La danza y el papel de las mujeres en la gestación de las vanguardias
‘La bailarina del futuro’ repasa la vida de siete pioneras de la danza moderna
Libertad de movimiento, transgresión, experimentación sin miedo al que dirán. La nueva exposición La bailarina del futuro de Fundación Telefónica repasa el papel protagonista de la mujer en la historia de la danza moderna. Siete coreógrafas y bailarinas que rompieron con el contexto social y cultural de la época (principios del siglo XX), y marcaron un antes y un después en la forma de concebir la danza: Isadora Duncan, Loie Fuller, Joséphine Baker, Tórtola Valencia (la única española), Mary Wigman, Martha Graham y Doris Humphrey.
“En una sociedad en la que las mujeres todavía llevaban corsé surgieron figuras como Isadora Duncan que bailaba desnuda, solamente con una túnica y con movimientos que expresaban libertad, libres como la naturaleza”, explica María Santoyo, comisaria de la exposición junto a Miguel Ángel Delgado.
“Fueron perfectamente conscientes de lo que aportaban y gozaron de ese reconocimiento”, asegura Iris Albizu, experta en teoría de la danza. “De repente vemos a una bailarina descalza, fuera la rigidez del rostro imperante hasta entonces, la incorporación de músicas que no estaban pensadas para la danza, ideas como el desequilibro y ‘jugar’ con la gravedad, la importancia de la iluminación, etcétera”.
Cada una de ellas aportó cosas distintas, a menudo, contrapuestas. Delgado apunta, por ejemplo, que mientras Duncan pertenecía a un círculo más culto y tenía formas más clásicas, Josephine Baker era “exotismo, el jazz, lo popular”. Tórtola Valencia es recordad por su famoso ‘El baile de la serpiente’, del que puede disfrutar el visitante. También se destacan “la vinculación con la ciencia de Loïe Fuller” o “el expresionismo de Mary Wigman”. Marta Graham, “la gran coreógrafa del siglo XX, deja el método por el que desde entonces tienen que pasar y ‘sufren’ todos los aspirantes a bailarines”. Por último, las “leyes del cuerpo y el pensar más en el grupo que en el individuo” forman parte del legado de Doris Humpfrey.
La retrospectiva incluye artículos, fotografías, carteles y vídeos de la época así como una recreación de sus movimientos a cargo de la también bailarina Agnès López Río. Una exposición para los cinco sentidos. Al tratarse de una experiencia muy escénica, el diseño ha sido fundamental.
Su comisaria asegura que, frente a lo que muchos puedan pensar, “la danza no es elitista; expresa las inquietudes de cada momento histórico”. Las notas de la época de estas siete profesionales e intelectuales aportan, por ejemplo, nuevas definiciones de la mujer.
La bailarina del futuro retrata un momento de inflexión para la danza y las vanguardias del siglo XX, protagonizado, además, por mujeres. “En pleno siglo XXI siguen ganando los hombres. Parece que la danza está vinculada a lo femenino y sí que hay muchas bailarinas, más que hombres, pero en el ámbito profesional los géneros se reparten al 50% y en los cargos de poder, en general, prevalece lo masculino, así que imaginaos la valentía de estas mujeres en aquella época”, destaca basándose en su propia experiencia Agnès López Río.
