. “Ahora empieza a salir y a conocer gente. Además quiere estudiar cine y para eso tiene que irse del pueblo. También le preocupan las etiquetas, teme que la clasifiquen como transexual, porque ella es mucho más. Es una chica alegre, abierta, creativa y, sí, transexual, pero eso es solo una parte de quien es”.
El documental combina el estilo observacional con vídeos en primera persona en los que la protagonista habla a cámara. Cuando rodaron tenía 16 años. No dejaba de ser una niña exponiendo cuestiones tremendamente personales, sorprende lo extrovertida y desenvuelta que parece. “Yo ya la conocía, pero las chicas del equipo no. Al final no hubo ningún problema, enseguida las abrazó y se puso a hablar con ellas. Luego fuimos a ver a su cuadrilla y lo mismo, como si no estuviésemos ahí. Creo que ayudó que fuéramos un equipo solo de mujeres. Ayudó mucho a crear un ambiente de tanta confianza y que ellas se sintiesen cómodas”.
El objetivo de Ekhiñe Etxeberria es ahora llevar su documental a las aulas, a escuelas, institutos y a centros culturales. “El documental no trata sobre sexualidad, habla de los prejuicios sociales, que es algo en lo que más gente puede verse reflejada”, explica.
