¿Y cuánto de retrato generacional? Julia es una de tantos jóvenes que de repente se dan cuenta de que quizá la felicidad no esté en la estabilidad, que es lo que nos habían contado.

Quería reflejar a esas mujeres  entre los 25 y los 35 años que, afortunadamente, y no desde hace tanto, podemos elegir cómo queremos vivir. Somos una generación que todavía creció arrastrando las ideas que les inculcaron a nuestras madres y que ellas nos transmitieron: que una mujer solo está completa si se casa, tiene hijos y un trabajo estable. Todavía exige un poco de valentía tomar otros caminos que son igual de válidos y pueden hacerte feliz.

Los personajes parecen bastante perdidos. Pero ¿no es estar un poco perdido algo casi inherente a la juventud?

Sí, de hecho, el libro favorito de los dos protagonistas es El guardián entre el centeno, porque se sienten identificados con Holden. Aunque son ya teóricamente adultos, hoy en día todo se ha retrasado. Los 30 son los nuevos 20, y se plantean ahora cuestiones que a lo mejor la generación anterior se planteaba a los 20. Creo que cierta incertidumbre no es mala. Si simplemente nos dejamos llevar, podemos acabar viviendo una vida que a lo mejor no es la que queremos. A veces una crisis es necesaria para hacer que pares, te replantees las cosas y cambies de dirección si crees que eso te va a hacer más feliz.

Escribes, diriges, editas e incluso actúas en la película. Algunos directores escriben y hacen cameos, pero que también monten es más inusual. ¿Era una forma de mantener control total del resultado?

Tenía claro que quería dirigirla y también escribirla, porque la historia se me ocurrió a mí y me era muy cercana. Pero quise que los actores intervinieran en el proceso. No en la creación de la estructura y la trama, pero sí a la hora de terminar de definir a los personajes y en los diálogos. Les pedí que usasen sus propias palabras. En cuanto al montaje, es algo que fue surgiendo. Al principio quise hacer un premontaje porque, como había muchas improvisaciones, el proceso de edición suponía prácticamente la mitad de la historia. No descartaba que después alguien tomase los mandos para hacer el montaje definitivo, pero a medida que iba avanzando fui sintiéndome cómoda. También confié bastante en montadores cercanos que iban dándome feedback, y llegó un punto en el que la película ya estaba editada.

Los protagonistas en realidad no son actores, se dedican a otras cosas. ¿Ventajas e inconvenientes de trabajar con actores amateur?

Hay ciertas cosas que los actores tienen muy claras y ellos no. A veces era complicado cuadrar los horarios porque tenían otras obligaciones. También se les hacía duro estar tantas horas metidos en el personaje. La manera de trabajar en el cine sorprende y para ellos era la primera vez. Aun así, me quedo con las ventajas. Trabajar con actores es fantástico, pero en este caso quería no profesionales porque aportan mucha frescura y naturalidad. Cuando escribía el guión ya pensaba en ellos, realmente fueron mi inspiración para crear los personajes.

El dossier de prensa de la distribuidora dice que el preestreno ha sido bajo demanda y que la exhibición se hará bajo una fórmula de “distribución sostenible”. ¿Qué es eso exactamente?

Ellos creen que la distribución de la película no tiene que concentrarse solo en el primer fin de semana. Hay cinco copias (una en Valencia, otra en Madrid, dos en Barcelona y una en Palma) y no se descarta que después del lanzamiento de ahora otras salas la proyecten más adelante. También le dan importancia a la visibilidad que pueda conseguir en ciclos, festivales, pases bajo demanda, etcétera. Se trata, en definitiva, de que la película se siga moviendo. Screenly es una plataforma parecida a Verkami, pero para entradas de cine. Funciona más o menos igual: los distribuidores, los productores o incluso los propios espectadores proponen un evento y si un número determinado de asistentes compra una entrada, se proyecta la película. Particularmente me gusta haber hecho así el preestreno. Es una manera de apostar por nuevas fórmulas. Hoy en día ir al cine no es la única forma de ver una película y no hay que dar la espalda a ninguna plataforma.

¿Qué te parece la petición de CIMA (la Asociación de Mujeres Cineastas) en Cataluña de que el 40% de la financiación pública se destine a proyectos liderados por mujeres?

Precisamente el otro día leía un informe de CIMA que decía que solo el 20% de las películas estrenadas en 2015 habían sido dirigidas por mujeres. Es curioso, se supone que el mundo de la cultura y el arte están en la vanguardia de los cambios, pero todavía cuesta ver mujeres en ciertos puestos. Es necesario que haya directoras y guionistas femeninas, porque a través del cine se puede conseguir que las cosas avancen. La mitad del mundo somos mujeres, y que la mayoría de películas hayan sido concebidas por hombres no es representativo. Los hombres suelen contar las cosas desde el punto de vista de un hombre, y las mujeres desde el suyo. Igual que alguien de 60 años las contará desde su perspectiva, y un veinteañero lo hará a su manera. Es importante que se muestren distintas maneras de entender el mundo. Si se supone que el cine refleja la realidad, lo que estamos viendo es mentira.

¿A qué mujeres del cine español no deberíamos perder de vista?

A parte de las de siempre hay una nueva generación de mujeres que están aportando mucho. Me gustó mucho Requisitos para ser una persona normal, de Leticia Dolera, y La novia, de Paula Ortiz. Ingrid García Jonsson e Irene Escolar son dos actrices que están haciendo cosas muy interesantes.